Fue la primera mujer política en Granada y rompió con los moldes establecidos. Sufrió el machismo en primera persona hasta su triste final, cuando suplicó «clemencia a las estrellas»

«Le he metido dos tiros a Lorca por maricón». La frase retumba al leerla como lo hicieron aquellas balas. Es de sobra conocida, pero está incompleta. El que la pronunció, Juan Luis Trescastro, añadió: «Y a Agustina por puta». La segunda parte de esta afirmación ha quedado en el olvido, como ella, Agustina, una mujer extraordinaria que nunca ha recibido el reconocimiento que merecía. Su apasionante vida se vio truncada una semana como esta, en agosto de 1936, hace ya 86 años.

«El fin no es encontrar a Lorca, sino a los 300 que hay en el barranco de Víznar»Su trayectoria la conoce bien Enriqueta Barranco, especialista en ginecología y obstetricia e historiadora en sus ratos libres. A principios del año 2000 empezó a interesarse por ella a raíz de una investigación y, desde entonces, nunca ha dejado de indagar -cuenta con dos libros publicados sobre su figura-. «Fue ‘una genia’ fuera de su tiempo, además de la primera mujer que se presentó en Granada a unas elecciones, es decir, la primera mujer política», asegura.

Nacida en 1891, la familia de Agustina se dedicaba al comercio de pieles y calzado. Cuando su padre falleció, ella se quedó con la zapatería. Estaba situada en la calle Mesones, número 6, donde actualmente hay una tienda. Allí estaba también su casa natal, de la que la sacaron el día que la detuvieron y ejecutaron. «Vendía calzado y aprovechaba para colocar en el escaparte sus escritos. Escribía sobre su visión feminista de la vida, espiritismo, teosofía… Hasta tiene un libro, ‘Idearium futurismo’, en el que ya usaba el lenguaje propio de los SMS», comenta Enriqueta.

 

 

Una ávida lectora

Siempre le resultó muy complicado reivindicar el papel de la mujer. Para empezar, no estaba bien visto que las mujeres leyeran, ya que «cuanto más incultas, más sumisas», así que tuvo que leer a escondidas hasta que los hombres de su familia decidieron darle permiso. «Vestía como le daba la gana, se metían con ella y la llamaban loca. En aquella época estaba muy mal visto que una mujer llevara pantalones, pero ella se los ponía porque se sentía libre. Cuando hicieron el inventario de su casa después de morir prácticamente todo lo que tenía eran pantalones y blusas», cuenta Enriqueta.

Imagen original de Agustina y fotografía restaurada por Luda Merino. / Restaurando su dignidad

En medio de esta intensa investigación, Enriqueta encontró la presencia de imágenes agustinianas en la obra de Federico García Lorca. Fueron amigos y acabó convirtiéndose en su musa. Lo inspiró para ‘La zapatera prodigiosa’, donde «idealiza al personaje», y para ‘La casa de Bernarda Alba’, en la que una de las mujeres se llama Amelia. Ese era el nombre que Agustina, artista sin límites, usaba para firmar sus pinturas. «Hay bastantes más referencias a ella, pero es un terreno que no se ha explorado», agrega Enriqueta Barranco.

Muerte

Aunque siempre se habla de la madrugada del 18 de agosto como el día del fusilamiento de Lorca, la historiadora asegura que no se sabe con exactitud cuándo fueron asesinados él y Agustina. Se conoce que fue en agosto, probablemente esta semana, pero hay «una nebulosa» en torno a la fecha. «Durante todo el mes hubo ejecuciones, cada noche sonaban los tiros», añade. Lo que sí está confirmado es que ambos fueron sacados de sus casas y llevados a la colonia de Alfacar, un lugar en el que «esperaban hasta ser ejecutados, aunque ellos no lo sabían». «Después los llevaron al barranco de Víznar, donde los fusilaron», agrega Barranco.

Recuperados los restos de 49 víctimas del franquismo, 20 de ellas mujeres en Víznar

Antes de morir, Agustina se dirigió al cielo y pronunció sus últimas palabras: pidió clemencia a las estrellas. «Ella pensaba que por encima estaban los espíritus», argumenta Enriqueta. Y allí, en el mismo lugar en el que le arrebataron la vida a su amigo, Lorca, se la robaron a ella. El proceso post mortem está, según la historiadora experta en su figura, «plagado de mentiras». «Los testigos pagados que había en los juicios para incautar los bienes decían que era comunista. Ella nunca se manifestó así. Era una mujer libre y la mataron, como a muchísimas otras, por cualquier pronunciamiento público», lamenta.

En el barranco de Víznar continúan los trabajos para tratar de exhumar a las aproximadamente 300 víctimas documentadas del franquismo que allí permanecen. Si apareciese Agustina, por ahora no hay rastro de ningún familiar con el que comparar su ADN. Lo que sí se conserva es una fotografía de su rostro, esencial para una posible reconstrucción facial en caso de dar con sus restos. Está en blanco y negro, pero Luda Merino, estudiante universitaria que gestiona la cuenta de Twitter Restaurando su dignidad (@RestaurandoDign), la ha editado a color para honrar su memoria. Enriqueta Barranco busca además un productor para realizar un documental sobre Agustina. Todo sea por recordar a la mujer valiente que pidió clemencia a las estrellas antes de morir.

 

 
LAURA VELASCO
 
FOTO:A la derecha, retrato de Agustina en color tras la edición de Luda Merino. A la izquierda. arriba, imagen de Lorca. Debajo, el número 6 de calle Mesones, donde estaba tanto la casa como la zapatería de Agustina. / Restaurando su dignidad/Alfredo Aguilar
 
https://www.ideal.es/culturas/agustina-musa-lorca-ejecutada-barranco-viznar-poeta-20220819181440-nt.html
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