«Alfredo Aguilar Rubio» por Juan de Dios Villanueva Roa

Compañero, has decidido reservar tu arte para el espacio privado.

Te jubilas, dejas tu eterna sonrisa para el otro lado de la vida, la del sosiego y desajetreo, aunque quienes están ahí
situados lo niegan. Mi recuerdo laboral para este enorme profesional y, sobre todo, artista de la imagen, Alfredo Aguilar.

Quiero recordar algunas, pocas, de las secuencias comunes a lo  largo de estos más de veinticinco años que hemos compartido páginas en este periódico que, como cualquier otro, no sería nada sin las fotografías, sin el resultado de vuestro enorme trabajo, ese que permite al lector leer también la realidad. Hay que ir hasta allí, estar en ese
justo momento, como aquel en el que tú y yo estábamos en ese barco patrullero y notificaron de la patera con más de sesenta personas.

De ahí salieron aquellas fotografías que impactaron a los lectores, ocupando la primera página casi al completo con una zodia flotando en un mar en calma absoluta que sintió roto su silencio por las manos de quienes estaban al borde de Europa. O tantas y tantas carreras que se han celebrado en esta ciudad, y en las que con el valioso  resultado del equipo gráfico de IDEAL has retratado a cada uno de los cientos, a veces miles, de corredores que hemos atravesado las calles de esta ciudad; o tantos sucesos en los que has tenido que presentarte en estos muchos años para traerlos a nuestras retinas e inmortalizar para siempre.

Ahora espero volver a verte paseando al perrillo por las arenas motrileñas y en las galas de IDEAL, sin subirte a la escalera para hacer la foto final. Un abrazo  siempre, Alfredo. A vivir.

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