La educación es clave para atraer a las mujeres a las STEM (es el acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics. )
A los 11 años, el 41% de las niñas es consciente de que hay carreras que la sociedad no espera que curse
A los 11 años, el 41% de las niñas ya son conscientes de que hay ciertas carreras que la sociedad espera que ellas elijan (o no). Aunque saquen mejores notas que sus compañeros en asignaturas como matemáticas, tienen una peor percepción de sí mismas que, sin embargo, mejora con algo tan sencillo como exponerlas a referentes femeninos, continuó Pérez. Un problema sobre el que también alertó la vicepresidenta de la Fundación ASTI Talent & Tech, Emma Fernández: “La mayor parte de las niñas sigue teniendo problemas de autoconfianza en sus capacidades. Piensan que la tecnología es cosa de hombres, que ellos son mejores”.
Para la directora del proyecto Mujer e Ingeniería, de la Real Academia de Ingeniería, Sara Gómez, mostrar el alma y el lado más humano de la tecnología es clave para atraer a más mujeres. La humanidad entendida en un sentido amplio, de forma que también pase por tolerar los errores. “Debemos dejar de pensar que las mujeres tienen que ser todo el tiempo perfectas. Los errores son buenos porque son una fuente de aprendizaje. La importancia del impacto social de esta disciplina es una visión que compartió Fernández: “El sector tiene que transmitir mejor cómo contribuye al bienestar social”. Algo que, según la experta, se ha hecho más evidente en los peores momentos de la pandemia: “Gracias a la tecnología hemos podido seguir en contacto”.
Lo que ocurre en las aulas también tiene mucho que aportar a esta lucha. La mayoría de los formadores de infantil y primaria son mujeres, los niveles más bajos del sistema educativo, donde aún no se imparten disciplinas más técnicas, consideró Gómez: “Hay que procurar que quien enseña matemáticas e ingeniería tenga rostro de mujer”. Además de la rigidez y falta de flexibilidad del sistema educativo, la ingeniera también alertó sobre la precariedad de los profesionales que se dedican a la enseñanza: “Estamos dejando el talento del mañana en manos de gente que cobra poquísimo. Eso dice mucho sobre lo poco que valoramos la educación”.
Los problemas de formación se deben atajar desde las cuestiones más sencillas. “Muchas veces queremos correr antes de saber andar, pero aún tenemos por delante el reto de conseguir que el 80% de las mujeres tengan un mínimo de alfabetización digital”, alertó García Arellano. Esta carencia afecta a mujeres de perfiles muy diversos y de todos los grupos de edad, pero asentar las bases es clave para que la situación mejore exponencialmente. “Si empezamos con unos mínimos, poco a poco se van a ir dando cuenta de que necesitan más conocimientos sobre el tema para poder trabajar”, añadió.
La falta de presencia femenina en las ramas técnicas no es solo una cuestión de justicia social, sino que es decisiva para la recuperación económica. “Es un lastre para nuestro crecimiento y competitividad a nivel global que urge abordar”, apuntó la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas. No es para menos. Si se igualara la ocupación de mujeres y hombres, manteniendo la productividad media del sector tecnológico, se generaría el equivalente al 2,8% del PIB.