EL PARO Y LOS CONTRATOS BASURA NO SON “NORMALES”
La explicación que la Ministra de Empleo ha ofrecido sobre los malos datos del paro registrado correspondientes al pasado mes de octubre es inaceptable. “Es normal”, ha declarado Fátima Báñez ante unas estadísticas oficiales que desmienten la propaganda gubernamental sobre la “recuperación de la economía y el empleo”, y que reflejan un aumento del paro y de la precariedad en las contrataciones.
La referencia a la “normalidad” por parte de Báñez responde a una intención que va más allá del discurso electoral. Se trata de una estrategia de fondo. El Gobierno del PP y la derecha de Ciudadanos pretenden convencer a la ciudadanía española de que los altos niveles de paro son poco menos que inexorables, y de que la profusión de contratos basura constituye el precio inevitable a pagar por quienes quieren encontrar empleo. En definitiva, que hay que elegir entre paro y precariedad o, dicho de otra manera, entre empleo y dignidad.
En realidad, los datos de paro y de precariedad en nuestro mercado laboral no son “normales”, sino extraordinariamente anómalos y preocupantes. No hay un país de nuestro entorno europeo que sufra nuestros niveles de desempleo, de explotación laboral y de pobreza vinculada al paro y la falta de cobertura social a los desempleados. Esta situación no es “normal”. Ni siquiera es admisible. Y comienza a ser insostenible.
Los datos de paro registrado en el mes de octubre son muy negativos. El paro creció en más de 82.300 personas (2,1%), alcanzando los 4.176.000 desempleados. Este mes de octubre fue peor que el mes de octubre de 2014, en el que el paro creció en 79.000 personas (1,78%). No estamos en “la senda del empleo”, sino en la senda del paro.
De los 1.760.610 contratos laborales firmados a lo largo del mes de octubre de 2015, solamente 81.052 fueron contratos indefinidos a tiempo completo, un exiguo 4,6%. El resto fueron contratos precarios: un 91,4% de contratos temporales y un 37% de contratos a tiempo parcial. La cuarta parte de los contratos tuvieron una duración inferior a siete días. Esto se llama contratación basura, y no permite vivir con dignidad a quienes se ven obligados a firmarlos.
El salario mínimo ha perdido más de cuatro puntos de capacidad de compra durante los cuatro últimos años, y la capacidad adquisitiva del salario medio ha retrocedido a los niveles de hace doce años. La pobreza y la exclusión social no son ya fenómenos vinculados tan solo al desempleo, sino también al trabajo basura.
Hay 300.000 paradas más que parados y las mujeres cobran en torno a un 24% menos salarios que sus compañeros varones. Crece la brecha de desigualdad laboral entre mujeres y hombres.
La tasa de cobertura social a los parados registrados ha bajado del 70% en 2011 al 54,5% en septiembre de 2015, y si la medimos sobre el paro reflejado en la Encuesta de Población Activa, solo el 27,8% de los desempleados tiene alguna ayuda pública. Siete de cada diez parados, más de 3,5 millones no recibe apoyo del Estado.
Esta pretendida “normalidad” no es fruto de la fatalidad del destino o de la inexorable globalidad. Se trata de la consecuencia directa de una opción ideológica concreta: la que representa la reforma laboral del PP y la que representa el “contrato único precario” de Ciudadanos. Esta es la consecuencia directa del modelo productivo de la derecha, que busca la competitividad en la precarización laboral y los recortes de derechos sociales de la ciudadanía.
Y esta falsa “normalidad” solo puede combatirse con votos, el próximo 20 de diciembre. Votos para derogar la reforma laboral del PP y para frenar el “contrato único precario” de Ciudadanos. Votos para impulsar un nuevo modelo de crecimiento justo y un nuevo Estatuto de los Trabajadores, que permita a los españoles acceder a la vez al empleo y a los derechos laborales, al trabajo y a la dignidad.
por Rafael Simancas Www.fundacionsistema.com/el-paro-y-los-contratos-basura-no-son-normales/