Los consensos van a ser imprescindibles entre los dos partidos, y entre los dos tienen la enorme tarea de rebajar la polarización que Trump llevó a sus extremos más dramáticos

El mundo entero respira tranquilo tras el anuncio de la victoria de Joe Biden en las elecciones en Estados Unidos. La mayoría de dirigentes mundiales, incluso algunos de aquellos que en su momento estrecharon alianzas con Trump, ya han reconocido públicamente la victoria del candidato demócrata. Sigue sin hacerlo Donald Trump, que ha dedicado el fin de semana a jugar al golf, mientras por las principales ciudades del país se sucedían las manifestaciones festivas por su derrota.

Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, ya han anunciado que se ponen a trabajar en sus prioridades, empezando por el control de la pandemia, que tiene en Estados Unidos también las cifras desbocadas, economía, cambio climático, lucha contra el racismo. Estas son otras de las cuestiones que les van a tener ocupados. Pero atravesándolas a todas ellas está la necesidad de reconstruir anímica y emocionalmente a un país completamente dividido en dos. El número de votos a cada uno de los candidatos así lo demuestra.

Va a tener que hacer Biden un serio esfuerzo, no para atraer, pero sí para ofrecer y convencer, a los 70 millones de estadounidenses que pensaron que la opción de Trump era la buena, y este trabajo no va a ser fácil. Le debería ayudar el Partido Republicano, algunas de cuyas figuras se han distanciado del actual presidente, pero es el partido entero el que debe pensar también qué quiere ser, qué quiere hacer, teniendo en cuenta, además, que va a mantener la llave en el Senado.

Los consensos van a ser imprescindibles entre los dos partidos, y entre los dos tienen la enorme tarea de rebajar la polarización que Trump llevó a sus extremos más dramáticos. No va a ser fácil.

Esas imágenes virales de Nueva York o de Washington, con miles de personas en las calles, con los cláxones sonando, canciones y hasta fuegos artificiales, son sólo las imágenes de una parte de Estados Unidos. Ese país es mucho más grande y la brecha entre las ciudades y el mundo rural, cuyas imágenes no vimos, es otro de los grandes obstáculos que va a tener que salvar Biden.

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