Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867-Madrid, 9 de octubre de 1932) fue una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española perteneciente a la Edad de Plata.

Conocida como Colombine, también firmó con otros seudónimos como «Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela». Perteneció a la generación del 98 y se la considera la primera periodista profesional en España y en lengua castellana por su condición de redactora del madrileño Diario Universal. También está considerada como la primera corresponsal de guerra.

En 1883, con dieciséis años y en contra del consejo paterno, se casó con Arturo Álvarez y Bustos, un bohemio pintor y periodista, doce años mayor que ella. Este era hijo de Mariano Álvarez y Robles, gobernador civil de Almería, quien además tenía en propiedad la empresa tipográfica que imprimía el principal diario de la capital. Esto permitió a Carmen familiarizarse con el mundo de la prensa desde joven, colaborando en distintos aspectos de la impresión. Publicó sus primeros artículos en la revista satírica Almería Bufa, que dirigía su marido.​ En junio de 1895 obtiene la titulación de maestra de Enseñanza Elemental Primaria y en 1898 la de Enseñanza Superior, en Madrid. En 1901 obtiene plaza mediante oposición en la Escuela normal de Maestras de Guadalajara

A partir de 1902 colaboró con el periódico El Globo, en el que escribía una columna titulada Notas femeninas, que analizaba asuntos como ‘La mujer y el sufragio’ o ‘La inspección de las fábricas obreras’. En 1903, Augusto Suárez de Figueroa fundó el Diario Universal y la contrató para llevar una columna diaria titulada Lecturas para la mujer, bajo el seudónimo de «Colombine», sugerido por el propio editor. Era la primera vez en España que una mujer fue reconocida como periodista profesional. En su columna Carmen de Burgos trataba de modas y modales pero introducía ideas que ya se estaban popularizando en otros países europeos. Hizo campaña para que se legalizara el divorcio, lo que le valió la admiración de Giner de los Ríos y Blasco Ibáñez, pero ataques por parte de la Iglesia y de los sectores conservadores que buscaron desacreditarla. En 1905 consiguió una beca del Ministerio de Instrucción Pública para estudiar los sistemas de enseñanza de otros países, y viajó durante casi un año por Francia, Italia y Mónaco

En 1907 fue admitida en la Asociación de la Prensa de Madrid, junto con Consuelo Álvarez Pool, Violeta.

A finales de 1906 retomó su labor docente y periodística y lanzó una campaña en el Heraldo de Madrid a favor del sufragio femenino con una columna titulada «El voto de la mujer». A su regreso de Francia, creó una reunión semanal denominada ‘La tertulia modernista’, a la que acudían escritores, periodistas, músicos, artistas plásticos, poetas y artistas extranjeros de paso por Madrid.

En 1911 es nombrada profesora de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, trabajo que compagina con dar clase a personas ciegas y sordomudas.Tras la Guerra Civil y la victoria del régimen franquista, su nombre fue incluido en la lista de autores prohibidos y sus libros desaparecieron de las bibliotecas y las librerías.

 

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