10 profesores excelentes que no salen en los rankings
Ninguno es de Finlandia; la mayoría de sus países tampoco participan en la prueba PISA; pero estos 10 profesores, de contextos tan distintos como Afganistán, India, Haití, Kenia, Camboya, Malasia, Reino Unido o el Bronx, en Nueva York, fueron seleccionados entre más de 5.000 candidatos de 127 nacionalidades como finalistas al “Global Teacher Prize”, un premio de un millón de dólares con el que la Fundación Varkey, de un filántropo indio y que preside de forma honorífica Bill Clinton, reconoce la labor del que consideran “un profesor muy especial”.
La ganadora de este galardón, considerado el Nobel de la enseñanza, que se anunció en el Global Education and Skills Forum de Dubái, el pasado 15 de marzo, fue Nancie Atwell, una conocida educadora norteamericana que consigue que sus alumnos lean una media de 40 libros al año.
“El premio no es solo cuestión de dinero”, aseguró el responsable de este tinglado, Sunny Varkey, fundador de la Fundación Varkey, en nota de prensa, “sino que pretende sacar a la luz miles de historias de inspiración” y “devolver a los profesores la legítima posición que le pertenece”. “Por supuesto, que hace falta más que un premio para elevar el estatus de la profesión, pero mi esperanza es que este sea el comienzo de muchas conversaciones”. Estas son sus historias (la de 10 profesores, de los millones que han cambiado vidas en todo el mundo).
- Librerías llenas y tiempo para leer en Maine
A finales de los 80, su libro “In the Middle” se convirtió en una especie de “manual de instrucciones” para el profesorado con adolescentes con dificultades para leer y escribir. A su autora, Nancie Atwell, de niña, una fiebre reumática que la dejó un tiempo en la cama le acercó a los libros. Y desde hace 25 años es ella la que acerca su pasión por la lectoescritura a los estudiantes desde el Center for Teaching and Learning, en Maine (EEUU), una escuela privada para chavales de octavo. “Devoran libros porque la biblioteca está llena de historias interesantes de escritores serios, porque se les aconseja y porque tienen tiempo para hacerlo”, asegura Atwell, que presume de que con este método sus alumnos leen “hasta 40 libros al año cuando la media de mi país es de entre 6 y 8 libros”. En un artículo en ‘Education week’, presumía que entre sus estudiantes hay “desde chicos disléxicos a sofisticados jóvenes críticos literarios”
- Educación cívica para el futuro de Afganistán
Tenía que enseñar a sus alumnos a leer y escribir, pero cuando Azizullah Royesh regresó a Afganistán, tras la caída del gobierno talibán, en 2001, se dio cuenta de que, tras tres décadas de guerra, sufrimiento y violencia sectorial, “si queríamos construir una nueva nación, hacía falta reconstruir el sistema educativo afgano centrándonos en la educación cívica y el empoderamiento femenino”. Lo sabía por propia experiencia, tras una juventud agotada entre campos de refugiados y la guerra. Dejó el colegio a los 10 años para emigrar a Pakistán con su familia, tras la invasión soviética. Aprendió a ratos, por su cuenta. En la actualidad, Azizullah es autor de varios libros de texto de educación cívica y en sus clases, enseña comunicación, colaboración y liderazgo con clubes de estudiantes. En 2009, algunas de sus alumnas protestaron contra la nueva ley familiar chií y alguien intentó prender fuego a la escuela. Cuenta que a los tres días, casi todos los alumnos estaban de vuelta. Su colegio, “Marefat”, significa “conocimiento”.
- La primera escuela para ciegos de Camboya
Cuando en los 90, Phalla Neang regresó a Camboya, tras pasar un tiempo trabajando con niños ciegos en un campo de refugiados, la ceguera se consideraba una maldición en su país: “Yo misma iba a los pueblos a preguntar, casa por casa, si conocían a un niño ciego en el barrio”. Se convirtió en la primera maestra de Braille del país, colaboró en la apertura de las primeras escuelas para niños ciegos y en la versión en jemer –camboyano— del Braille. “Un buen maestro ayuda a superar los obstáculos, explica tantas veces sea necesario y anima a sus alumnos”, sostiene.
- Huertos urbanos en el Sur del Bronx (EEUU)
El profesor Stephen Ritz está convencido de que para conseguir una vida mejor, sus estudiantes no tienen por qué abandonar el Sur del Bronx, el distrito más pobre de EEUU, con un 38% de ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza, según el censo norteamericano. Donde otros ven una pared, Ritz ve –literalmente— un huerto. Con el objetivo de “combatir la inseguridad alimentaria y contribuir a la renovación urbana, mientras los estudiante aprenden competencias claves”, este profesor ha plantado el primer huerto vertical interior del distrito escolar de Nueva York, que permite alimentar con productos saludables a 450 alumnos. Además, sus alumnos de la escuela pública 55 ya han instalado un centenar de jardines por toda la ciudad.
El profesor Stephen Ritz, durante una conferencia TED.
- El método para descubrir el “yo puedo” en la India
En 2001, Bir Sethi creía que la educación de su ciudad, Ahmedabad (India), descuidaba la imaginación y la inteligencia emocional. Por ello fundó su propia escuela, “The Riverside”, centrada en un enfoque de Pensamiento de Diseño simplificado, una metodología de resolución de problemas que persigue satisfacer las necesidades del usuario mediante empatía, creatividad y racionalidad. Para Nuri Singaporia, gerente del centro, “una de las razones por las que este colegio es tan especial es porque crea espacios para que cada individuo explore y descubra” y “porque es un espacio de sanación, que elimina la negatividad a través de un apoyo constante y donde se dan muchos abrazos”. Sinaporia asegura que “aquí, todo el equipo del centro anima a los niños a descubrir su superpotencia del ‘Yo puedo”.
- Biología que se canta y se baila en Reino Unido
“Pensad en cómo podríais hacerlo, no en por qué no; sed creativos, valientes y probad cosas”, aconseja a otros profesores el doctor en Biología Molecula del Reino Unido, Richard Spencer, que en su particular forma de enseñar Biología a chicos de 16 a 18 años, utiliza vídeos, experimentos, juegos de rol, poemas, canciones y bailes. Spencer asegura que las canciones “ayudan a los alumnos a recordar procesos biológicos complejos”.
- Soluciones científicas para la comunidad en Haití
En las clases de Guy Etienne, de Haití, se aplica lo aprendido en soluciones para la comunidad. En los 90, durante el embargo de petróleo, un grupo trabajó en soluciones ingeniosas como un vehículo sin motor para ir a clase que llamaron “pentacyle”. Otro año, un grupo diseñó robots para limpiar las calles. Los jóvenes presentan sus proyectos en una feria científica, l’ExpoSciences, que aporta visibilidad a su esfuerzo e ideas a los ciudadanos. Además, con el fin de apoyar el desarrollo de los estudiantes como agentes de cambio, introdujo un curso obligatorio de emprendimiento en el currículo del centro. Etienne aspira a transformar la nueva generación de un país, en el que solo el 15% de los maestros de primaria cuentan con un certificado básico de enseñanza y el 25% nunca asistió a Secundaria, según UNICEF.
- “Waalimu Kwanza” (los profesores primero) en Kenia
Desde una escuela rural de Kenia, Jacque Kahura sortea la escasez de recursos y la rigidez del sistema, con grupos pequeños, excursiones y servicio comunitario. Está convencida de que ser profesor “es un regalo que transforma vidas” y así lo traslada, desde hace años, a otros docentes. Si consigue el millón de dólares, lo primero que hará será un boletín para docentes: el “Waalimu Kwanza”, que en swahili significa “los profesores primero”.
- Construir los cimientos que faltan en casa en Malasia
“Hay familias, en las que los padres aman, alientan y guían al niño y otras que no”, recuerda el profesor malayo Madenjit Singh. Él lleva años, centrado en las segundas. En esas, “el profesor tiene una oportunidad más que de enseñar la asignatura”. Creó cursos por correspondencia para zonas rurales; diseñó su propio sistema de enseñanza y se embarcó con sus dos hijos en la ONG “SOLS 24/7” que ofrece formación integral gratuita.
- Del zoo a la planta de reciclaje, ciencia al aire libre en Massachusetts
Puede que por su formación como nutricionista y su pasión por la naturaleza, pero Naomi Volain, siempre que puede, imparte las clases de Ciencias de su colegio en Massachusetts (EEUU), al aire libre: ya sea en granjas, zoológicos, parques, en la planta de reciclaje municipal o en la de tratamiento de aguas residuales. Reconoce que “existe una tendencia por estandarizar las prácticas docentes que es desalentadora”. “Para ella, “la curiosidad, el respeto por los estudiantes, y una solida preparación académica” es el triángulo que no puede falta en un buen maestro y después, “comprobar las cosas fuera del aula”. “Los buenos profesores no caben en cajas ordenadas”, asegura