Aprovecho ésta, mi segunda colaboración con El Mirador de Atarfe, para felicitar a la nueva corporación municipal, y a su alcaldesa, señora doña Yolanda Fernández, con la esperanza de que todas las concejalas elegidas y todos los concejales elegidos trabajen por el progreso de nuestro pueblo y por el bien común.

La primera imagen

Seguro que estaremos de acuerdo en que la primera imagen que impacta nuestra vista, ya sea de una persona, una circunstancia o un libro, condiciona, aunque sea de un modo subjetivo, nuestro posterior juicio. Planteo esta reflexión porque la imagen primera que cualquier persona puede hacerse del pueblo de Atarfe, aproximándonos por la A-92, en la salida Atarfe-Las Canteras, no puede ser más desoladora. Personas desaprensivas han convertido el camino rústico situado a la derecha en un estercolero de basuras orgánicas, desechos de materiales de construcción, electrodomésticos, etc., que invaden, incluso, las primeras líneas del olivar adyacente. Los Tres Juanes al frente con la figura discreta pero desafiante de la Ermita, que podría ser una primera imagen positiva, amable, o evocadora del pueblo que les da cobijo, pasan a un segundo término frente al desasosiego y el rechazo que provoca tropezarse con la escombrera.

Es posible que no sea responsabilidad del Ayuntamiento limpiar y adecentar este lugar para mejorar la primera imagen de nuestro pueblo y, de camino, mejorar la autoestima de su población, ya lastimada por otros problemas de superior calado; pero también es posible, me aventuro a escribir, que el Ayuntamiento de Atarfe, al ser la expresión de la soberanía popular de la ciudadanía que lo sustenta, tiene la legitimidad y la responsabilidad moral suficiente para establecer un diálogo fructífero con otras instituciones o particulares para solucionar el problema.

Una vez que entramos en Atarfe, por la salida Atarfe-Las Canteras, la situación no mejora, la segunda imagen del municipio puede describirnos como gentes primitivas que no respetan ni a los aledaños del cementerio municipal, donde reposan los restos de muchas generaciones que, en otros tiempos, hicieron de nuestro pueblo, a pesar de fuertes carencias y privaciones esenciales, como la propia libertad, un lugar emblemático por su afán de superación y nobleza. Y esta segunda mala imagen, señoras concejalas y señores concejales, sí que es responsabilidad directa de ustedes.

Esas pequeñas cosas

  1. CARMEN Morente  
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