Científicos de EE UU anuncian que «estamos a pocas décadas» de la energía limpia e inagotable
Han logrado generarla en un laboratorio como lo hace el Sol, algo que se busca desde hace más de 60 años.
«Estamos a pocas décadas» de que la fusión nuclear se convierta en la energía limpia e inagotable que cambie el mundo, aseguró ayer Kim Budil, física y directora del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL), tras hacerse público que científicos estadounidenses han logrado generar energía como lo hacen las estrellas. Responsables del Departamento de Energia (DOE), de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear y del LLNL anunciaron en Washington que el 5 de diciembre se provocó una fusión nuclear en laboratorio en la que, por primera vez, la energía producida fue más que la invertida para conseguir la reacción, lo que se conoce como ganancia neta. Un avance para el que no ahorraron adjetivos.
«Se trata de un logro histórico para los investigadores y el personal de la Instalación Nacional de Ignición (NIF por sus siglas en inglés), que han dedicado sus carreras a ver cómo la ignición por fusión se hace realidad, y este hito sin duda desencadenará aún más descubrimientos», afirmó Jennifer Granholm, secretaria de Energía de Estados Unidos. «Este asombroso avance científico nos sitúa en el precipicio de un futuro que ya no dependerá de los combustibles fósiles, sino de la nueva energía de fusión limpia», dijo por su parte el demócrata Charles Schumer, líder de la mayoría en el Senado.
Fusionar frente a romper
La fusión nuclear es la reacción que tiene lugar en el corazón de las estrellas, donde, a millones de grados y bajo enormes presiones, se unen dos núcleos de átomos ligeros para formar otro más pesado y se libera en el proceso una gran cantidad de energía. El Sol es un reactor de fusión que consume 620 millones de toneladas métricas de hidrógeno por segundo, convirtiéndolos en helio y generando en el proceso la luz y el calor gracias a los que vivimos.
A diferencia de la fisión, que se basa en romper átomos pesados y con la que se produce la electricidad en las centrales nucleares, la fusión no deja residuos radiactivos y, además, su combustible, el hidrógeno, es ilimitado. Por eso los científicos la persiguen desde mediados del siglo pasado. Es el sueño de la energía inagotable y limpia, sin emisiones de gases de efecto invernadero, pero precisa de altísimas temperaturas para que el combustible se convierta en plasma y confinarlo con potentísimos imanes o láseres para que sus núcleos se fusionen.
La NIF es un equipamiento del LLNL en cuya construcción Estados Unidos ha invertido 3.500 millones de dólares. El experimento del 5 de diciembre superó el umbral de fusión al suministrar 2,05 megajulios (MJ) de energía al blanco, lo que dio como resultado 3,15 MJ de energía producida, generando por primera vez más que la gastada en el proceso. Para lograrlo, los científicos dispararon 192 rayos láser contra una cápsula del tamaño de un grano de pimienta en la que había átomos de hidrógeno para calentarlos, comprimirlos y que se fusionaran. El láser usado es tan potente que puede calentar la cápsula hasta los 100 millones de grados, frente a los 15 millones de grados del centro del Sol, y comprimirla más de 100.000 millones de veces más que la atmósfera terrestre. La obtención de más energía que la consumida es un hito que abre las puertas a la obtención en un futuro próximo del santo grial de las energías limpias.
Aún son necesarios muchos avances científicos y tecnológicos para conseguir una fusión nuclear sencilla y asequible que mueva el mundo como ahora los combustibles fósiles. En estos momentos, los láseres de la NIF solo pueden dispararse unas pocas veces al día, cuando una planta de fusión comercial requeririría al menos de diez disparos por segundo. «Hace más de un siglo que tenemos conocimientos teóricos sobre la fusión, pero el camino del conocimiento a la práctica puede ser largo y arduo. El hito de hoy demuestra lo que podemos hacer con perseverancia», dijo ayer Arati Prabhakar, asesora principal del presidente de EEUU para Ciencia y Tecnología, y directora de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca.
«La consecución de la ignición por fusión en el laboratorio es uno de los retos científicos más importantes jamás abordados por la Humanidad, y lograrlo es un triunfo de la ciencia, la ingeniería y, sobre todo, de las personas», destacó la directora del LLNL. Budil recordó que los científicos persiguen esta fuente de energía desde hace 60 años». «Probablemente», su uso comercial sea cuestión de «unas pocas décadas», afirmó. Y puntualizó que no pasarán ni seis ni cinco antes de que sea una realidad, en alusión a la idea de que la fusión nuclear es un imposible que siempre está a cincuenta años en el futuro, como mandar los primeros humanos a Marte.
FOTO: Un técnico en la Instalación Nacional de Ignición del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. LLNL
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