«UN NUEVO CURSO ESCOLAR: ENTRE EL CAOS Y EL DESPROPÓSITO» por Francisco L. Rajoy Varela
Imagínese por un momento que usted tiene en su coche un problema mecánico o en su casa un problema con la instalación eléctrica. Lo lógico, lo normal, es que acuda a un profesional especializado en la materia para que le solucione el problema.
Este razonamiento tan simple, tan de sentido común, sirva para aplicarlo en cualquier orden de la vida ante cualquier problema que nos surja. Este planteamiento tan entendible y tan fácil a simple vista se suele complicar y se vuelve enrevesado cuando el asunto cae en manos profanas, en manos de quien sabe de todo y no sabe absolutamente de nada, bien sea por desconocimiento o por incompetencia manifiesta.
Viene a cuento esto porque ante el comienzo de un nuevo curso y la enésima, octava si no recuerdo mal, aplicación de una nueva ley de educación, hecha como todo en este país a patadas y a la improvisación, dicho despropósito origina el caos entre los sufridos profesores a los que no se les ha informado de las pautas a seguir para su aplicación. Es un ahí tenéis el marrón y buscaros la vida, muy propio de esta miserable, inútil, irresponsable, demagoga y populista clase política, que unos por acción directa y otros por una desvergonzada omisión de los compromisos contraídos con los ciudadanos que los han instalado en el poder mal gestionan los destinos de esta desdichada nación.
Resulta harto paradójico y falaz que la clase política en general y refiriéndose a la enseñanza, critiquen el adoctrinamiento ideológico de la clase política instalada en el poder y cuando se instalan ellos, incurran en las mismas falacias y contradicciones. Se criticaba a la iglesia y a la oprobiosa dictadura del sistema educativo impuesto en el siglo
pasado. Casi medio siglo, 50 años después que se dicen rápido y ocho planes educativos, a algo más de uno por legislatura, estamos peor que lo dejamos. Esto si es realmente oprobioso e imperdonable porque hay que ser muy torpes e incompetentes para no ponerse de acuerdo de forma conjunta, dejando aparcados intereses políticos y egoísmos personales y buscar el interés de la ciudadanía dotándolo de un buen sistema educativo. Al contrario, con tanto cambio de sistema educativo lo que
se pretende es que exista el adoctrinamiento y posterior aborregamiento de la ciudadanía. Cuanta más ignorancia resulta más fácil manipular y confundir a la gente. Las personas que piensan libremente son muy peligrosas. Se hizo en la dictadura y se está volviendo a hacer ahora.
¿Realmente es esto una democracia? Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Volviendo al planteamiento inicial de este artículo, ¿quiénes son realmente las personas con la sabiduría, la autoridad moral y la experiencia contrastada para crear una ley de educación acorde con la realidad y las necesidades sociales que los nuevos tiempos exigen y demandan? Fácil, esas personas son los profesionales de la enseñanza, los profesores en general que realmente conocen los problemas y pueden aportar ideas y soluciones. Pero ojo, en ese consejo nacional de profesores que tampoco es necesario que sea muy amplio, deben estar no sólo los mejores profesionales también deben ser los más independientes, sin ninguna pertenencia ideológica a partidos políticos.
El objetivo de un sistema educativo es la formación de individuos en dos aspectos, el intelectual y el moral. Enseñar a pensar desde una óptica libre y objetiva no contaminada por ideas tóxicas o partidistas, un pensamiento abierto hacia la tolerancia y el respeto de otras ideas distintas y enriquecedoras y en definitiva con una visión periférica del mundo de las ideas. Esto en el plano intelectual y en cuanto al plano moral formar al individuo en valores, esto es en principios morales y éticos.
Está claro que esta labor docente tiene que contar con el apoyo y la implicación de los padres para que puedan actuar con la autoridad moral necesaria y sentirse arropados.
A día de hoy se ha llegado a una situación insostenible en el ámbito educativo y se hace necesario dar un giro de 360 grados. Es inadmisible la falta de respeto al docente y a los propios compañeros de clase, la entrada de móviles en clase, las agresiones y en general esta absoluta falta de educación. Si realmente queremos un mundo sostenible, no sólo es necesario educar en valores ecológicos, también insisto, en educar en valores éticos y morales. Y el conjunto de valores se enseña y fomenta en el ámbito familiar ejerciendo una paternidad responsable y no delegando en el docente y para inri no apoyándolo.
Es cierto que la desestructura familiar está ayudando a que se den estas situaciones. Sinceramente creo que hemos llegado a un punto sin retorno y entiendo que tanto a nivel familiar como docente y de forma conjunta se hace necesario y urgente empezar a replantear la situación y reconducirla.
Por último quiero comentar una serie de cuestiones relacionadas sobre el sistema de impartir las clases hoy día que considero contradictorias y que no dejan de sorprender.
Se ha impuesto de forma sistemática el uso de ordenadores en clase pese a la recomendaciones médicas sobre la influencia visual negativa que la exposición a pantallas de ordenadores conlleva. Se considera una auténtica aberración el uso de la memoria, como todo en esta vida diría que el mal uso sí, pero su potenciación es necesaria ya que la naturaleza que es sabia y nos la dio por algo sería, lo que es una aberración es una sociedad de desmemoriados que necesitan consultar en la wikipedia quién fue Cristóbal Colón y me pregunto, ¿y si hay un apagón general?, exacto, tú también te quedas a oscuras.
Y por último, sobre la eliminación de la calificación numérica de las notas que supongo se debe a un tema relacionado con la igualdad, no discriminatorio. Desde luego el que ha parido el invento se ha cubierto de gloria, vuelve a nacer y no es más tonto. Mire yo pertenezco a esa generación que obtuve suspensos y sobresalientes y ni estoy traumatizado ni me siento fracasado, al contrario aquellas notas me motivaban y luchaba por superarme y conseguir mis metas. Me sirvió para educarme en la cultura del esfuerzo algo que con el paso de los años me ayudó en lo personal y en lo profesional. Si no existen notas, se iguala con los mediocres y no tienes ni plus de motivación ni
compensación personal por el esfuerzo realizado. Aquí no va de discriminar ni penalizar a nadie, ni de quién es más melón. Aquí va de valorar las capacidades y el esfuerzo personal de cada uno y de orientadlo en la dirección correcta. No todos servimos para lo mismo y nadie es mejor ni peor que nadie.
Francisco L. Rajoy Varela