Los seis retos decisivos en la COP28: qué debemos perseguir para alcanzar el objetivo del 1,5 °C
La COP28 se enfrenta a retos decisivos para mantener el aumento de la temperatura global «muy por debajo de los 2 ºC». Los indicadores de éxito dependerán en gran medida de que se alcancen compromisos y acciones concretas.
En 2015, en la COP21 celebrada en París, el acuerdo alcanzado marcaba la senda de ambición. Varios años después, y de manera contraria a lo que plantea la ciencia, así como muchas entidades, organizaciones, empresas y gobiernos, estamos una vez más ante la necesidad de recuperar la velocidad perdida por el camino.
Aunque el Acuerdo de París marca el objetivo de que el aumento de la temperatura del planeta no sobrepase el grado y medio respecto de los niveles preindustriales, la realidad nos indica que si las tendencias actuales continúan no será fácil lograr esa meta. Cada día que vacilamos en la implementación de medidas concretas frente a la emergencia climática, más nos alejamos del límite que supone el 1,5 °C.
Cada día que vacilamos en la implementación de medidas concretas frente a la emergencia climática, más nos alejamos del límite que supone el 1,5 °C
La vigésima octava Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) se enfrenta a las dificultades habituales para acelerar la implementación de una agenda global ambiciosa de países que no quieren que se logren acuerdos, de grandes poderes económicos empresariales que quieren retrasar todo lo posible el fin de los combustibles fósiles, de las inercias de las políticas públicas y de los hábitos sociales. Además, en esta ocasión se desarrolla en Dubái: está organizada por primera vez por un Estado que es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, lo que supone una dificultad adicional para las negociaciones climáticas.
La COP28 se enfrenta a retos decisivos para mantener el aumento de la temperatura global «muy por debajo de los 2 °C». Los indicadores de éxito dependerán en gran medida de que se alcancen compromisos y acciones concretas para avanzar en la implementación de las siguientes cuestiones.
Balance Global
El Acuerdo de París exige una evaluación periódica de la acción climática global, llamada Balance Global (GST por sus siglas en inglés), que debe facilitar el análisis del progreso actual e impulsar compromisos más robustos.
En la cumbre se deben sentar las bases para revisar en un plazo de dos años las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) actualizadas en 2021 en Glasgow, y que no lograron encaminar a la comunidad internacional hacia el cumplimiento de los objetivos de temperatura del Acuerdo de París.
Eliminación gradual de combustibles fósiles
¿Será esta la COP en la que se acuerde una fecha para eliminar de manera gradual los combustibles fósiles? La cumbre de Sharm el-Sheij en 2022 finalizó con acuerdos genéricos y difusos, sin definir plazos para su eliminación. Y se espera que este debate sea una cuestión central en Dubái, que debería buscar un acuerdo sobre fechas concretas y aclarar el tipo de combustibles fósiles que se debería limitar por su difícil posibilidad de reducción.
Durante 2023, los líderes del G7 declararon su interés para «depender predominantemente de las energías renovables para 2035». También la UE está impulsando políticamente la eliminación global de todos los combustibles fósiles mucho antes de 2050. Y diferentes ámbitos del sector privado, los profesionales de la salud, la ciencia y otros grupos, en las semanas previas al comienzo de la COP28, han intensificado las acciones de presión y los llamamientos para poner fechas concretas.
Objetivos globales en materia de energías renovables y eficiencia energética
La cumbre de Dubái tiene la posibilidad de alcanzar el consenso sobre el objetivo global para las energías renovables y la eficiencia energética. Con el apoyo de la UE, se propone triplicar la capacidad de implementación de energía renovable a 11 TWh y duplicar las mejoras en la eficiencia energética para 2030.
El optimismo en esta cuestión se asienta también en las declaraciones del G7, el apoyo del G20 a su penetración o a la Declaración de Nairobi, adoptada al concluir la Cumbre Africana sobre el Clima, que propone un objetivo de alcanzar 300 GW de capacidad de generación de energía renovable para África para 2030.
Financiamiento climático
El artículo 2 del Acuerdo de París establece que la base de implementación se basa en un principio de responsabilidades comunes, pero diferenciando las capacidades respectivas entre los países. Para llevar a la práctica esta cuestión central de la gobernanza climática, en 2009 se asumió el compromiso de proporcionar 100.000 millones de dólares al año de apoyo financiero climático a los países en desarrollo. En 2021, se alcanzó una cifra de 89.600 millones de dólares, alrededor del 68% a través de préstamos en condiciones favorables.
Una vez más, se pedirá en la cumbre que se complete el compromiso inicial. Y deben de comenzar las negociaciones para un nuevo objetivo anual de financiamiento climático, que reemplace y aumente el modelo actual, que debe estar en marcha antes de que finalice 2024.
Fondo de pérdidas y daños
Una de las cuestiones que evitó el fracaso de la COP27 fue el lanzamiento de un fondo para pérdidas y daños junto con un «comité de transición» para guiar su puesta en funcionamiento.
Este organismo ha alcanzado un consenso a lo largo de 2023, que debe ser adoptado en la COP28 para continuar el proceso de desarrollo del fondo. No obstante, el acuerdo deja pendientes algunas cuestiones que tienen que resolverse para su adopción.
Una de ellas es el consenso sobre los países considerados vulnerables y, por tanto, calificados para recibir apoyo. Otra es la exigencia de que los países desarrollados lideren el financiamiento y que otros contribuyan voluntariamente. También la cuestión de que el Banco Mundial sea el anfitrión interino del fondo genera reticencias, sobre todo teniendo en cuenta que no hay límite para el mandato ni sustitutos. Por último, no hay evidencias sobre los montos económicos para apalancar ni las fuentes de financiación, siendo prioritaria para los países desarrollados las subvenciones.
Adaptación
En la COP27, se acordó duplicar la financiación para la adaptación, promoviendo contribuciones adicionales para el desarrollo de fondos nacionales. La Agenda de Adaptación de Sharm el-Sheij estableció un plan para poner en marcha medidas integrales de adaptación global en sectores clave.
Para facilitar su implementación, se debe adoptar cuanto antes, a ser posible en Dubái, el Objetivo Global de Adaptación, que debe definir el marco internacional estableciendo indicadores para monitorear y cuantificar el progreso. Esta cuestión se enfrenta a dos barreras: la financiación y la medición de la resiliencia como base de implementación del plan.