Situado al norte de la población, ocupa 12.600 m² del Pago de las Cabrillas, entre los barrios de Era perdida y Santa Amalia. Está unido a la trama urbana por una avenida de cipreses que tiene como fondo de perspectiva la Ermita de los Tres Juanes y que se abre luego a un amplio espacio, antesala de la cancela de hierro de acceso al cementerio.

De planta rectangular queda ordenado en 19 patios, fruto de las sucesivas ampliaciones. La tapia es seguida, alta, de fábrica, enjalbegada (blanqueada con cal, yeso o tierra blanca) y con coronación cerámica. Lo adornan árboles de porte (cipreses) y zonas ajardinadas bien cuidadas.  A la izquierda de la entrada se sitúa una Capilla de propiedad privada. Son de interés los mausoleos escultóricos figurativos, así como otros menos significados pertenecientes al trabajo local, que nos dan idea de la evolución de diseño, trabajo y colocación de la cantería de la piedra de Sierra Elvira.

Reseña Histórica

El cambio a su actual ubicación vino de la necesidad de ampliar el antiguo cementerio de Santa Ana que por aquella época (1882) presentaba malas condiciones de higiene y salubridad, agudizadas por la cercanía de las casas. Según reseñas de la época se podían ver algunos restos humanos mezclados con la tierra extraída de los terrenos colindantes, utilizada como material de construcción. Esto provocó protestas por parte de los vecinos y que el Ayuntamiento abriera los correspondientes expedientes administrativos contra los infractores y comenzara el proceso de búsqueda de terrenos y posterior traslado al nuevo campo santo.

Así, aproximadamente desde abril de 1883 comenzaron las exhumaciones y el traslado al cementerio actual. Era ya el año 1892 cuando se acordó derribar la tapia del cementerio viejo, con el propósito de habilitar aquella zona como vía pública, abriéndose así un paseo que terminaría en una gran plaza (el actual paseo de Santa Ana).

En 1931 se amplió a 2.687 m² más, reformándose también el pabellón destinado al depósito de cadáveres y sala de autopsias, que no reunían las condiciones adecuadas. En 1948 se construyó un pozo para suministrar de agua al cementerio, situado a la izquierda de la fachada principal. Este tiene una profundidad de 60 metros aproximadamente y actualmente se encuentra tapado.

En 1950, D. Enrique Jiménez Molinero, abogado y diputado a Cortes, cedió unos terrenos de 2.537 m², a cambio de un recinto donde se edificó una Capilla dedicada a la memoria de sus padres, convertido en panteón familiar.

Al inicio del camino del cementerio había una cruz de piedra de Sierra Elvira aproximadamente de un metro sobre una peana, que ahora se encuentra en el interior. Junto a la cruz había una losa de idéntico material donde se colocaban los ataúdes en los entierros, mientras los familiares del finado recibían el pésame de amigos y vecinos.

Existe también otra cruz ubicada en los aparcamientos del recinto, la Cruz de los Caídos que fue trasladada desde la plaza de la Iglesia en los años 80. Está hecha de piedra caliza con una altura aproximada de 3 metros. Fue inaugurada el 16 de septiembre de 1941 y formaba parte de la exaltación del Movimiento Nacional en recuerdo de las víctimas del bando franquista.

El cementerio es un testigo mudo de personajes y episodios de nuestra historia social y política. De entre los personajes de gran relevancia cuyos restos reposan en este lugar destacamos a: D. Miguel Morilla Espinar el “Atarfeño” (un mito dentro del toreo granadino), D. Cecilio Jiménez Rueda (ilustre científico atarfeño creador de una escuela de párvulos siendo muy joven, con un brillante currículum académico y profesional), la matrona Dª Encarnación Fernández López (la mujer que trajo más hijos al mundo),… Debemos referirnos a tumbas que nos recuerdan episodios trágicos acaecidos en nuestro municipio, como el del suceso en que murieron varias personas en 1931, nada más ser declarada la República. Al parecer, un vehículo fue interceptado por un grupo de vecinos y el alcalde de Atarfe, que confundieron a sus ocupantes con un grupo de comunistas que anteriormente habían incendiado el convento de las monjas de la Compañía de María de Santa Fe.

Se entabló un tiroteo, ya que los del coche (un ingeniero, su familia y el chofer) también creían enfrentarse a comunistas, atropellando y disparando a varios vecinos. Además, hay huellas de acontecimientos amargos, como el de los posibles fusilamientos acaecidos en la Guerra Civil delante del muro del cementerio. Según testimonios populares subían camiones llenos de gente en dirección al cementerio y volvían después vacíos (posiblemente, los restos de las víctimas fueron enterrados en fosas comunes dentro del cementerio, en el patio de “los niños”).

PUBLICADO EN EL LIBRO » ATARFE PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL» (2015) FRANCISCA LÓPEZ, IÑAKI NIEVA Y MANUEL GUERRERO

 

Bibliografía y documentación

– Archivo Central de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, Consejería de Obras Públicas y Transportes, Dirección General de Arquitectura y Vivienda. Inventario de Cementerios de Andalucía.

– Archivo Municipal de Atarfe. Memoria del Proyecto de Obra del Cementerio de Atarfe de 20 noviembre de 1930.

– Archivo Municipal de Atarfe. Expediente de incautación del Cementerio de 1982.

– GARCÍA DE LOS REYES (2005). Plan General de Ordenación Urbanística. Ayuntamiento de Atarfe.

– “Breve resumen de información desde el día 11 de mayo hasta el 3 de junio”. Prensa ABC del 7 de junio de 1931, edición de la Mañana, p. 37

– “Las hazañas de unos incendiarios”. La Voz.: diario gráfico de información.. Año XII; nº 4135; 16 de mayo de1931

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