28 noviembre 2024

El fotoperiodista de IDEAL Ramón L. Pérez publica ‘Noventa y seis’, un libro que recoge 96 retratos a granadinos emblemáticos realizados durante los últimos ocho años que, además, se exponen desde este martes en la Sala Zaida de Caja Rural

Ramón L. Pérez entra en el Bar Cámara y pide un descafeinado con leche sin separar los brazos del pecho. «No quería que se mojara», dice, conforme coloca en la mesa un paquete envuelto en papel marrón. Dentro está uno de los 200 ejemplares de ‘ Noventa y seis‘ (Sonámbulos Ediciones, 2022), un hermoso tomo cuadrado de 280 páginas repletas de grises de todos los colores. Al hojearlo, resulta que el libro es el que te mira a ti: Manuel Lucena, Luis García Montero, Miguel Ríos, María José Rienda, Marina Heredia, Ángeles Orantes-Zurita, José Antonio Lorente, Antonio Arias, Pilar Dalbat, Emilio Calatayud, Mariluz Escribano, El Fandi, Lola Marín… Noventa y seis personajes de las más variadas disciplinas que conforman el carisma de Granada. Noventa y seis historias tomadas a lo largo de los últimos ocho años.

«Uno de los primeros fue Pepe Cantero, el actor. Desde entonces, cada vez que nos vemos me dice lo mismo: ¡Maestro! –pone voz grave–. ¿Cuándo vamos a ver ese libro? Y yo: pronto, pronto… y han pasado ocho años», ríe. Su nombre, Ramón L. Pérez, con esa ‘ele’ en medio tan característica, es una de las firmas habituales de IDEAL. «Llevo 38 años ejerciendo el fotoperiodismo. De la fotografía me gustan todas las facetas, pero la urbana y el retrato me encantan», apunta. En el verano de 2014, hablando con Lola Maleno, «mi mujer y mi compañera de viaje», surgió la idea: «Un libro de retratos que fuera algo más. Entonces, además de las caras, se nos ocurrió añadir las manos. Las manos dicen mucho de la persona, las manos como transmisoras del conocimiento».

Detalles de las fotografías de Alfredo Amestoy, Miguel Ríos, Marina Heredia y Mariola Cantarero. / R. L. P.

El resultado es doble: ‘Noventa y seis’, el libro; y ‘Noventa y seis’, la exposición, que se inaugura en la Sala Zaida de Caja Rural este martes 20, a las 19.30 horas. En ambos casos, la materia prima es la misma: noventa y seis retratos y noventa y seis fotografías de manos. «Cuando empecé la lista de personas vi que no tenía fin. Hace un año me dije que tenía que ponerle fin porque podía estar el resto de mi vida haciendo retratos. Me planté en noventa y seis». Las imágenes, expuestas en marcos de 21×30, buscan la intimidad con el espectador. «Son para que te arrimes, para distancias cortas».

A lo largo de las páginas y de los marcos, encontramos un Ramón L. Pérez que evoluciona en su estilo. «El Ramón de hace ocho años no hace los retratos que hace el Ramón de ahora. Me veo con la mirada más limpia, en el sentido de ir quitando cosas que puedan estorbar, de manera que el retratado quede solo, que apenas tenga elementos que no sean de la propia persona. Y cuido mucho la iluminación, para que sea lo más natural posible».

Las manos de Tato Rébora y Mariquilla. / R. L. P.

Contar a la persona

Uno de los motivos que impulsó ‘Noventa y seis’ fue suplir una de las carencias del trabajo diario: «Quería disfrutar de una hora con el personaje, sin prisa. Tiempo en el que surge la confianza, la complicidad y, al final, la foto». Así fue con Rafael Guillén, aquella tarde en el despacho de su casa. Ramón le preguntó si seguía escribiendo a mano y él respondió que no, que la artrosis no le dejaba. «Justo en ese momento, pegó la mano con artrosis en la sien. Y esa conjunción de cerebro y mano me encantó. Me dio la foto sobre la marcha».

Rafael Guillén. / R. L. P.

O aquella mañana con Pilar Aranda, en el salón de rectores. Mientras él preparaba el equipo, ella se paró delante de una ventana y miró al horizonte. «Pilar no te muevas, le dije. Me fijé que tenía cuatro o cinco cuadros de rectores encima y que sus miradas apuntaban hacia donde estaba ella, todos súper serios, como diciendo ¿qué hace una mujer aquí? Y ella con esa mirada limpia, mirando al futuro…».

Pilar Aranda. / R. L. P.

Porque todas, sin excepción, son fotografías impregnadas por el periodismo. «Mi profesión se nota. No son retratos psicológicos ni retratos para que la gente se vea bonita. Es lo que yo veo como fotoperiodista, cómo yo cuento a esa persona… ¿Sabes? En nada cumplo 40 años en esto y han pasado volando. Cada día disfruto más. Cada foto la hago como si fuera el último trabajo que voy a hacer. Me encanta mi trabajo».

Entre los noventa y seis personajes hay ocho que ya no están con nosotros: David Zaafra, Juan de Loxa, Goyo, Miguel Morales, Tico Medina, Jorge Abarca, Melchor Saiz-Pardo y Arsacio Peña, el último en marcharse, que murió hace un mes a los ciento ocho años. «A Melchor le hice la fotografía el día antes de su muerte», subraya emocionado.

Melchor Saiz-Pardo. / R. L. P.

La exposición estará abierta hasta el próximo 28 de enero y el libro, hasta agotar existencias. Y quedan pocas oportunidades. «Está volando. Quedan unos cuarenta que se podrán adquirir en la exposición o en la web de Sonámbulos (35 euros). La verdad es que estoy encantando con el libro, es un tesoro. Daniel Fajardo, Joaquín Puga y Javier Bozalongo han hecho un trabajo excepcional. También gracias a José E. Cabrero, por ordenar mis palabras. Gracias a Caja Rural, que ha confiado en el proyecto desde el principio. Gracias a las 96 personas que lo han hecho realidad. Y gracias a Lola, que siempre está en mi camino».

Tras hacerle la foto a Miguel Moreno, Ramón volvió a su casa para entregarle la foto enmarcada. El escultor, al verla, lloró. «Es la primera vez que me veo en una foto, me dijo. Nos dimos un abrazo. No hay mejor pago», termina Ramón L. Pérez.

 

JOSÉ E. CABRERO

FOTO: Algunos de los retratados por Ramón L. Pérez, autor de la exposición. / Joaquín Puga

 
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