Plaga en las playas La invasión de las medusas: ¿Tendremos que comerlas como hacen los chinos?
Ciegas, sin corazón ni cerebro, se acercan a la costa armadas con tentáculos venenosos. Los científicos ya hablan de la “gelatinización” de los mares y buscan soluciones.
Las medusas ‘huevo frito’ en el Mediterráneo, la carabela portuguesa en el Cantábrico… este verano las medusas acosan nuestras costas con especial beligerancia, pero no es un fenómeno nuevo y –los expertos lo confirman– va a ir en aumento. Es una de las consecuencias del calentamiento global. El desmesurado crecimiento de las medusas en todo el planeta cuesta cada año muchos millones de euros por los cortes eléctricos que provocan, porque dificultan la pesca y en verano son una tragedia para el turismo. ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué los mares se llenan de medusas? Josep Maria Gili, biólogo que lleva años investigando el mar Mediterráneo, lo explica así: «Las medusas son como esas botellas con mensaje que llegan arrastradas hasta la playa. Y el mensaje que el mar nos da es: ‘Me estáis destruyendo’».
Depredadoras
Los peces antes eran los principales predadores de medusas, junto con las tortugas marinas. Sin embargo, ahora son ellas las que los devoran. En el Báltico y el mar del Norte se ha disparado la población de la medusa melena de león (Cyanea capillata), que come peces y otras medusas. «El principal problema es la sobrepesca», explica Gili. Es una cuestión matemática: «Si reducimos el número de peces que comen medusas y que pelean con ellas por el alimento, lo que hacemos es aumentar su número». Los científicos creen que las medusas podrían acabar desplazando a muchos seres marinos. Incluso plantean si en el futuro tendremos que empezar a comérnoslas para mantenerlas en jaque, igual que hacen los chinos desde hace años.
El mar no es una piscina
La medusa clavel, de color violeta rosáceo, umbrela abultada y ocho tentáculos, forma enjambres mar adentro que llegan a la línea de costa arrastrados por la corriente. Sus cnidocitos son muy urticantes y aparecen con frecuencia en el Mediterráneo. Para Gili, lo más importante es informar a la gente, sin crear pánico: «A los turistas les decimos que el Mediterráneo es fantástico, pero también tenemos que avisarlos de que el mar no es una piscina. Aquí pueden disfrutar del sol y de aguas cálidas, pero a veces también hay medusas».
Picadura mortal
La avispa de mar es la medusa más letal. Vive en aguas tropicales, es de las pocas que puede nadar y su veneno contiene toxinas que atacan al corazón y al sistema nervioso y pueden matar a un hombre en dos minutos. Las medusas se están beneficiando del cambio climático, porque muchas especies crecen más rápido expuestas a temperaturas más elevadas. Por ejemplo, las tropicales, como esta avispa de mar, han comenzado ya a expandirse por las aguas subtropicales.
200 kilos de medusa
Nemopilema Nomurai: desde 2002 es una plaga anual en las costas de Japón y China. Pesa hasta 200 kilos y mide más dos metros. Puede hacer naufragar a pesqueros pequeños. Las medusas son unos seres realmente difíciles de superar: están formadas en un 98 por ciento por agua. El resto son tejidos gelatinosos, órganos sexuales, cavidad estomacal, un primitivo sistema nervioso y unas cápsulas urticantes que disparan dardos venenosos a gran velocidad.
Obras maestras de la evolución
La medusa ‘melena de león’ vive mar adentro y se han hallado ejemplares con tentáculos de hasta 35 metros. Se alimenta de peces y otras medusas, y su picadura, aunque molesta, no suele ser grave. Hay unas 1500 especies de medusas: algunas tan diminutas como un grano de arena; otras tan pesadas como un ñu. Y, por muy frágiles que parezcan, son increíblemente resistentes, obras maestras de la evolución. A lo largo de 600 millones de años han sobrevivido a drásticos cambios en los océanos sin haber tenido que sufrir grandes modificaciones.
Las más resistentes
Las aguas de la costa de Namibia eran ricas en sardinas, pero ahora sufren a esta medusa conocida como ‘gelatina de cristal’ por su tono transparente. Tiene más de 150 pegajosos tentáculos. Con su toxina inmoviliza a sus presas. Las medusas resisten bastante mejor que los peces la contaminación, la proliferación de algas, las aguas turbias y la escasez de oxígeno. Los estudios han demostrado que las plagas de medusas aparecen en aquellos lugares donde el ser humano explota y ensucia el mar de una forma intensa.