22 noviembre 2024

Miopía, hipermetropía, astigmatismo, presbicia… ¿en qué se diferencian?

Las gafas tradicionales que nos ayudan a corregir estos problemas de visión fueron sugeridas en el siglo XI por el astrónomo Alhacén y fabricadas, por primera vez, en Murano en el siglo XIII

El ojo es un órgano muy complejo cuya función es recoger y conducir al cerebro el estímulo que producen los rayos de luz que vienen de los objetos exteriores, para que el cerebro los transforme en imágenes, colores, etc. Esta función la realiza el globo ocular que en su frontal exterior contiene la córnea, pupila, iris y cristalino (la lente convergente) y, en su parte posterior se encuentra la retina y el nervio óptico. El globo ocular recibe los rayos de luz emitidos o reflejados por los objetos y los converge en la retina. Ahí, a partir de una primera transformación y procesamiento del estímulo que producen los rayos ópticos, se genera una señal que, por medio del nervio óptico, se envía al cerebro. Cuando el globo ocular no concentra los rayos en la retina o tiene algún otro defecto, tenemos problemas de visión. De todos los posibles problemas los más comunes son la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo y la presbicia. A ellos y a sus correcciones se dedican las líneas que siguen.

La miopía afecta a la visión lejana. Se produce cuando los rayos de luz convergen antes de llegar a la retina. Eso puede ser debido a que el globo ocular es más alargado de lo normal o que la córnea y/o el cristalino convergen en exceso. La hipermetropía afecta a la visión cercana. Se produce cuando la luz converge detrás de la retina. Aquí el motivo puede ser que el globo ocular sea más corto de lo normal o que la córnea y/o cristalino no tienen suficiente capacidad de convergencia. El astigmatismo, que se puede dar solo o junto con los dos casos anteriores, se produce cuando la córnea presenta irregularidades en su curvatura. Así como los dos primeros son más fáciles de detectar por uno mismo, falta de nitidez en la visión lejana o cercana, el astigmatismo, si no es muy alto, lo puede corregir el cerebro aunque no es lo más conveniente. La presbicia es una hipermetropía que se produce con la edad por el envejecimiento del cristalino y la disminución de los reflejos de acomodación y desacomodación. Puede empezar a los 40 años y llega al máximo a los 65.

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Tres de los defectos anteriores se corrigen desde hace muchos años, el astigmatismo más recientemente, con lentes (gafas). La miopía se corrige con lentes divergentes para retrasar el punto de convergencia de la luz y llevarla a la retina. Estas lentes, los llamados vulgarmente cristales de las gafas, son más gruesas en los bordes que en el centro. Son las lentes cóncavas. La corrección de la hipermetropía consiste en adelantar el enfoque de la imagen. Se realiza con lentes convergentes, más gruesas en el centro que en los bordes. Son las lentes convexas. Los jóvenes con hipermetropía baja la pueden corregir sin gafas forzando la curvatura del cristalino.

La presbicia no es una patología y su corrección es la misma para los dos ojos. Se corrige con gafas graduadas que utilizan lentes convexas y de aumento, para ampliar el objeto observado. En cuanto al astigmatismo, su visión borrosa puede ir en diferentes direcciones: vertical, horizontal o en cualquier diagonal. Al ser un defecto direccional, la corrección se realiza con lentes cilíndricas, por tanto, con un grosor variable en función de la dirección. Actualmente existen otros medios de corrección (lentillas u operación) que hacen la misma corrección que las clásicas gafas, sugeridas en el siglo XI por el astrónomo árabe Alhacén y fabricadas, por primera vez, en Murano (Venecia) en el siglo XIII.