Así se le da un repaso general

n algunas culturas que dan una tremenda importancia al hogar como templo del descanso y la serenidad, el inicio del año es la ocasión ideal para hacer una puesta a punto a la casa. Los nórdicos realizan tradicionalmente dos ‘repasos’ domésticos anuales –en torno al verano y en enero– y en Japón existe la tradición milenaria del Oosouji (gran limpieza), que consiste en deshacerse de todo lo que no sirve en casa y arreglar las cosillas pendientes cada 28 de diciembre para iniciar el año sin lastres. ¿Nos ponemos manos a la obra ahora que estamos en la época adecuada? Ganaremos en tranquilidad en los meses venideros. Vamos allá.

La clave

Tirar, tirar y tirar

Para que nuestra casa sea más acogedora y bonita no hace falta una gran reforma. Con algún detallito y quitando trastos de en medio mejora todo mucho. La Encuesta Nacional de Patrones de Actividad Humana realizada en EE UU en los 90 reveló que pasábamos casi el 70% de nuestro tiempo en casa, así que cuidar este escenario ha sido siempre clave. Y, desde entonces, subraya el danés Meik Wiking, que se basa en las tesis del Instituto de la Felicidad de Copenhage, aún nos hemos vuelto más caseros. Por eso, aconseja ponerse cómodos. ¿Cómo? Con una buena limpieza general, que aconseja tomarse «como si fuese una mudanza, en el sentido de que hay que tirar todo lo que no sirve», tal y como explica en su célebre libro ‘Hygge Home’ (libros Cúpula).

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) nos dicen cómo hacerlo: lo que esté en buen estado, se dona, lo otro se tira sin piedad. Y hay que hacerlo de una vez, no por partes. Fuera las cosas que tenemos repetidas (¿cinco embudos iguales?), objetos averiados (los móviles arcaicos de los últimos 20 años que no sabemos dónde tirar, por ejemplo) y los enseres incompletos (túperes sin tapa…) o gastados (libretas con todas las hojas usadas). ¿El consejo para decidir si algo que no está en estas categorías se queda o no? Si nos hace felices, no se va de casa. Una advertencia de los expertos de la OCU, empezar por lo más fácil: la ropa. «Por el contrario, deberemos dejar para el final las fotografías y las cartas, no solo por su alto valor sentimental, sino porque, además, son únicas», detallan fuentes de la organización. Por tanto, la mejor secuencia para tirar es: primero la ropa, luego libros, papeles y objetos variados y, por último, lo que tenga valor sentimental.

Y una vez que nos hayamos deshecho de lo inservible, a colocarlo en su sitio. «Por categorías (libros, cds, prendas…), no por habitaciones. ¿Por qué? Porque solemos guardar el mismo tipo de objetos en más de un lugar y repetimos el mismo trabajo en muchos sitios, lo que crea un círculo vicioso. Y al final no sabemos ni lo que tenemos», aclaran desde la OCU.

A ordenar

Cada cosa en su sitio

¿Compramos cajas para guardar todo? No hace falta, las de zapatos vacías son muy útiles «por su tamaño, material y durabilidad», indican. Valen para botiquines, productos de limpieza, costurero, pinturas de los peques, medias, calcetines… para casi todo. Y es más sostenible que adquirir cajas de plástico. ¿Y la ropa? «La principal recomendación es tirar cualquier cosa que no pertenezca a una de estas tres categorías: actualmente en uso, requerida por un periodo limitado y para conservar indefinidamente», apuntan las mismas fuentes. Y una advertencia: lo de quedarse con un montón de prendas viejas ‘para estar casa’ es un error (solo unas pocas).

Además, lo que ‘salvemos’ debemos meterlo en los armarios, a poder ser, en vertical y doblado (cabe mucho más). ¿Mas consejos para guardar todo? Los papeles, hay que dividirlos según la frecuencia de uso y meterlos en carpetas. Los bolsos (cuánto espacio ocupan y qué complicados son de guardar) y maletas, unos dentro de otros. Con la correa fuera y no más de dos que, si no, igual no nos acordamos de dónde están.

Otro consejito: cuando hagamos la limpieza general veremos que hay un montón de cosas pequeñas –pendientes, tarjetas, monedas, la cinta métrica que usamos hace tres meses– que llevan meses o años en sitios que no son el suyo (cajones, cuencos para dejar las llaves que tienen de todo…). Pues lo que hay que hacer es un barrido, meterlos en una bolsa y luego devolverlos a su sitio correcto (¡por fin!)

Hora de limpiar, ahora sí

Todo reluciente

Ahora que tenemos todo libre de trastos y ordenado (con las superficies despejadas), limpiar es fácil. Empezamos con una habitación y no pasamos a otra hasta que esté acabada. Y muy importante: «Arregle usted mismo o lleve a un profesional todo lo que requiera una reparación», señalan en la OCU. Esa bombilla que lleva fundida cuatro meses, el marco del cuadro que se ha despegado, el foco que se ha quedado colgando desde tiempo inmemorial, esa mancha en la pared que no hemos quitado, una marca del parqué que se puede disimular… cosas pequeñas que dan mala impresión

En cuanto a lo grande, estas puestas a punto deben incluir cristales, marcos de las ventanas y persianas, puertas, parte superior de armarios y estanterías, marcos de los cuadros, teléfono, televisión, equipo de música y demás aparatos, armarios –hay que revisar el contenido de la despensa para eliminar productos caducados–, vaciar y limpiar los muebles de la cocina y las librerías, sacudir, arreglar y girar el colchón (lavar sus fundas) y dejar en perfecto estado de revista cortinas, visillos, cubrecamas y colchas, que podemos actualizar si tenemos presupuesto.

SOLANGE VÁZQUEZ

https://www.ideal.es/vivir/tendencias/nuevo-casa-punto-20221230144410-ntrc.html

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