España encadena por primera vez su quinto invierno cálido consecutivo
A pesar de que la temporada fue ligeramente húmeda, continúa la sequía meteorológica, que desde diciembre es considerada “de larga duración”, con lo peor en las cuencas Guadalquivir, Sur y Pirineo oriental
El calor suma y sigue en España. El invierno meteorológico, que concluyó el 28 de febrero, ha sido catalogado por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de cálido. Hizo una temperatura media en la España peninsular de 7,4°, 0,8° por encima de la media de la estación, con las máximas 0,9° por encima y las mínimas, 0,7°, lo que lo convierten en el décimo invierno más cálido desde el comienzo de la serie que sirve de referencia y que arranca en 1961 y el quinto del siglo XXI, ha certificado la agencia este viernes en la rueda de prensa para hacer balance de la estación. Si se echa la vista atrás, hay que remontarse a la temporada de 2017-2018 para encontrar un invierno frío, ya que el pasado fue muy cálido, el anterior, cálido a pesar de Filomena, y el de 2019-2020, el más cálido desde que hay registros. La temporada de 2018-2019 también fue cálida, la de 2017-2018 fría, la de 2016-2017 cálida, la de 2015-2016 muy cálida y la de 2014-2015, muy fría.
“Es la primera vez que en España se suceden cinco inviernos catalogados como cálidos o muy cálidos seguidos desde que hay registros“, sentencia Rubén del Campo, portavoz de Aemet. Como consecuencia del cambio climático, la tendencia a inviernos más suaves es clara. “El calentamiento global es indudable e inequívoco. España se ha calentado alrededor de 1,3° desde los años sesenta del siglo XX, pero este calentamiento es desigual en cuanto a las estaciones, más notable en verano, cuando ha sido de 0,27° por década, 1,6° en seis décadas, mientras que en invierno ha sido de 0,16° por década, alrededor de un grado desde los sesenta”, contextualiza Del Campo.
“Las probabilidades de que haya olas de frío en la actualidad son menores, ahora son claramente menos frecuentes que en los sesenta y setenta. Este invierno no ha habido ninguna, pero el calentamiento global no significa que no pueda haberlas, como de hecho la hubo tras Filomena en 2021 y tras Gloria en 2020”, continúa el meteorólogo.
Lo peor del pasado invierno fue diciembre, un mes “extremadamente cálido”, con una temperatura 2,8° por encima de la media, lo que lo situó como el más cálido desde el comienzo de la serie. Enero y febrero, aunque en comparación hayan parecido fríos, fueron en realidad normales. Durante el invierno, destaca Aemet, hubo varios episodios cálidos, el peor entre el 6 de diciembre y el 5 de enero, seguido del de los días 14 a 22 de febrero, ambos con temperaturas máximas y mínimas muy por encima de las normales.
Aunque la pasada temporada hubo diversos episodios fríos, ninguno de ellos fue una ola de frío al no ser “lo suficientemente intensos ni extensos ni duraderos”, indica Del Campo. Destacó el episodio frío del el 18 de enero al 2 de febrero, tras el paso de las borrascas Gerard y Fien y el de los días 24 a 28 de febrero, debido a la borrasca Juliette, que produjo una entrada de aire muy frío de origen polar, en el que se registraron las temperaturas más bajas del invierno, con los -15,8° en Molina de Aragón (Guadalajara), -11,6° de puerto de Navacerrada, -9,6° en Soria y -9,0° en Teruel.
En lo que va de año, España acumula ya tres récords de días cálidos ―jornada de mayor temperatura en comparación con la de esos mismos días de los mismos meses desde 1950―, el 20 de febrero, 12 de marzo y 13 de marzo, algo “poco usual cuando aún no se ha cumplido el primer trimestre”, mientras que no ha batido ningún récord de día frío. En un clima no alterado, recuerda Del Campo, la media es de cinco récords de días cálidos y otros cinco de días fríos cada año. En 2022, el año más cálido en España desde que hay registros, hubo 35 récords de días cálidos y solo dos de fríos.
Desde diciembre, en situación de “sequía de larga duración”
La parte positiva es que ha sido un invierno húmedo, pero por la mínima, con una media de 194,5 litros de agua por metro cuadrado, un 3% por encima del valor normal del trimestre. Salvó los muebles diciembre, que resultó muy húmedo, mientras que enero fue normal y febrero, muy seco. Sin embargo, estas lluvias desigualmente repartidas ―se recogió más agua de lo habitual en la vertiente atlántica y menos en la mediterránea ― no han logrado revertir la situación de carestía.
Analizando las precipitaciones registradas durante los 12 meses previos, España continúa este marzo en sequía meteorológica —escasez continuada de precipitaciones—, con el noreste como zona más castigada por la falta de lluvias. Todas las cuencas de acumulación ―similares a las hidrográficas, pero no exactamente las mismas― lo están, excepto las del Tajo, Júcar y Segura.
Y lo que es peor, la sequía meteorológica, que comenzó en enero de 2022, es considerada desde el pasado mes de diciembre “de larga duración”, es decir, que “las precipitaciones registradas en los 36 meses previos han sido escasas”. Las cuencas más afectadas son las del Guadalquivir, Sur y Pirineo oriental. ¿Es la más grave hasta ahora? “No”, contesta con alivio Del Campo, para aclarar que las temporadas de sequía meteorológica a 12 meses desde 1961 “muestran periodos más intensos que el actual, especialmente el de 2005″. La sequía duradera es aún “incipiente y queda lejos de las de los años ochenta y noventa del siglo XX y la de 2005-2009″, aclara el portavoz de la agencia.
En cuanto a la previsión estacional para la primavera ―la meteorológica comenzó el 1 de marzo, pero la astronómica lo hará el próximo lunes a las 22.24 hora peninsular española―, Aemet espera que tenga unas temperaturas en torno al promedio o más cálida de lo normal. “Que sea más cálida es más probable en el este de la Península y en los archipiélagos”, puntualiza Estrella Gutiérrez Marco, jefa de coordinación de las delegaciones territoriales. En cuanto a las precipitaciones, es probable que las lluvias queden en el promedio normal, aunque en la vertiente atlántica, es decir, en buena parte del oeste y centro de la Península, podrían ser superiores y en la mediterránea y Baleares, inferiores.
Más a más largo plazo, los primeros pronósticos apuntan a que el verano se presenta, de nuevo, cálido. En precipitaciones, de momento no hay una tendencia clara. “Podríamos tener un verano complicado en cuanto a incendios, al sumar calor y sequía”, alerta Del Campo.
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.