Por una nueva red progresista global
La llegada de Biden a la Casa Blanca abre la posibilidad de crear un marco de gobernanza progresista internacional
No ha habido ninguna Internacional Populista de extrema derecha, aunque Steve Bannon lo intentó, sin éxito. Pero se han reunido, se han apoyado y se han copiado entre ellos. Hay, por otra parte, una red conservadora. La llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca, y cuando la predominancia del neoliberalismo puede estar tocando a su fin, abre la oportunidad de retomar un viejo proyecto, la de un movimiento global progresista, bajo nuevas formas. Ante la desaparición de hecho de la Internacional Socialista, por algo así abogaba en 2011, ya como ex presidente de Brasil, Lula da Silva. Más que una internacional a la antigua usanza, se trata de generar una red. Puede apoyar a algunos en la oposición, y aportarles nuevas ideas. Pero necesita de dirigentes al frente de Gobiernos importantes. ¿Quién, sino Biden? Aunque por ahora el presidente electo de EE UU parece más interesado en sacar adelante su G10 o D10 de grandes democracias, aunque la defensa de la democracia, en peligro, sea una prioridad también para el progresismo.
Hubo un intento con Bill Clinton en la Casa Blanca, Tony Blair en el poder en Londres, que luego en parte continuó con Barack Obama, y a cuyas reuniones asistió en algunas ocasiones Rodríguez Zapatero, entonces presidente del Gobierno de España. El esfuerzo seguía capitaneado por laboristas británicos más bien partidarios de la entonces llamada Tercera Vía, a la que, en parte, tras el desastre (anunciado) de Jeremy Corbyn, intenta volver el nuevo líder laborista británico Keir Starmer. Las ideas y las reuniones se impulsaban desde Policy Network un centro británico que sigue activo en publicaciones y la red de gobernanza progresista (Progressive Governance Network) con cumbres desde 1999, aunque los británicos, también los laboristas, han perdido peso en casi todo con el Brexit. Se trataba sobre todo de una cooperación progresista transatlántica, incluida América Latina. Aunque figura obligada es ahora Jacinta Arden, tras su decisiva victoria laborista en las recientes elecciones en Nueva Zelandia.
También los socialdemócratas alemanes impulsaron y financiaron la reflexión internacional en torno, entre otras, a la idea de la «buena sociedad». Pero han abandonado este papel. Un think tank de Berlín, llamado Das Progressive Zemtrum intenta recuperar la bandera que intenta mantener a duras pena la fundación socialdemócrata Friedrich Ebvert Stiftung. El PSOE, debido a algunos escándalos y falta de fondos se quedó sin su fundación propia, generadora de ideas. Estas se elaboran desde la administración.
Con excepciones, los socialistas han ido perdiendo fuerza en Europa y en el mundo. La socialdemocracia está en crisis, y sin incorporar al mundo, o al menos a una parte de él, de los demócratas estadounidense, la idea de una Internacional Progresista, o al menos de una red global en ese sentido, quedaría coja. Debe englobar un abanico más amplio y más actores, que podrían ir desde Biden -(veremos cómo responde a la izquierda de su partido que en parte le ha aupado al poder) hasta Emmanuel Macron entre los moderados (hay un macronismo progresista, pero molesto con los gestos autoritarios del presidente francés). Y por el otro lado, otros movimientos, sin caer en los populismos o radicalismos. Difícilmente convivirían en un marco así el PSOE y Podemos, dadas sus diferencias en afinidades. También habría que sumar movimientos ciudadanos y del tercer sector, pues los partidos han perdido fuerza, y, también en esto, hay que avanzar hacia organizaciones multinivel y multi-actores.
La línea de separación entre los problemas nacionales y los globales se ha difuminado, como ha quedado claro con la pandemia. La idea de un nuevo contrato social global, que incorpore el acceso a y el impacto de la revolución tecnológica, se va abriendo paso, incluso en foros no ideológicos como el G20. Pero los progresistas andaban demasiado callados a nivel transatlántico y global. Quizás Biden sirva para activarlos, aunque solo sea dando ejemplo. Se le espera