Ya llegó. La época del año en la que los días son largos, el sol brilla, los pájaros cantan, las flores florecen y la música sube el volumen.
Poco a poco, los días se hacen más calurosos. Sí ¡el verano es propicio para estos eventos. Pero, este año llega con el cambio climático como tema candente, en primera línea. Por eso, los organizadores de los festivales se han convertido en pioneros de la innovación sostenible. Desde el uso de energías verdes hasta el lanzamiento de aplicaciones donde las personas pueden rastrear su huella de carbono personal, pasando por medidas más comunes, como reducir el uso de folletos impresos y respaldar la recolección de residuos, los festivales están cantando utopías futuristas y forjando comunidades temporales que pueden reimaginar radicalmente un mañana.
Pero, ¿qué pasa con el impacto de la música a todo volumen ?
Nuestro vecino José Luis Alcauce Díaz nos describe en su facebook lo que muchos vecinos oímos, sufrimos y nos sentimos impotentes ante lo que estaba pasando por un concierto en el cortijo del Conde situado en las inmediaciones de Atarfe junto al Mercagranada.
¿Sabes lo que es una plataforma de micropilotaje? Por si no lo sabes, te lo diré.
Son esas máquinas que, cuando el terreno donde hay que cimentar para construir un edificio no es estable o tiene hoquedades, se dedica a martillear un pilote de acero y hormigón hasta que lo introduce un buen puñado de metros en la tierra.
El sábado, desde media tarde, hemos disfrutado en Atarfe y alrededores, de una micropilotadora musical y a las tres de la madrugada del domingo, por fin ha parado en su tarea.
Como bien habréis advertido, he utilizado un símil para describir la taladrante «música» que procedía del Cortijo del Conde.
He medido la distancia desde mi casa hasta ese lugar y son, en línea recta, unos 4,5 kms.
No se podía conciliar el sueño ni con las ventanas cerradas, el pum pum era continuo y enloquecedor.
No es de recibo, que mientras las terrazas de los bares, hace mucho tiempo que no pueden tener reproductores de sonido ni siquiera pantallas de televisión donde proyectar vídeos musicales o informativos, tengamos que soportar, además con bastante asiduidad, volúmenes que no son ni sanos para quienes los hayan sufrido un situ.
Creo que el susodicho Cortijo es ya terminó municipal de Granada, con lo cual, poco que decir al Ayuntamiento de Atarfe ni al de Albolote o Maracena, pues no les incumbe; bueno sí, que sus vecinos tienen el derecho al descanso y no sé lo están garantizando.
Ingentes dispositivos para albergar los cientos de vehículos que se apilan en las vías de servicio contiguas, dejándolas prácticamente inservibles al resto de usuarios, corte de una de las avenidas del polígono y no siendo bastante con eso, tienen que meter no sé cuántos miles (muchos) watios de potencia de sonido que son desorbitados a todas luces.
Yo fui joven y me gustaba mucho la música, de hecho me sigue gustando como el primer día pero teníamos más conciencia y también los organizadores de eventos.
Lamentable, de nuevo
Hoy en día, los festivales son muy populares. Han convertido programas de música individuales en conciertos producidos en masa que dan la bienvenida a miles de visitantes de todas las edades.
Nielsen informó, en 2015, que alrededor de 32 millones de personas asistieron al menos a un festival al año, y que un tercio de estas persons visitaron múltiples festivales. A medida que nos exponemos a altos niveles de música con mayor frecuencia y por períodos más largos, existe un aumento sustancial en el número de personas que informan lesiones auditivas. No es una sorpresa que los músicos hayan estado entre los más afectados, desde Moby, que presentó pérdida auditiva desde principios de us carrera hasta, Grimes, que tuvo que cancelar su gira debido al tinnitus en 2012
Ya hay algunas campañas que crean conciencia sobre el cuidado de nuestros oídos, y el público está respaldando notablemente el uso de tapones para los oídos y el rechazo a estar cerca de los colosales oradores. Hoy en día, los tapones para los oídos están ampliamente disponibles, algunos incluso están hechos a medida. Sin embargo, en este punto también debemos plantearnos la cuestión de cómo estos encuentros al aire libre, por cortos que sean, pueden afectar a otras especies además de los humanos.
No estamos diciendo que debamos matar la diversión e irnos a la cama temprano. Seamos honestos, a todos nos complace que nuestros seres queridos nos golpeen los oídos y el cerebro en el escenario, pero debemos considerar la contaminación acústica como una forma grave de contaminación antropogénica y un motor de cambio ambiental. Por otro lado, esperamos que surjan formas innovadoras y sostenibles para alcanzar la máxima optimización entre preservar el bienestar de los habitantes de la tierra y la experiencia musical.
FOTO: https://granadasound.com/
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