La paradoja de la comida en España: suben los precios y tiramos más a la basura (PARTE 2)

La iniciativa que ha evitado el desperdicio de 7.000 toneladas de comida

Mucho antes de aparecer esta ley, ya existían iniciativas que combatían el problema. Es el caso de esta empresa danesa que, además de ‘salvar’ alimentos que acabarían de otro modo en el cubo de la basura, trata, de paso, de echar un cable a todos aquellos que tienen dificultades para llegar a fin de mes con precios económicos. Su funcionamiento es sencillo: conecta a los establecimientos y a los usuarios para que los primeros puedan vender sus excedentes de comida mediante ‘packs’ sorpresa; añaden aquello que ha sobrado en sus cocinas y lo ofrecen a un bajo precio.

Nada más entrar en la ‘app’ los usuarios pueden ver los establecimientos que tienen a su alrededor. El contenido siempre es sorpresa, ya que depende del excedente de cada día. Aunque, eso sí, “siempre serán productos de calidad, frescos y en su mayoría elaborados durante la jornada”, aclara Helena. Los precios son económicos. Por poner un ejemplo, las personas que lo utilizan pueden llegar a llevarse dos tuppers por cuatro euros. Aunque dependerá de cada local. Eso sí, tendrán que desplazarse a recogerlo porque no ofrecen servicio a domicilio.

 
Pedido Too Good to Go

Foto too good to go

 

La idea surgió en Dinamarca en 2016. Un grupo de amigos se encontraba en un buffet y se pararon a observar, indignados, cómo los camareros tiraban toda la comida no consumida al final de la cena. En ese momento decidieron que tenían que actuar. A día de hoy ya están presentes en 17 países europeos, Estados Unidos y Canadá. A España llegaron en 2018; y cada vez son más los restaurantes, hoteles, supermercados, panaderías y fruterías, entre otros, los que se suman a esta iniciativa. En nuestro país ya son cinco millones de usuarios, casi 5.000 establecimientos y más de siete millones de packs salvados , “el equivalente a haber evitado el desperdicio de más de 7.000 toneladas de comida”, aclara Helena.

La educación es otro de sus pilares. A menudo ponen en marcha campañas como, por ejemplo, ‘Fechas con sentido: Mira, huele, prueba’, para enseñar a la sociedad la diferencia entre caducidad y consumo preferente. Además, ofrecen de forma gratuita materiales y talleres didácticos sobre el desperdicio de alimentos para alumnos de primaria, secundaria y educación superior que los profesores pueden incluir en sus clases. “El desperdicio de alimentos es responsable de hasta el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Los jóvenes son conscientes del cambio climático y están listos para actuar. La educación juega un papel crucial en la reducción del desperdicio de alimentos y es importante que en las aulas se enseñe y se fomente el consumo responsable lo antes posible; es la única fórmula para cambiar, a la larga, esta situación”, concluye Helena Calvo.

Créditos
  • Reportaje

    ROCÍO ROMERO

  • Diseño y dirección de arte

    Fernando Puente

  • Maquetación

    María del Mar Pérez

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