IDEAL se desplaza hasta una de las fallas activas para analizar, junto a la catedrática Ana Crespo, el origen del enjambre sísmico que tanto alarma a la población

La lista de terremotos registrados en Granada en la última semana empieza a ser interminable. Diez, quince, veinte cada hora. La mitad de ellos, sentidos en mayor o menor medida por parte de la población. Hablar de las consecuencias resulta hasta cierto punto baladí porque todos los granadinos, especialmente los que viven en Santa Fe, Atarfe y Chauchina, las han experimentado en primera persona del singular y del plural: pánico y destrozos en viviendas. Pero ¿las causas? Para entender muy bien qué está ocurriendo, le invito a que haga con IDEAL una pequeña excursión hasta Sierra Elvira. No sólo disfrutará de unas preciosas vistas de la capital, el área metropolitana y Sierra Nevada, sino que además la montaña le dará una auténtica lección de sismología. Tanto es así que los profesores de la Facultad de Geología de la Universidad de Granada llevan allí a sus alumnos para enseñarles qué es, por ejemplo, una falla.

Si usted se sitúa en el altozano donde está la ermita de los Tres Juanes, podrá observar a simple vista que la morfología de la ladera cambia mucho. La composición del terreno es rocosa, de repente hay un desnivel de unos dos metros y a continuación una franja de arena donde hay olivos plantados. Pues bien, ésta es una de las fallas que en los planos de visualización de los seísmos que aporta el Instituto Geológico Nacional (IGN), prácticamente en tiempo real, aparecen con puntitos de colores encima. Esta zona es, posiblemente, uno de esos puntos de la corteza terrestre donde se está moviendo la tierra. ‘Posiblemente’, insisten expertos como Ana Crespo Blanc, catedrática del Departamento de Geodinámica de la Universidad de Granada, porque los sistemas de fallas que están interviniendo en este enjambre sísmico tendrán que ser estudiados en los próximos años por parte de científicos que presenten proyectos de investigación a las diferentes convocatorias de financiación –los presupuestos que se dedican a ciencia en España siguen siendo, sencillamente, ridículos–.

Ana Crespo, en una de las fallas de Sierra Elvira donde se aprecia perfectamente la diferencia de altura de los dos bloques generados tras sucesivos desplazamientos.
Ana Crespo, en una de las fallas de Sierra Elvira donde se aprecia perfectamente la diferencia de altura de los dos bloques generados tras sucesivos desplazamientos. / RAMÓN L. PÉREZ

La cuestión es que Granada está donde está y por algo tiene la catalogación de zona con mayor riesgo sísmico de España. La unidad de medida en el tiempo geológico es ‘millones de años’. Pero la unidad de medida en el tiempo humano es los cinco, los seis, los siete… y hasta veintitrés segundos eternos que se tambalean las paredes de nuestras casas y en los que nos tememos lo peor. Y así llevamos, hablando en esas magnitudes humanas, desde hace una semana, aunque si vemos los datos del IGN, comprobamos que la actividad ya empezó en diciembre.

¿Hasta cuándo está intranquilidad? «Yo querría que fuera hasta mañana mismo», dice la Ana Crespo ciudadana de Granada. «Pero es imposible predecirlo; puede ser de forma inmediata o dentro de unos meses», asegura la Ana Crespo catedrática de Geología, quien hace un llamamiento a la tranquilidad porque en este campo científico sí que se ha podido establecer una relación entre la longitud de una falla y la magnitud de los sismos. Cuanto más grandes sean las fallas, más energía liberan. Y las entre diez y veinte fallas activas que hay en Granada, como las de Sierra Elvira, tienen entre quince y veinte kilómetros, cuando la de San Andrés, en California, mide más de 1.500 kilómetros y ha causado auténticos desastres. «No creo que superemos en exceso los 4,4 grados del terremoto más fuerte que se ha producido estos días». Un episodio que, por cierto, tiene bastantes similitudes con el que se produjo en Granada en 1979. Resulta curioso ver que las imágenes que fueron portada en los periódicos entonces, la gente durmiendo en descampados y calentándose con hogueras, sean las mismas cuarenta y un años después.

DATOS

1979
El periodo de alta sismicidad que está viviendo Granada este mes de enero se asimila bastante al que ocurrió en 1979. La tierra lleva moviéndose en la Vega desde hace millones de años.
4, 4
La magnitud máxima de los seísmos que se han producido esta semana no está superando 4,4.

«Una falla –explica Ana Crespo– es un plano que corta la roca y los sedimentos, y que hace que se desplacen los dos bloques, generando unas estrías que se pueden observar y medir». Éste es el procedimiento de estudio basado en la visión directa. Pero hay otro indirecto, bastante más caro, que consiste en la emisión de ondas sonoras –la fuente es un camión que vibra sobre el terreno– para determinar la estructura del suelo hasta cuatro o cinco kilómetros de profundidad.

Preguntas con respuestas

Todo ello permite dar respuestas a muchos porqués. Como que esta serie de terremotos no se produce en una única falla, sino en muchas fallas que se mueven unas tras otras en una especie de efecto dominó tras modificarse el estado de esfuerzos generado por el choque entre las placas europea y africana –ambos continentes se aproximan a razón de cinco centímetros anuales en el área marítima del Estrecho de Gibraltar–. Ahora mismo la inestabilidad se concentra entre Sierra Elvira y Santa Fe, aunque los ‘meneos’, valga la expresión, se estén sintiendo en buena parte de la provincia. Hablamos de una amplia extensión de terreno que abarca toda la Vega, una llanura entre montañas que se rellenó con sedimentos procedentes del macizo de Sierra Nevada hace doce millones de años –con una profundidad de unos 2.700 metros–.

Plano con las fallas de Granada. La catedrática muestra la de Sierra Elvira donde se hizo este reportaje.
Plano con las fallas de Granada. La catedrática muestra la de Sierra Elvira donde se hizo este reportaje. / RAMÓN L. PÉREZ

Ésta es una de claves. ¿Por qué los terremotos se aprecian mucho más en los municipios de la Vega o en los barrios de Granada ‘ganados’ a la Vega como el Camino de Ronda? Pues precisamente por esto, aclara Ana Crespo Blanc, porque la composición del terreno es a base de limos y arenas y no rocosa, como sucede a partir de la cota setecientos, donde se sitúa verbigracia el Albaicín. O la Alhambra, que lleva resistiendo embestidas desde hace varios siglos, aunque esta vez sí se han producido algunos desperfectos en las almenas de la Torre de las Gallinas, donde el Patronato de la Alhambra y el Generalife ha tenido que apuntalar. Influye el sistema constructivo –los arquitectos moriscos tuvieron en cuenta que Granada se mueve– e influye sobre todo que se levanta sobre una superficie sólida.

«Es imposible predecir cuánto va a durar esto; puede ser mañana o dentro de semanas»ANA CRESPO BLANC, CATEDRÁTICA DE GEODINÁMICA

El otro gran factor que está repercutiendo en que los terremotos estén siendo tan perceptibles es la profundidad. Según el informe ‘La actividad sísmica en Atarfe-Santa Fe’, actualizado a fecha del 28 de enero, los epicentros se están localizando a menos de diez kilómetros. Para que se hagan una idea. Hace diez años se produjo uno de 6,3 en Nigüelas 620 kilómetros hacia abajo, pero nadie se enteró.

La catedrática Crespo muestra los planos que documentan la trayectoria de las fallas en la Vega.
La catedrática Crespo muestra los planos que documentan la trayectoria de las fallas en la Vega. / RAMÓN L. PÉREZ

Para la monitorización y el cálculo de la actividad sísmica, la Red Nacional cuenta con más de cien estaciones de velocidad y ciento treinta de aceleración repartidas por todo el territorio español. En Granada el IGN tiene tres del primer tipo y veintidós del segundo –ocho de ellas en el entorno de Santa Fe y Atarfe–. A todas ellas hay que sumar tres portátiles instalas en las proximidades la ‘zona epicentral’, lo que aporta una mayor precisión y fiabilidad. Además, el IGN cuenta con los datos que le proporcionan dispositivos de otras instituciones.

La escasa profundidad de los terremotos es el factor clave para que estén siendo tan sentidos por la población

Ana Crespo insiste en que, aunque resulta perfectamente comprensible que la gente se inquiete, es necesario mantener la calma cuando vienen los terremotos y no adoptar decisiones equivocadas. La experta recuerda que algunas de las personas que fallecieron en Lorca (Murcia) o que resultaron con heridas graves fueron las que huyeron de sus hogares y les cayeron encima elementos como cornisas y balcones.

«Lo primero que debe de hacerse es retirar elementos que se puedan precipitar desde lo alto de un armario o una estantería, y cuando se produzca un terremoto, es preferible quedarse en los domicilios y guarecerse debajo de una mesa», comenta Crespo Blanc, quien recuerda que, según la normativa de construcción, que data de los años sesenta y que se implantó en Granada de forma pionera, los edificios están preparados para aguantar magnitudes de hasta seis.

 

JORGE PASTOR

https://www.ideal.es/granada/viaje-origen-terremotos-20210130172059-nt.html

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