En una ocasión que visité y paseaba por el bello pueblo de Priego de Córdoba, entré en una exposición conmemorativa del 90 aniversario de la muerte de Carmen de Burgos y Seguí; también conocida por el seudónimo de Colombine.

 
Carmen de Burgos fue maestra, escritora, periodista, y, la primera mujer en ser corresponsal de guerra en un periódico allá por el año de 1909. Una intelectual que se adelantó a su tiempo por llevar a la práctica la lucha incansable por el empoderamiento de la mujer y por su gran labor humanista.
 
También se atrevió a plantear el tema del divorcio en una columna del periódico; algo impensable en la época por la mentalidad de una sociedad mojigata, donde las opiniones de la mayor parte de los intelectuales se escoraban al conservadurismo más pétreo, pero ella, unió voces como la de Pardo Bazán, Baroja y Unamuno para sacudir la gazmoñería y la sinrazón del rancio puritanismo que imperaba en aquella España de marcado acento clerical.
 
A Colombine; pues, usaba también este seudónimo cuando escribía como columnista en el Heraldo de Madrid y, como el Partido Conservador le profesaba animadversión y antipatía, la enviaron como profesora a Toledo, por ser la ciudad donde más curas y monjas existían en todo el país por el año de 1907, pero en vez de amilanarse, arremetió con más saña en su postulado por la defensa de la igualdad de la mujer. Era tal su perseverancia en el tema que escribió y publicó un sorprendente libro sobre feminismo, cuyo título: “La mujer moderna y sus derechos”, fue todo un acontecimiento que, por entonces, nunca se conoció.
 
Así que, la rebelde maestra y escritora, además, de excelente columnista, salía de día y de noche con su cuaderno de notas y su pluma para hacer todo tipo de reportajes y entrevistas, mas luego, su encendida opinión que arremetía contra el machismo desaforado de la época y con la mentalidad arcaica de una sociedad sumida en la más absoluta indiferencia por la igualdad de la mujer en todos los ámbitos de la vida.
 
Es, por tanto, por lo que Carmen de Burgos siempre tuvo en mente que la cultura es la base fundamental para el progreso y la emancipación de la mujer, pues, negar la cultura, es sinónimo de marginación y el de estar esclavizadas en trabajos mal remunerados de por vida.
 
Fue incansable luchadora intelectual por los derechos humanos y con muchas esperanzas por el advenimiento de la República, pero la muerte le sobrevino cuando estaba plenamente dedicada a la propaganda republicana en una tarde del 9 de octubre de 1932.
 
Una mujer para recordar y, de obligado cumplimiento no dejar que la bruma del tiempo deje su nombre en el olvido.
 
 
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Mat Conde Jiménez

 
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