Meryl Streep, Premio Princesa de Asturias de las Artes «por dignificar el arte de la interpretación»
A sus 73 años, la ganadora de tres Oscar está considerada desde hace décadas como la mejor actriz de Hollywood
No es la primera vez que el Princesa de Asturias de las Artes recae en una personalidad del cine. Luis García Berlanga, Fernando Fernán Gómez, Vittorio Gasman, Woody Allen, Pedro Almodóvar, Michael Haneke, Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Ennio Morricone y John Williams han recibido un galardón que este año corresponde a la que, durante décadas, ha sido considerada como la mejor actriz del mundo. Meryl Streep (Summit, Nueva Jersey, 1949) es una estrella inmensamente popular, que pertenece al restringido grupo de actores que ha ganado en tres ocasiones el Oscar: por ‘Kramer contra Kramer’ en 1979, por ‘La decisión de Sophie’ tres años más tarde y por ‘La dama de hierro’ en 2001. Solo Katharine Hepburn ha sumado una estatuilla más.
Sus 21 nominaciones ya son hasta motivo de chanza en las galas de los Oscar, que pisó por primera vez en 1978 con ‘El cazador’, adonde acudió junto a su pareja de entonces, el actor John Cazale, que murió de cáncer de huesos ese mismo año. La última vez que hemos visto a Meryl Streep nominada a los Premios de la Academia es en 2017, dando vida a Katharine Graham, la mítica editora del ‘Washington Post’, en ‘Los archivos del Pentágono’, de Steven Spielberg.
Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y presidente del jurado de los Princesa de Asturias, ha leído el fallo que premia a la actriz. Lo ha merecido «por dignificar el arte de la interpretación y conseguir que la ética y la coherencia trasciendan a través de su trabajo con la virtud de subrayar que los seres humanos y concretamente las mujeres deben latir y destacar a partir de su singularidad». El jurado también ha valorado que «a lo largo de cinco décadas, Meryl Streep ha desarrollado una carrera brillante encadenando interpretaciones en las que da vida a personajes femeninos ricos y complejos que invitan a la reflexión y la formación del espíritu crítico del espectador. La honestidad y responsabilidad en la elección de sus trabajos, al servicio de narrativas inspiradoras y ejemplarizantes traspasan la pantalla y los escenarios con una impecable técnica interpretativa armada únicamente con su gestualidad, voz y mirada».
A Meryl Streep ya la bautizaron ‘la nueva Garbo’ en los comienzos de su carrera por su afán perfeccionista y la afición por ensayar toda clase de complicados acentos. Su porte distinguido, como salido de un camafeo renacentista, la llevó a ser la candidata ideal para películas de época. Nacida en una rica familia burguesa de Nueva Jersey, su padre era un alto ejecutivo de una empresa farmacéutica y su madre se movía por círculos artísticos. La pequeña Meryl, la menor de tres hermanos -uno de ellos un conocido bailarín llegado el tiempo-, no era precisamente una belleza: gruesas gafas, ‘brackets’ en los dientes y cabello corto y rizado.
Tras destacar en el canto y los idiomas, facilidad que después aprovecharía en su carrera como actriz, ingresa con 15 años en el selecto Vassar College para estudiar Arte Dramático. Olvida su antiguo sueño de ser intérprete en las Naciones Unidas y perfecciona su técnica en Yale antes de dar el salto a Nueva York. Allí interpreta sobre el escenario toda clase de personajes, de Shakespeare a Tennessse Williams, de Strindberg a Arthur Miller. Meryl Streep adquiere la facilidad de los mejores actores ingleses para transformarse en cuerpo y alma en cada papel.
Debutó en Hollywood con un brevísimo papel en ‘Julia’ y ya en ‘Kramer contra Kramer’, que le brindó su primer Oscar, escribe sus propios diálogos. La leyenda dice que el productor Dino de Laurentiis no la quiso para ‘King Kong’ al no ser lo suficientemente guapa en un papel que recayó en Jessica Lange. Para preparar su personaje en ‘La decisión de Sophie’ aprendió polaco y alemán. Entre el casi centenar de títulos en los que ha intervenido se cuentan ‘Manhattan’, ‘Silkwood’, ‘Memorias de África’, ‘Enamorarse’, ‘Se acabó el pastel’, ‘Un grito en la oscuridad’, ‘La muerte os sienta tan bien’, ‘Los puentes de Madison’, ‘Las horas’, ‘Mamma Mía!’…
Casada desde 1978 con el escultor Don Gummer, madre de cuatro hijos, Streep es también, como bien recuerda el jurado de los Princesa de Asturias, «una activista incansable en favor de la igualdad». Presidenta de Estados Unidos en ‘No mires arriba’, Donald Trump arremetió contra ella a causa de sus ideas progresistas y la tachó de «lacaya de Hillary» y «actriz sobrevalorada». La ganadora del Premio Donostia en 2008 es una firme defensora del movimiento #MeToo, a pesar de haber trabajado en varias ocasiones en producciones de Harvey Weinstein, lo que la llevó a ser acusada por la actriz Rose McGowan: «Lamento de verdad que me vea como una adversaria, porque estamos juntas con todas las mujeres de nuestro negocio, desafiando el mismo e implacable enemigo: el status quo que ansía volver a los malos y viejos tiempos, en los que las mujeres eran usadas, abusadas y se les negaba entrar en los niveles altos y de toma de decisiones de la industria», se defendió la actriz.
Meryl Streep es, desde 2018, una marca registrada por ella misma para evitar que otros hagan negocio con su nombre. Su ritmo de trabajo ha decrecido en los últimos tiempos, reservándose para papeles de reparto en películas como la nueva versión de ‘Mujercitas’ o ‘No mires arriba’, y de lujo en su regreso a la televisión, donde ha dado caché a series como ‘Big Little Lies’ como la suegra de Nicole Kidman. Después de que su último papel en la pequeña pantalla, ‘Un futuro desafiante’, pasara desapercibido, ya se ha anunciado su fichaje para la nueva entrega de la exitosa serie de Disney Plus ‘Solo asesinatos en el edificio’.
Oskar Belategui
FOTO: La actriz Meryl Streep en el Festival de Venecia de 2019. Piero Oliosi
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