Hay quien mantiene que es imprescindible olvidar para poder seguir viviendo en paz y armonía. Que es necesario abandonar, preterir, los “malos recuerdos” y hacer “borrón y cuenta nueva”, manteniendo que esto “no significa rendirse, sino hacer una limpieza de todo aquello que nos lastra en el camino hacia la felicidad y el bienestar” (mejorconsalud.as.com).

Mas, desde mi punto de vista –lo repito cada vez que tengo ocasión– los recuerdos deben servir para no caer en los mismos errores… Efectivamente, no hay que flagelarse in eternum (“para toda la vida, o para mucho tiempo”, RAE), pero sí tener el valor reconocer y reconducir los errores cometidos; incluso –seguro– pidiendo perdón a los posibles afectados.

Y, tirando de mi hemeroteca personal, me pregunto qué pasaría si, de una vez por todas, nos planteamos lo por realizar. ¿Las promesas por cumplir? ¿Las ilusiones de futuro?
Sobre ello puedo deciros que, salvo algunas pocas palabras altisonantes y generalistas, no he oído a nadie –escribo sobre nuestros representantes más cercanos– incluir un único párrafo en discurso alguno. Quizá por falta de conocimientos “esotéricos” o, mucho más seguro, por el desequilibrio de la rapidez en los tiempos de cambio que estamos viviendo.

Veo -sin necesidad de bola de cristal alguna- un enroque peligroso en ideas y gestos que ya tiempo atrás fueron descartados por nuestros más preclaros intelectuales y políticos.

La ‘seguridad personal’, por ejemplo, es uno de los conceptos a los que valdría la pena dedicar mucho más tiempo y esfuerzo. Seguridad personal como derecho inalienable a las ilusiones posibles, a la presunción de inocencia, a la educación no dirigida, al desarrollo integral de la persona en una tierra que quiere ser abierta y consecuente con su historia y patrimonio.

Andalucía -sólo hay una-, y, por tanto, no se puede conformar con pactos de intereses personales o con explicaciones cercanas a lo “divino”. Y si ella, nuestra tierra, no lo debe hacer, ¡cómo puede haber gentes cuya pretensión sea que todos «comulguemos con ruedas de molino»!

Ramón Burgos
Periodista

Ramón Burgos: «Olvidar»

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