Unos días de frío no hacen al invierno gélido: la estación ha sido la segunda más cálida registrada en Europa

En España, diciembre fue “extremadamente cálido”, mientras enero y febrero tuvieron una temperatura global considerada “normal” por la Aemet, al situarse un poco por debajo de la nueva media de referencia

Desde aproximadamente el 24 de febrero al 5 de marzo, las temperaturas en España han sido “realmente frías”, según las define la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). A finales de enero también se registraron unas jornadas con temperaturas por debajo de la media. Sin embargo, estas fechas con termómetros en negativo no se han traducido en un invierno globalmente gélido. De hecho, en Europa se ha registrado el segundo invierno más cálido desde que hay mediciones, según el sistema de vigilancia europeo Copernicus.

El invierno meteorológico abarca del 1 de diciembre al 1 de marzo. Las mediciones de estos tres meses, en el continente y en España, no han dejado datos que desmientan que avanzamos hacia un mundo más cálido, una tendencia que los científicos han podido vincular con el recalentamiento global y el cambio climático.

Dos apuntes sobre esa vinculación científica: “Los gases invernadero extra en nuestra atmósfera son la principal razón de que la Tierra esté volviéndose más cálida”, como describe la NASA, y el planeta “está más caliente de lo que ha estado en 125.000 años”, constató el informe de evidencias físicas del Panel Internacional de Expertos (IPCC) de agosto de 2021.

Evolución de la temperatura media en España (peninsular) en comparación con la media 1991-2020. Aemet

A pesar de los picos helados que se han vivido con la reciente borrasca Juliette, que dejó nieve a nivel del mar, las temperaturas globales de todo el invierno en España han sido o más bien las normales o por encima de esa normalidad.

Diciembre de 2022 fue “extremadamente cálido” en la península: la media estuvo casi tres grados por encima del promedio histórico (2,9ºC). También fue un mes extremadamente cálido en Baleares y Canarias.

Enero fue un mes normal en cuanto al frío. Los termómetros de la Aemet registraron una temperatura media 0,1ºC inferior al promedio del periodo 1991-2020 que está en 6ºC.

Es relevante reseñar que la Aemet (y el resto de servicios meteorológicos) ha empezado recientemente a comparar los registros con un nuevo periplo de 30 años más cercano al momento de toma de datos. Hasta entonces se estaba usando el intervalo 1981-2010 que, en el caso de enero, ofrecía una temperatura media más baja: 5,7ºC. Es decir, enero de 2023 habría sido una temperatura superior a la media de esa referencia.

En Canarias la cosa fue más suave: fue un enero “cálido”, incluso para esas latitudes. Si se quiere colocar en un ranking, enero de 2023 se va al trigésimo más frío. De hecho, fue noticioso que hubiera temperaturas bajas, ya que se venía de romper récords el primer día del año: en el norte peninsular se estuvo siete grados por encima de lo habitual.

Y febrero, finalmente, “fue en su conjunto normal”, explica la Aemet. Con una temperatura media en la península solo un poquito más baja que la media 1991-2010. En Baleares y Canarias sí se le ha dado la calificación de frío.

¿Y lo de Juliette y las alertas por caída de temperaturas? Los científicos siguen apuntalando los estudios sobre cómo el cambio climático –que sobre todo nos está dejando veranos cada vez más largos y severos– influye en picos fríos. Los estudios indagan sobre cómo el debilitamiento del vórtex ártico –los vientos fuertes que rodean el polo norte– puede hacer que el aire gélido que debería quedarse en el norte de la Tierra pueda desplomarse a zonas más templadas y generar estos episodios.

Invierno templado en el continente

Pero la crisis climática va más allá de cualquier frontera. Incluso las españolas. Se trata de una crisis global. Afecta más o menos, y de diferentes maneras, según las zonas de la Tierra, pero alcanza a todo el planeta. Así, en Europa en general, febrero ha sido incluso un mes bastante cálido.

El mes pasado fue el quinto febrero con la temperatura más alta. Así que el invierno europeo en general “ha sido el segundo (empatado) más cálido jamás medido”. Los termómetros fueron especialmente altos en el este y el norte del continente.

Los días en los que la temperatura exterior hizo necesaria la calefacción para conseguir una temperatura confortable en los hogares han descendido un 19% en la Unión Europea desde 1979 a 2022.

Un chivato de este invierno templado ha sido la temporada de esquí. Fueron famosas las imágenes de las estaciones alpinas, marrones y sin poder tener actividad durante el mes de enero. El 27 de febrero pasado, un grupo de esquiadores profesionales remitió una carta a la Federación Internacional de Esquí (FIS) encabezada con la frase “nuestro deporte está en peligro”

En la misiva pedían un compromiso de la FIS contra el cambio climático para que el circuito blanco sea climáticamente neutro: “Cada vez más competiciones deben ser canceladas por tiempo extremo o falta de nieve. La opinión pública piensa cada vez más que el esquí es injustificable”.

En los icónicos Alpes europeos, la nieve cada vez dura menos. La capa que recubre cada invierno las montañas dura 36 días menos que la media de los últimos seis siglos, según alertaron unos investigadores de la Universidad de Padua en enero de este año. La duración del manto ha caído un 5,6% cada década desde 1950.

Otro indicador invernal es la capa de mar helado en el océano Ártico. Entre febrero y marzo, la extensión de hielo marino del norte alcanza su máximo anual. “No está muy lejos de llegarse”, explicó el Centro Nacional de Nieve y Hielo de EEUU (Nsdic) el 2 de marzo pasado. Sin embargo, la superficie helada en febrero, cuando está avanzando hacia su mayor extensión, ha estado un 4% por debajo del promedio: medio millón de kilómetros cuadrados menos. “Es el segundo registro más bajo medido por satélite”, informa Copernicus.

La capa de hielo, además de menos extensa, también está siendo menos densa. Se han dado concentraciones muy por debajo de lo esperable en el mar de Barents y alrededor de las islas Svalbard.

Además, lluvias en regresión

El invierno arrancó con mucha lluvia. Pero la cosa ha ido a menos hasta cerrar una estación “más seca de lo habitual en buena parte de Europa occidental y del sureste”.

En España, diciembre fue un periodo extremadamente húmedo con lluvias que supusieron un 143% del promedio. Pero enero ya fue un mes normal (precipitaciones en el 93%). La estación se ha cerrado con un febrero “muy seco” en la península (ha llovido un tercio de lo habitual). En Canarias y, sobre todo Baleares, el invierno acabó con días “extremadamente húmedos”.

 

Raúl Rejón

 

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