España, a la cabeza de la UE en falsificación de juegos y juguetes

La mayoría de productos de imitación llegan de China y Hong Kong y cuestan 167 millones al sector juguetero español. Solo Rumanía, Bulgaria, Grecia y Hungría superan a España

Las copias ilegales chinas de juguetes en la Unión Europea cuestan al sector juguetero europeo el equivalente a toda su facturación anual en nuestro país. Así se desprende de un estudio presentado este lunes por la Oficina para la Armonización del Mercado Interior (OAMI), la agencia comunitaria encargada del registro de marcas, dibujos y modelos en la UE, que calcula en 167 millones de euros (un 16,6% de las ventas totales) el impacto sobre el sector español por la presencia de imitaciones en el mercado.

La cifra española del 16,6% contrasta con el 12,3% de falsificaciones que de media se registra en el conjunto de la UE, donde las pérdidas comunitarias ascienden a 1.400 millones de euros. España es el quinto país de Europa en el que más impacto relativo tienen las falsificaciones, solo por detrás de Rumanía, Bulgaria, Grecia y Hungría.

El estudio, presentado este lunes por la OAMI en Ibi (Alicante) incluye la fabricación de productos como muñecos, figuras de acción, animales de peluche, juegos de mesa, instrumentos musicales de juguete, maquetas de trenes y rompecabezas. No tiene en consideración, en cambio, consolas de videojuegos, software para videojuegos ni bicicletas.

España es el segundo país que más juguetes produce, pero su facturación podría crecer un 16,6% si no fuera por las falsificaciones. Los juguetes y los juegos ilícitos proceden, según José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española y Europea de Fabricantes de Juguetes, “en más del 97% de los casos de China y en un 2% de Hong Kong”. Pastor ha reclamado a las autoridades europeas “sanciones más disuasorias, más públicas y más notorias” para unos falsificadores que, a su juicio, encuentran un “amplio margen para el beneficio” en la estricta normativa de seguridad que obliga a las empresas “legales” a realizar grandes inversiones en el control de los productos que repercuten en el precio final.

En la misma línea, el presidente de la OAMI, el portugués Antonio Campinos, ha resaltado que la levedad de las sanciones convierte este tipo de delito en una práctia extendida:  “Es un negocio altamente lucrativo sin apenas riesgo porque ¿cuánta gente entra en la cárcel por ello? Nadie”, ha subrayado.

El empleo, golpeado por la falsificación

La posición de España en el mundo del juguete con respecto al resto de socios europeos no es una rareza. En los tres últimos estudios sectoriales de la OAMI, sobre cosméticos, productos textiles y material deportivo respectivamente, también se situaba en los puestos de cabeza de los 28 Estados miembros.

En términos de empleo, la agencia europea con sede en Alicante subraya que, solo en España, la pérdida de ventas causada por las imitaciones se traduce en una reducción de 498 puestos de trabajo (el 13,7% del total). En el conjunto de la UE, la pérdida de puestos de trabajo originada por las falsificaciones asciende a 6.150 empleos. El sector de la fabricación de juegos y juguetes en la UE está compuesto, en su mayoría, por pymes que contratan a una media de 10 trabajadores aproximadamente.

El informe revela asimismo que, cuando se tienen en consideración los efectos directos e indirectos de la falsificación en el sector de la fabricación de juegos y juguetes, el importe que dejan de ingresar las arcas públicas de la UE asciende a 370 millones de euros por pérdida de IVA, IRPF, cotizaciones a la seguridad social e impuesto de sociedades. La agencia europea no desglosa el impacto total (impuestos incluidos) por países.

Este informe es el cuarto de una serie de estudios realizados por la OAMI sobre la repercusión económica de las falsificaciones en sectores industriales en la UE, según apunta el organismo en un comunicado. Cada estudio de la serie se centra en un sector cuya vulnerabilidad a la falsificación es conocida. Antonio Campinos ha recordado que el 50% de los jóvenes entre 14 y 24 años considera “inteligente” adquirir productos falsificados, por lo que ha reclamado a las autoridades que realicen campañas para concienciarles de que dicha práctica “puede costar el puesto de trabajo a su mamá o a su papá”.

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