La disparidad de resultados entre autonomías en la EVAU se origina en la escuela, no en el examen
Los alumnos del País Vasco, Castilla y León y Cantabria sacan las mejores notas en la Selectividad, pero compiten en desventaja frente a los de Andalucía, Extremadura y Canarias por el alto porcentaje de sobresalientes obtenidos en bachillerato.
La Selectividad en España se ha convertido en un paseo triunfal: este curso han aprobado el 95,9% de los que se presentaron. Lo que marca la diferencia entre entrar o no en la carrera deseada es la nota final de ingreso, en la que pesa un 60% el expediente académico de bachillerato (logrado en el centro educativo) y un 40% las notas en los exámenes obligatorios comunes a todos los bachilleres de la región (el cálculo se complica si el alumno se presenta a materias voluntarias que hacen ganar peso a las pruebas). Y ahí está la clave: el enorme porcentaje de sobresalientes puestos en determinadas comunidades da la vuelta a la clasificación final. En Cataluña, solo el 14,9% de los alumnos titulan con sobresaliente frente al 31,1% de los canarios, por lo que, ante similares resultados en el examen, los estudiantes canarios tienen mejor nota global, que es la que sirve para entrar en cualquier universidad española. Con estos mimbres casi es imposible competir.
Las disparidades prosiguen en los exámenes de Selectividad (hay 17 modelos distintos), no solo por el contenido ―la forma de abordar la asignatura es distinta― o el tipo de prueba ―unas más memorísticas que otras―, sino también por los criterios de corrección. No están unificados, y eso sí intentará solucionarlo la nueva EVAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad) propuesta el miércoles por el Gobierno.
Murcia, con un 7,8 de nota media de acceso a grado en 2021, es la comunidad cuyos alumnos tienen tanto la puntuación más alta de los exámenes de Selectividad (7,2) como el mayor porcentaje de sobresalientes en bachillerato: lo logran el 32,3% de los aprobados. Pero quitando esta excepción, en la que destacan ambos parámetros, en otras comunidades las diferencias son notables: los inscritos de País Vasco, Castilla y León y Cantabria fueron puntuados por los tribunales de los exámenes de Selectividad en 2021 igual de bien que los de Murcia, con un 7,2. Pero, en cambio, los alumnos de Andalucía, Extremadura y Canarias, por este orden, se posicionaron mejor en la calificación final, cuando se cuentan además las notas del bachillerato.
Es decir, las buenas notas que elevan la calificación final a los alumnos de Canarias, Extremadura y Andalucía las traen de la escuela, y más si proceden de un centro de titularidad privada. El expediente escolar es la fuente de la disparidad y, sin embargo, los partidos de derechas reclaman una Selectividad única como remedio a todos los males. Ciudadanos ha hecho durante años bandera del examen único ―con numerosas propuestas en el Congreso―, y a la petición se ha unido con menor ímpetu el PP desde la época de Mariano Rajoy. El Gobierno considera que con 17 modelos de bachillerato distintos ―las competencias de educación están transferidas desde principios de los noventa―, es inviable un mismo examen.
La diferencia de nota en los exámenes fue de un punto el curso pasado entre la convocatoria ordinaria y extraordinaria ―un 7,2 de media en País Vasco, Castilla y León, Murcia y Cantabria, frente a un 6,2 en Baleares―, y la batalla es a la milésima para entrar en las carreras más disputadas (Medicina, Biotecnología o el doble grado de Matemáticas y Físicas). La brecha se acorta en la nota final, hasta los 0,7 puntos, cuando se tienen en cuenta el expediente previo de bachillerato y los exámenes de la EVAU: del 7,8 en Murcia y el 7,7 en Andalucía, Extremadura y Canarias, al 7,1 en Baleares.
Pero la verdadera competencia no se da en la media de los aprobados, sino en el escalón de arriba, en el de los alumnos muy destacados en la primera convocatoria. El ejemplo recurrente es el de Castilla y León, donde muchas plazas de Medicina ―la carrera más deseada en Salamanca y Valladolid― han sido tradicionalmente ocupadas por alumnos de otras autonomías. En 2019, el entonces consejero de Educación de la comunidad, Fernando Rey, se lamentó de que los “chicos vienen de otras comunidades con las notas hinchadas”, y abogó por una Selectividad única. Se avivó la polémica, pero en 2020 y 2021 se desactivó por la pandemia. En ese momento, como ahora, se decidió tener en cuenta el confinamiento y las dificultades que afrontaban las familias con menos recursos (que eran las más golpeadas por las restricciones y la falta de apoyo) a la hora de calificar.
Los bachilleres de Castilla y León ―los mejor preparados de España a los 15 años, según las pruebas PISA― obtienen las mejores notas de España en los exámenes (cada comunidad tiene sus pruebas), pero los que llegan a la EVAU con un sobresaliente debajo del brazo son menos que en otras regiones y eso desencadena el malestar. De media, en España, el 23,9% de los alumnos acaba el bachillerato con un sobresaliente (entre un 9 y un 10) en la convocatoria ordinaria; Castilla y León queda algo por debajo (23,6%) y muy por encima Canarias (31,1%), Extremadura (30,5%) y Andalucía (30,7%). De modo que estas regiones, que no destacan en los exámenes de su EVAU, se posicionan las primeras en la clasificación de ingreso cuando, en el cálculo de la nota final, cuenta un 60% la media del alumno que determinó el claustro de profesores del centro. En el extremo opuesto, están Baleares, con un 16,5% de sobresalientes, o Cataluña, con un 14,9%.
Los claustros tienen libertad de poner los sobresalientes que consideren, por lo que desde la Administración no se puede poner límites. La única restricción que hay es la matrícula de honor, que lleva aparejada la gratuidad en la EVAU: se puede dar una por cada 20 alumnos. En los últimos seis años, como contó este diario hace unas semanas, casi se han duplicado los sobresalientes en primera convocatoria entre los que han estudiado en los institutos públicos ―del 12,75% de los aprobados en 2015 al 22,9% en el curso 2020/2021― y en centros concertados ―del 15,5% al 29,5%―, y también ha subido, aunque proporcionalmente menos, en la escuela privada pura, donde las calificaciones máximas ya eran más habituales (del 19,25% se ha pasado al 31,9%).
En las comunidades que al final se posicionan primeras, el porcentaje de calificaciones de 9 o 10 es especialmente reseñable en las escuelas privadas: en Andalucía el 41,1% sale del colegio con un sobresaliente en bachillerato; en Extremadura, el 36% en centros concertados en otras etapas y el 46% en los privados, y en Canarias, el 44,5% en los subvencionados y el 43,1% en los de pago completo.
En octubre de 1999, Mariano Rajoy, por entonces ministro de Educación del PP, anunció que la nota del expediente de bachillerato dejaba de pesar un 50% y la Selectividad otro 50%, y que la calificación puesta en los centros contaría un 60% para que los alumnos no se jugasen “el trabajo de muchos años en una prueba”. En ese exceso de presión para el alumno coinciden los expertos. La medida no gustó a las universidades, que consideran que las desigualdades se originan antes: se ven sobre todo en los expedientes previos de los alumnos. Saturnino de la Plaza, que era presidente de la conferencia de rectores (CRUE), aseguró que esos cambios iban a “desprestigiar” la prueba. Temía que la privada hinchase la nota. La reforma de la Selectividad, adelantada el miércoles por EL PAÍS, no contempla que se vayan a cambiar estos porcentajes.