Los bulos anti-refugiados
¿Fuentes de enfermedades, criminalidad, terrorismo o problemas para las cuentas del Estado? Expertos alemanes desacreditan los rumores vertidos sobre los refugiados. «No hay en modo alguno evidencias» que demuestren «la existencia de una amenaza terrorista» entre ellos, dice Marcel Dickow, investigador del Instituto Alemán para la Seguridad. «No, no se han dado más robos en comercios; y no, no se han dado más asaltos a hogares», dice la Policía de un distrito alemán que ha acogido a 2.000 refugiados en respuesta a los rumores
Vivimos en la era de la información. Pero en ésta también abunda la desinformación. Alemania, pese a ser el país de la Unión Europea que mejor ejemplo está dando en materia de acogida de refugiados —sólo este año se esperan cerca de un millón de solicitantes de asilo en suelo germano—, no escapa a los bulos sobre las miles de personas que huyen de la guerra y la miseria de sus países de origen. De hecho, hay en marcha un proceso de estigmatización contra los refugiados. Los bulos, extendidos en los foros más xenófobos y los que no lo son tanto, son muchos: fuentes de enfermedades, criminalidad, terrorismo, problemas para las cuentas del Estado, la expansión del Islam.
Hay voces y datos que combaten estos argumentos contra los refugiados y migrantes cargados de inconcreciones y manipulaciones.
«Peligro» de enfermedad
El Instituto Robert Koch (RKI), institución federal germana con sede en Berlín responsable del control y la prevención de enfermedades, ha señalado recientemente que el «peligro» de que los refugiados traigan enfermedades de sus países de origen es pequeño. No hay motivo para preocuparse, según los expertos, pero hay quien quiere sacar otras conclusiones.
Así, en el Rheinische Post, periódico editado en Düsseldorf —la capital del populoso Land Renania Norte-Westfalia (oeste germano)— y uno de los diarios regionales más importantes de Alemania, se ha apuntado que «puede ser que los refugiados traigan algunas enfermedades de sus países de origen».
Este tipo de afirmaciones, en boca de los responsables del xenófobo Partido Nacional Demócrata de Alemania (NPD), formación de inspiración neonazi que cuenta con un escaño en el Parlamento Europeo, son sinónimo de peligro inminente. «La inmigración y las demandas de asilo masivas implican el riesgo de que se importen enfermedades presuntamente mortales», según Ronny Zasowk, líder del NPD en Brandenburgo (este germano).
Para el doctor Heinz-Jochen Zenker, presidente de la delegación en Alemania de Médicos del Mundo, pensar como Zasowk es, más que «exagerado, un sinsentido». Aunque, según ha explicado al diario berlinés Die Tageszeitung este septuagenario con un cuarto de siglo de experiencia como médico en Bremen (noroeste), los refugiados son objeto de «exageraciones y prejuicios en otras áreas», como «la criminalidad».
Asociar refugiados y criminalidad
Zasowk, por ejemplo, es de los que no duda en asociar la venida de inmigrantes y refugiados con un eventual aumento de la criminalidad. Esta percepción, sin embargo, no ha de ser una creencia exclusiva de la ultraderechistas y neonazis. De no ser así no abundarían los ejemplos recientes de autoridades policiales que estos días ponen empeño en informar para acabar con este tipo de bulos. «La policía dice que no hay estadísticas que prueben que hay más criminalidad entre los inmigrantes que en otros colectivos», recuerda en declaraciones a eldiario.es Claudia Walther, investigadora y responsable del área de Inmigración en la Fundación Bertelsmann.
En este sentido, la policía del distrito de Vorpommern-Greifswald, en el Land del noreste germano de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, ha negado a través de las redes sociales toda asociación de refugiados y criminalidad.
«El distrito ha acogido 2.000 refugiados» y «no, desde entonces no se han dado más robos en comercios; no, desde entonces no se han dado más asaltos a hogares; no, desde entonces no se han dado más robos de bicicletas» y «no, desde entonces no ha habido más apuñalamientos ni violaciones».
En Duisburgo (oeste), donde viven medio millón de personas, se ha escuchado al portavoz de la Policía, Joachim Wawreniewski, apuntar que en esa ciudad «no se ha observado que la criminalidad haya crecido desde la llegada de los refugiados». Incluso en regiones donde sí ha crecido la comisión de actos delictivos desde la llegada de demandantes de asilo, este fenómeno «no debería llevar a que se ponga bajo sospecha o se difame a nadie», según han indicado las autoridades policiales de Brunswick, ciudad de Baja Sajonia (centro) en la que viven unas 250.000 personas.
Si existe más criminalidad con la llegada de los refugiados, no debe perderse de vista que este fenómeno puede deberse a la violencia xenófoba, al alza en Alemania pese a la acogida generalmente favorable que están recibiendo los refugiados. Según la organización de defensa de los refugiados PRO ASYL, sólo el año pasado hubo 256 manifestaciones contra los demandantes de asilo. En 2014 se registraron también 153 ataques contra residencias de refugiados, el triple que en 2013. Además, el año pasado se contaron 77 agresiones físicas contra asilados.
«Hay dos realidades, por un lado hay una sociedad alemana muy solidaria, pero por otro lado sigue creciendo la violencia racista, la xenofobia, el movimiento Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente, ndlr.)», apunta a este periódico Karl Kopp, responsable de asuntos europeos en PRO ASYL.
La creencia de los terroristas infiltrados
La amenaza contra la seguridad no parece algo que tenga tanto que ver con la llegada de los refugiados en sí, sino con la reacción de las sociedades de acogida. En este sentido, resulta paradigmático una de las ideas más extendidas contra la llegada a los refugiados: la supuesta infiltración de terroristas entre ellos. En España, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz no descartó «la posibilidad» de que entre los cientos de miles de personas que huyen de sus países con dirección a Europa, hubiese yihadistas del Estado Islámico. El vicesecretario del Partido Popular, Javier Maroto, fue más allá para asegurar que podría haber miembros del ISIS que «que cualquier día ponen una bomba en nuestras ciudades».
Poco después la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría desacreditó ambas afirmaciones: «Precisamente huyen del terror», afirmó.
Los expertos apoyan este último argumento y destacan la falta de evidencias para realizar tales acusaciones. «Si hay amenaza terrorista, no es porque la gente venga a Alemania, sino porque aquí tenemos a gente radicalizada, al igual que en otros países europeos, que tal vez pueda tratar de influenciar a los refugiados», dice a eldiario.es Marcel Dickow, investigador del Instituto Alemán para la Política Internacional y de Seguridad.
«No hay en modo alguno evidencias» que demuestren «la existencia de una amenaza terrorista» por la venida de los demandantes de asilo, agrega este investigador. Aún así, resulta recurrente en el discurso mediático la asociación de terrorismo y refugiados. De ahí que el Tagesschau, el informativo de televisión con más audiencia en el país, se preguntara recientemente: «¿Terroristas entre los refugiados?».
«Los hay que piensan que hay gente del Estado Islámico recibiendo asilo en Alemania, pero yo estoy convencida de que la amplía mayoría está huyendo de la guerra, y que espera vivir una vida normal y en paz», según Walther, la investigadora de la Fundación Bertelsmann. El mismo convencimiento muestra Karl Kopp, el responsable de PRO ASYL.
«Ésta gente no son terroristas, sino gente que huye del terrorismo del Estado Islámico», señala Kopp en una conversación telefónica con este periódico desde la isla griega de Lesbos, en cuya costas naufragó hace unos días una embarcación dejando al menos 40 desaparecidos. PRO ASYL es precisamente de las organizaciones que más está luchando para enfrentar «hechos» y «prejuicios» sobre los refugiados.
Un ‘peligro’ para el Estado social
Prejuicios, como esa otra idea según la cual «los inmigrantes ponen en peligro el estado social alemán», una afirmación que en PRO ASYL ven «falsa», pues «las personas que no tienen pasaporte alemán pagan, de media, 3.300 euros más cada año en impuestos». Además, «no deberíamos olvidar que Alemania tiene un enorme problema demográfico: el país envejece y no tenemos suficiente mano de obra», recuerda Walther. «La mita de los refugiados tienen menos de 25 años, una edad en la que puede formarse a nivel académico o a nivel profesional», concluye esta investigadora.
Salvador Martínez Mas – Berlín PUBLICADO EN http://www.eldiario.es/desalambre/bulos-anti-refugiados_0_447955420.html