5 octubre 2024

La pandemia ha echado el freno a los trotamundos, que se ven ‘atados’ y sueñan con futuras escapadas

El verano se nos ha escapado ya entre las manos. Y ha sido uno de los menos ‘viajeros’ de los últimos tiempos. La pandemia ha atado en corto a los trotamundos, que han tenido que aprender a disfrutar de lo cercano. Unos lo han llevado bien –y hasta les han visto la gracia a destinos modestos y reconfortantes en medio de tanta incertidumbre–, pero otros se han tomado francamente mal lo de no ver lugares nuevos, no poder visitar países lejanos… en definitiva, no tener la libertad de antaño para ver mundo. Qué duro tener que guardar el pasaporte en un cajón hasta… ¡Dios sabe cuándo! Para colmo, no es que no sepamos cuándo volveremos a poder hacer la mochila, es que ni siquiera sabemos si, tras este parón, viajar volverá a ser lo mismo. La mayoría de los expertos creen que no.

Antes de la llegada del coronavirus, el 26% de los españoles cogía al menos un vuelo por ocio al año –y un 18% realizaba más de dos–, según una encuesta realizada para la agencia Wavemaker, especialista en marketing y hábitos de consumo. Pero, debido al virus, el miedo a trasladarse en vehículos junto a personas desconocidas ha crecido a pesar de los esfuerzos de las compañías aéreas por transmitir seguridad con protocolos de movimiento de pasajeros, mascarillas, gel hidroalcóholico e incluso, en algunos casos, la posibilidad de hacerse la prueba del Covid horas antes de embarcar. Hasta estudian incluir un extra en vuelos transoceánicos: comprar un billete con el asiento central libre. Pero ni así. Sólo un 18% de los encuestados afirmó que iba a realizar unas vacaciones al extranjero (la mayoría, en avión) en los próximos meses, según datos de la organización GWI. Esto supone una caída del 26% respecto al año anterior.

De hecho, según este mismo estudio, de comportamiento y hábitos de los consumidores post-Covid, el 20% no saldrá de su comunidad en un año y un 24% ni siquiera tiene planeado irse de vacaciones. Prefieren esperar. «Aquellos que retrasaron sus decisiones de viaje por la pandemia son quienes en mayor medida priorizarán irse de viaje cuando se den condiciones más favorables, por delante de otras decisiones que también se pospusieron como comprar ropa o un teléfono móvil», explica Jesús Olivares, director de Investigación de Wavemaker.

UN PAR DE DATOS

18%: es el porcentaje de personas que tienen previsto coger un avión por motivos de ocio en el próximo año.
24%: es el promedio de españoles que ni siquiera tiene previsto irse de vacaciones.

Al fin y al cabo, a lo largo de la Historia no ha habido desastre natural, guerra o crisis que haya podido terminar con el afán viajero del ser humano. Otra cosa es cuánto tiempo tardará en volver la ‘normalidad’ a este ámbito y cómo lo llevarán quienes consideran que viajar es una parte fundamental de sus vidas. «Muchos de mis pacientes usan los viajes como forma de escape, pero otros lo hacen para retomar fuerzas, para hacer cambios en su vida o para reflexionar desde la distancia», argumenta el psicólogo Buenaventura del Charco, quien matiza que «tener momentos de escape no es malo, el problema es instalarnos en esa actitud». «Pero entiendo que mucha gente que se dice a sí misma que necesita viajar se sienta encerrada», apunta. Por eso, según aconseja, ahora es el momento de analizar por qué nos cuesta dejar de viajar. ¿Suplimos alguna carencia haciendo kilómetros?

Casi todos, en mayor o menor medida, somos un poco ‘yonquis’ de los viajes. Si no regresamos a casa tras unas vacaciones con experiencias nuevas que recordar en los duros meses de trabajo, parece que nos falta algo. Tal y como explica el psicólogo, viajar se ha cargado socialmente de connotaciones positivas –aprendizaje, descubrimiento, entretenimiento, socialización, relajación– y se ha situado como una actividad «prácticamente imprescindible». De hecho, sostiene la tesis de que muchas veces se viaja ya «para exhibir ante los demás las experiencias vividas». Según apunta, el 57% de usuarios de los pisos turísticos Airbnb eligen su alojamiento pensando en si quedará bien en las fotos.

Sostenibles y respetuosos

A estas personas el parón les resulta angustioso. Y aún más a las auténticas almas viajeras, «que dividen su existencia entre el tiempo que pasan trabajando y planificando y sus escapadas», indica Del Charco.

Para unos y otros, ¿viajar volverá a ser lo mismo tras la pandemia? A juicio de Tony Wheeler, uno de los grandes popes de los viajes y fundador de las famosas guías Lonely Planet, este paréntesis forzoso va a cambiar las cosas. Para él, que ha visto los desmanes del turismo en algunos destinos bellísimos, los viajes pospandemia serán más sostenibles y respetuosos, puesto que hemos aprendido a vivir con restricciones. Y también más solidarios con las culturas locales, cuya fragilidad ha quedado más que expuesta en esta pandemia. Según afirma, volveremos a viajar, lo que siempre ha hecho al ser humano «más inteligente, empático, culto y solidario». Pero ¿cómo lo retomaremos? Wheeler lo tiene claro: «Despacito». «No vamos a abrir de golpe las puertas de par en par y regresar al mundo previo a la pandemia. Al principio los viajes serán principalmente de ámbito local, porque nuestra confianza no dará para alejarnos. Incluso cuando se reanuden los viajes internacionales, los vuelos intercontinentales no serán la norma durante bastante tiempo. Se habla de las ‘vacaciones de proximidad’ y los viajes por carretera como los primeros pasos que se darán».

Tony Wheeler. Fundador de las guías Lonely Planet«Empiezo a pensar que moriré con una lista de viajes pendientes demasiado larga»

Tras 40 años viajando por todo el mundo sin cesar, ha tenido que parar, como todos. Pero el fundador de las míticas guías Lonely Planet –que publica ahora ‘En defensa del viaje’ en la colección de ensayos de GeoPlaneta– ha descubierto en su casa de Melbourne el placer de disfrutar más de su última nieta, de observar la naturaleza cercana y de reflexionar sobre el futuro de los viajes.

–¿Volveremos a viajar alguna vez como lo hacíamos antes?

–Me parece que nuestra manera de viajar puede volverse muy diferente. Sigo pensando que el año que viene empezaremos de nuevo, pero a lo mejor no, a lo mejor todo cambia, igual que ahora decimos ‘el año que viene’ cuando hace poco decíamos ‘el mes que viene’.

–Usted ha viajado sin parar durante 40 años. El coronavirus le habrá obligado a parar.

–Hacía mucho, mucho tiempo que no estaba parado durante un periodo tan largo. Creo que es peor todavía aquí en Australia, porque ni siquiera nos permiten abandonar el país. En Europa, pese a todos los problemas y restricciones, la gente sigue viajando.

–¿Cuál fue su último viaje?

–Hice tres viajes justo antes de que el coronavirus cerrase la puerta de golpe. El primero fue en Australia, con unos amigos: alquilamos una casa en la playa cerca de Hobart y veíamos cómo entraban y salían los cruceros. Después estuve en Japón, en una conferencia universitaria acerca del ‘sobreturismo’: estuvimos discutiendo sobre cómo Barcelona era una de las ubicaciones clave de este fenómeno. Y, mira, hemos resuelto el problema: ahora mismo ya no hay ‘sobreturismo’. Finalmente, estuve en la isla de Socotra, en Yemen. Fue un viaje maravilloso que debería haber durado una semana, pero terminó de repente a los cinco días, cuando explotó el desastre del coronavirus y tuve que marcharme rápidamente para no quedarme atrapado.

–¿Se ha quedado prendado de algún lugar?

–¡De muchos! ¡Y he tenido mucho tiempo para pensarlo mientras estaba confinado! Una de las cosas que he estado haciendo es repasar mis diapositivas, de cuando usábamos película en lugar de hacer fotos digitales. Acabo de revisar las fotos de ‘treks’ por Nepal: el campo base del Everest, que es asombroso, una excursión estupenda; el circuito del Annapurna, uno de los mejores recorridos del mundo, y el circuito de Helambu, que lo hicimos con amigos. Había niños de entre 6 y 12 años que caminaron durante una semana ¡y les pareció maravilloso! Creemos que los niños solo quieren andar hacia la tele y nos equivocamos.

–¿Sueña con visitar algún lugar que le quede pendiente?

–¡Demasiados! Ahora mismo estoy empezando a pensar que voy a abandonar este mundo con una lista de deseos pendientes demasiado larga. ¡Queremos ir vaciándola! Estaba a punto de irme a Paraguay y Uruguay cuando todo se paró. ¡A ver si puedo cuando volvamos a arrancar!

–¿Algún lugar de España que le guste especialmente?

–¡Me gusta todo! He disfrutado mucho viajando por Extremadura, una región alucinante, y hace poco he leído que es la menos visitada de España. A lo mejor por eso me gustó tanto.

–¿Por qué debemos viajar?

–Porque es como llegamos a conocer a otras personas. Si no, nos limitamos a leer sobre ellos o verlos en nuestras pantallas. Cuando viajamos, nos encontramos con ellos.

Burbujas de viaje y corredores seguros… ¿el futuro?

Los turistas, cuando finalice la pandemia, estarán recelosos. Evitarán destinos peligrosos. Los países, tampoco querrán abrir sus fronteras a personas de ciertos lugares. Según Wheeler, se crearán ‘burbujas de viaje’, una especie de pactos entre países que se consideran seguros mutuamente. De hecho, indica, ya ha pasado. «Los estados bálticos europeos (Estonia, Letonia y Lituania, que lidiaron bastante bien con el virus) formaron una burbuja báltica. En el ámbito de la Unión Europea también se plantearon la creación de burbujas –explica–. Aparte de burbujas de viaje, si pretendemos cubrir distancias más largas, hablaremos además de ‘puentes aéreos’ o «corredores», rutas para ir de un país a otro sin hacer por el camino paradas en un tercer país con el acceso restringido».

 
SOLANGE VÁZQUEZ

FOTO: RAÚL CANALES

https://www.ideal.es/vivir/ocio/volveremos-viajar-20200921184957-ntrc.html

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