22 noviembre 2024

Federico García Lorca tenía vocación musical y llegó a tocar el piano con un buen nivel. Para él la música era un territorio poliédrico del arte, pero también un elemento importante en sus relaciones sociales.

Federico era el centro de las reuniones y en ese papel la música jugaba un lugar de privilegio. Su capacidad de interpretar piezas clásicas al piano en ambientes más serios, pero también de cantar canciones populares tocando a la vez el piano y terminar con diversas bromas y parodias musicales, como la imitación del alemán que canta sevillanas, hacían las delicias de sus contertulios. Pero el piano no podía llevarse a todos lados y la guitarra sí.

Cuando tenía ocho años su tía Isabel le regaló una guitarra, construida por José Ortega alrededor de 1906, que se conserva en la Huerta de San Vicente. Recientemente, en 2019, el guitarrista Samuel Diz grabó el primer disco en este instrumento: Memoria de la melancolía, homenaje a Maria Teresa León.

Recordemos que el abuelo, su padre y su prima Aurelia tocaban la guitarra. Podemos pensar que la técnica rasgueada para acompañar canciones la aprendió en el ambiente familiar. Pero sus conocimientos musicales y pianísticos le llevaban a querer más, a intentar tocar la guitarra con un mejor nivel.

Federico va a cultivar su amistad con dos grandes guitarristas, no fueron sus maestros pero podemos decir que eran sobre todo buenos amigos a los que podía pedir consejos sobre la guitarra. En primer lugar mencionar a Ángel Barrios y la casa de su padre, Antonio Barrios «El Polinario», donde pasaba muchas horas inventando películas que no se realizaron, jugando con la pequeña hija de Ángel Barrios, Angelita, y participando en las reuniones y tertulias que se organizaban en esa casa donde la guitarra clásica y flamenca eran el centro.

En 1920, en la Residencia de Estudiantes, conoce a Regino Sainz de la Maza trabando una profunda amistad. Dos meses después del encuentro en Madrid Regino dió un concierto en el Hotel Alhambra Palace de Granada, que Lorca reseñó en la Gaceta Sur, el 27 de mayo de 1920. Lo campara con M. Llobert y A. Segovia y elogia la recuperación de los vihuelistas y su amplio repertorio. En una carta a Regino Federico firma como «poeta y guitarrista».

En torno a 1921 recibió clases de guitarra flamenca con Lombardo y Frasquito el de la Fuente en las cuevas del Sacromonte de Granada

Lorca dictó diversas conferencias sobre música: Importancia histórica y artística del primitivo canto andaluz llamado jondo, 1922; Canciones de cuna españolas, 1928; Arquitectura del cante jondo, 1930; Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre, 1933, y Teoría y juego del Duende, 1933.

REYNALDO FERNÁNDEZ MANZANO

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