“No sé cuántas veces he oído en el pleno de hoy y en todos los últimos plenos la palabra comunista pero con una acepción como si fuera algo malo, algo negativo”, comienza diciendo Ocón.

“Pues mire, se lo va a decir una persona que no es comunista, que soy yo, y amante de la libertad: el Partido Comunista hizo en cinco minutos de 1977 más por la llegada de la democracia a España que la derecha española en 40 años”, asevera.

Un poco de historia

El PCE fue fundado en sus orígenes por la unión del Partido Comunista Español y el Partido Comunista Obrero Español. El 15 de abril de 1920, en la Casa del Pueblo de Madrid, su primer germen, la Federación de Juventudes Socialistas, había apoyado en la Primera Guerra Mundial a los internacionalistas encabezados por Lenin. El partido acordó en su V Congreso, celebrado en diciembre de 1919, adherirse a la Internacional Comunista.

Siguiendo las indicaciones de la Internacional Comunista, el Partido Comunista Español y el Partido Comunista Obrero Español celebraron en Madrid, del 7 al 14 de noviembre de 1921, una conferencia de fusión dando lugar al Partido Comunista de España. Entre sus fundadores estaba Dolores Ibárruri, y lo conformaron desde el principio trabajadores jóvenes, estudiantes, obreros, intelectuales y campesinos.

 

El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, en connivencia con el rey Alfonso XIII daba un golpe de Estado y establecía la dictadura. Los locales del PCE son clausurados y las detenciones de militantes comunistas se suceden, incluido el secretario general, César Rodríguez González.

Tras la proclamación de la República el PCE volvió a la luz en una situación muy precaria, después de estar prácticamente en la clandestinidad desde casi su fundación, pasaba a ser legal.  El PCE pasó de tener un millar de militantes a principios de 1931 y escasa influencia social e institucional, a 8800 a finales de ese año. En diciembre de 1932 ya llega a 15 000 afiliados. El 16 de febrero de 1936, el prestigio del Partido Comunista creció rápidamente: en cinco meses pasa de 30 000 a 100 000 afiliados.

Tras la victoria de Franco, los comunistas pasaron a vivir momentos durísimos. El régimen de Franco, de rasgos anticomunistas, demonizó al PCE, encarcelando, torturando y asesinando a sus miembros, sometiendo a algunos de ellos a juicios sumarísimos que carecían de garantías mínimas para que los encausados pudieran ser juzgados con equidad.

Tras la oscura etapa del franquismo, en diciembre de 1975, el rey Juan Carlos contacta a Santiago Carrillo y le dice que quiere hacer una reforma democrática del Régimen y le pide apoyo a la Monarquía, al menos durante el cambio. El Comité Ejecutivo del PCE de enero de 1976 elimina las críticas al Rey y acuerda reducir la movilización social, muy activa contra la «monarquía franquista».

El Comité Central de julio de ese año acuerda disolver la Junta Democrática y unirse con la Plataforma de Convergencia Democrática impulsada por el PSOE para facilitar la Transición, considerando que era lo más importante para la sociedad española en ese momento. En abril de 1977 hace pública su aceptación de la Monarquía, de la bandera que ganó la Guerra Civil y de la Reforma Política de Adolfo Suárez.

El 11 de febrero de 1977, el PCE presenta la documentación para ser incluido en el Registro de Asociaciones y el 9 de abril de ese mismo año el PCE es legalizado, presentándose a las elecciones con Santiago Carrillo como candidato.

Al PCE, por mucho que la derecha intente demonizarlo, se le reconoce su lucha durante el franquismo, desde la clandestinidad y la ilegalidad, por el restablecimiento de un marco parlamentario y democrático en España

 

“El PCE hizo en cinco minutos de 1977 más por la democracia que la derecha en 40 años”