25 noviembre 2024

Quinientos años de Toma y daca (PARTE 1) por Gabriel Pozo Felguera

UNA CONMEMORACIÓN RODEADA DE POLÉMICA DESDE SUS INICIOS

En el 2 de enero, este magistral reportaje de Gabriel Pozo Felguera te cuenta de forma didáctica y amena, con rigor, todo lo deberías conocer de la Toma de Granada de una vez y su celebración, que cumple hoy cinco siglos, en un recorrido histórico, con curiosidades y pasajes desconocidos, que alcanza nuestros días. Para leer y compartir un nuevo y excelente trabajo de un maestro del Periodismo.
 
El Conde de Tendilla (con el pendón rojo de los Reyes), Fray Hernando de Talavera (con la cruz) y Gutierre de Cárdenas (con la bandera de Santiago) se asoman a la torre de la Vela para anunciar que son dueños de la ciudad. Tres de la tarde del 2 de enero de 1492. Óleo de Isidoro Marín Gares.
  • Fernando V sólo ordenó que se le recordara cada año en Granada como lo hacían en Sevilla con Fernando III desde 1254

  • La Fiesta de la Toma se ha ido conformando con decenas de aportaciones y modificaciones desde 1522 en que se tremoló por vez primera

  • Se han sucedido celos, confrontaciones y desavenencias continuas entre religiosos y políticos a lo largo de estos cinco siglos

Hoy hace 530 años que los musulmanes rindieron Granada a los cristianos. Y quinientos años del primer homenaje religioso-cívico-militar ante la tumba de los Reyes Católicos. Hoy es el día llamado Fiesta de la Toma. Se cumple medio milenio de una tradición que nació como una simple misa de acción de gracias (Dedicación de Granada se llamó entre 1492 y 1518), para ir derivando hacia infinidad de protocolos, ceremoniales e interpretaciones. Cada uno de ellos marcado por la situación social, religiosa y militar del momento. Han sido 500 años llenos de polémicas entre todas las partes implicadas, no solamente de quienes la quieren suprimir o modificar en las últimas tres décadas. Los hechos son inamovibles y la Historia no se puede cambiar; aunque sí se puede amoldar su interpretación al avance de las civilizaciones. Medio milenio lleno peleas entre religiosos celosos por su protagonismo, de canónigos contra políticos, de políticos entre sí, de nobles contra religiosos, de periódicos contra periódicos. Y de granadinos contra granadinos.

Nada queda de la sencillez que pretendieron los Reyes Católicos para recordar su hazaña y su memoria para siempre jamás; los granadinos hemos conseguido enrevesarlo todo de mil maneras

Nada queda de la sencillez que pretendieron los Reyes Católicos para recordar su hazaña y su memoria para siempre jamás; los granadinos hemos conseguido enrevesarlo todo de mil maneras. El rey aragonés sólo quería aplicar para sí las honras que recibe anualmente Fernando III en la catedral de Sevilla; pero con los siglos se ha montado un carajal. Con vaivenes cada dos por tres por no saber exactamente lo que se quiere. Unos pretenden hacer espectáculo, la mayoría no desea cambios y buena parte del vecindario mira la Toma con desdén. Sólo les interesa porque es un día feriado para viajar o descansar, lo ve cada vez con mayor apatía.

Con los apuntes que siguen voy a hacer un repaso histórico a algunos aspectos que han rodeado la conquista, reconquista, entrega por capitulación o rendición (según prefiera cada cual) en los últimos quinientos años.

1492: Capitulación, Reconquista, Conquista y Toma

El mes de enero de 1492 en Granada sólo se hablaba de entrega de la ciudad por capitulación. O sea, imbricación pactada de dos sociedades diferentes. Aunque la realidad es que hubo una parte poderosa vencedora y otra debilitada perdedora. Este aspecto quedaba expresado muy a las claras en las cartas que llevaban los emisarios a todas las ciudades de la Península y de Europa. En el campamento de Santa Fe había instalada una imprentilla y un equipo de traductores; en cuestión de pocos días, empezaron a imprimir la primera carta, en varios idiomas, comunicando a toda la cristiandad que había caído el último bastión musulmán de Occidente. De aquel primer periódico se conserva un ejemplar en francés en el Archivo Histórico de la Universidad de Granada, con el título de La tres celebrable, digne de memoire, et victorieuse prise de la cité de Grenade. El mensaje de los Reyes Católicos dejaba bien a las claras que concluía una guerra de casi ocho siglos. No aparece por ningún sitio la palabra capitulación ni unión de dos sociedades diferentes. Se habla claramente de toma, término de guerra en el siglo XV. Aquellas cartas no hablaban de capitulación, sino de rendición por la fuerza, de Reconquista, de Conquista y de Toma. Sin más circunloquios.

Reproducción de la carta enviada desde Santa Fe a París (al rey Carlos VIII de Vaolis) comunicando la conquista del último bastión musulmán de Occidente.

La reacción inmediata en todas las ciudades fue organizar fiestas, corridas de toros, comedias, fuegos artificiales, etc. Sevilla fue la primera capital en celebrarlo, ya que el 5 de enero había llegado el heraldo, con los habituales festejos de toros y cañas. Algunos echaron la casa por la ventana, como fue el caso de la ciudad de Gerona, donde estuvieron diez días de festejos. La ciudad de Vitoria también organizó una sonada corrida, amenizada con bandas de música desplazadas de la Rioja. En Roma y Nápoles también hubo corridas de toros, y muchas representaciones teatrales y comedias que llevaron el nombre de Toma de Granada; el cardenal Borgia (futuro Alejandro VI) ordenó la composición y representación de un drama titulado Historia Baetica, con la que se venía a hablar de recuperación del cristianismo primitivo en el primer lugar cristianizado de Hispania romanizada. El común denominador de todas aquellas representaciones teatrales eran la ridiculización de Boabdil y la solemne entrada de Isabel y Fernando en la Historia por su puerta más imperial.

Resultaba evidente que lo que había ocurrido en Granada no era una simple noticia local, sino el gran notición del siglo para toda Europa cristiana

El Papa ordenó repique general de campanas y misas en todas las iglesias y conventos de la cristiandad.

En Londres hubo celebraciones a partir del 6 de abril; los británicos recordaban que algunas tropas suyas estaban participando también en aquella cruzada contra el Islam. Organizaron una misa y un Tedéum en la catedral de San Pablo.

Resultaba evidente que lo que había ocurrido en Granada no era una simple noticia local, sino el gran notición del siglo para toda Europa cristiana.

El antecedente de la Toma: “Dedicación de Granada”

El antecedente remoto de la Fiesta de la Toma se llamó “Dedicación de Granada”. Se trató de una ceremonia estrictamente religiosa, cristiana, que incluía una plegaria o sermón redactado por el primer arzobispo de Granada, fray Hernando de Talavera. Se celebraba el domingo siguiente al día de la Circuncisión del Señor (1 de enero), con lo cual no siempre coincidía con el 2 de enero. El texto fue supervisado por la propia reina católica. Consistía en una mezcla de agradecimiento a Dios por haber ayudado a conquistar el último reino musulmán de la Península y la refundación de la nueva ciudad dual, católica de los vencedores, pero que permitía la coexistencia de la religión musulmana de los mudéjares. 

El texto exacto llevó por título “Dedicación de Granada y de su Reino”. Era una consagración del Reino al catolicismo. Era una ceremonia cantada, compuesta en 1493, que tenía el texto en latín. La misa constaba de dos aspectos fundamentales: primeramente se resaltaba la intervención directa de Dios en la rendición de Granada, movido por la profunda fe de quienes guerreaban bajo la cruz de Cristo. En segundo lugar, se ofrecía la necesidad y oportunidad de conversión de los granadinos vencidos a la nueva fe, ya que se consideraba que el Islam era una religión equivocada. De aquel cantoral se conservan dos ejemplares, uno en el archivo de Santa Fe y otro en el de Simancas Incluso hay grabaciones musicales realizadas hace unos pocos años.

Libro cantoral de Santa Fe que contiene texto y música compuestos por Fray Hernando de Talavera en 1493.

A partir de la conversión forzosa de 1500, cada vez se empezó a hablar menos de Dedicación y más de Toma, es decir, menos de religión-integración y más de guerra-imposición

El protocolo de aquella primera función religiosa cristiana continuó intacto prácticamente hasta 1518, a pesar de que ya desde la revuelta de 1500 los mudéjares perdieron su estatus y pasaron a ser moriscos o cristianos nuevos; obligados a bautizarse o a marchar. Se acompañaba de repique de campanas, a las tres de la tarde, a medida que los bronces se fueron instalando paulatinamente en lo que antes habían sido alminares para las llamadas al rezo musulmán. A partir de la conversión forzosa de 1500, cada vez se empezó a hablar menos de Dedicación y más de Toma, es decir, menos de religión-integración y más de guerra-imposición.

1516: Fernando el Católico no institucionalizó la Fiesta

Fernando II de Aragón y V de Castilla, el Católico, no mandó celebrar Fiesta de la Toma en Granada cada 2 de enero. En su último testamento, el dictado el día anterior a su muerte en Madrigalejo, dejó ordenado el lugar donde deseaba que reposaran sus restos, es decir, en la Capilla Real de Granada. En enero de 1516, cuando falleció, aún estaban las obras sin acabar. En sus últimas voluntades dejó mandadas miles de misas por su alma y por la de quienes le habían servido; pan y ayuda a pobres; también quiso que la mayor parte de sus utensilios personales se destinaran a su panteón funerario. Lo más destacable y simbólico eran la espada de campaña y el pendón que ondeaba en sus batallas. El mismo que agitaron desde la Torre de la Vela el día 2 de enero de 1492, nada más tomar posesión de la fortaleza.

El concejo pretendía erigirse en depositario de la voluntad regia, por entender que así lo habían expresado los reyes conquistadores en múltiples ocasiones

El 17 de junio de 1516, una vez conocido en Granada el testamento de Fernando el Católico, el Concejo municipal envió una carta a Germana de Foix y a los otros seis albaceas, pidiéndoles que les enviasen la espada y el pendón real. El corregidor (alcalde) Juan Vázquez Coronado entendía que la ciudad de Granada debía ser representante regia de la voluntad de los reyes conquistadores, convertir a esta ciudad en su capital y corte. El concejo pretendía erigirse en depositario de la voluntad regia, por entender que así lo habían expresado los reyes conquistadores en múltiples ocasiones.

Extracto del acta municipal del pleno de 17 de junio de 1516. “Acordaron y mandaron que se escriba a los testamentarios del Rey, nuestro señor, para que manden dar a esta ciudad la espada con que su alteza ganó esta ciudad y su reino y la bandera con pendón real”. (Los seis albaceas testamentarios fueron Alonso de Aragón, hijo de Fernando y arzobispo de Zaragoza; Aldonza Enríquez, su tía; Fadrique de Toledo, Duque de Alba y primo del rey; Ramón de Cardona, caballerizo del Rey; fray Tomás de Martienzo, su confesor; y Miguel Velázquez Clemente, protonotario).AHMGR

La espada y el pendón fueron enviados a Granada a finales de 1517, cuando El Católico llevaba casi dos años enterrado junto a su primera esposa en el Convento de San Francisco de la Alhambra. El envío lo hizo Germana de Foix, con permiso de Carlos V nada más llegar a Valladolid. Pero no los remitió a la parte civil de la ciudad, sino a su panteón fúnebre, la Capilla Real. Este pequeño edificio estaría comprendido en el conjunto catedralicio que se proyectaba por entonces. Los responsables de su cuidado debían ser los trece capellanes reales, no el corregidor de la ciudad. Los albaceas debieron confiar más en los capellanes que en los concejales, primaron la parte religiosa de la sociedad granadina en detrimento de la política.

La espada y el pendón fueron enviados a Granada a finales de 1517, cuando El Católico llevaba casi dos años enterrado junto a su primera esposa en el Convento de San Francisco de la Alhambra. El envío lo hizo Germana de Foix, con permiso de Carlos V nada más llegar a Valladolid

Germana de Foix y Carlos V, además de los seis albaceas del rey Fernando, sí comunicaron al cabildo catedralicio (carta recibida el 11 de diciembre de 1517) los deseos que había mostrado su esposo de que se celebrara una ceremonia anual en la que se rememorase la conquista de la ciudad de Granada. Se trataría de una procesión general por los capellanes reales, además de extenderla también a todas las iglesias de la ciudad. Se pedía que concurriese la gente del pueblo que lo deseara. En dicha ceremonia serían paseados la espada, el pendón y la corona de Isabel. En suma, la Dedicación de Granada daba un paso mayor al ampliarse de celebración sólo religiosa a todo un acontecimiento religioso-político-militar festivo. Sería la fiesta mayor de Granada que, además, tendría su prolongación primaveral el día del Corpus.

El modelo a seguir para la parte de la liturgia cívico-religiosa debería ser exactamente igual que el que los Reyes Católicos habían presidido varias veces en la ciudad de Sevilla. Ni en la letra del testamento ni en el espíritu del rey católico estuvieron el deseo de montar desfiles, salvas de pólvora, luminarias ni corridas de toros. Sólo humildad y agradecimiento al Altísimo por haberles guiado en la guerra.

Carlos V fue muy astuto al utilizar la fiesta como reafirmación de su monarquía, todavía inestable y a punto de desandar en la unidad conseguida por sus abuelos

No obstante, Carlos V fue muy astuto al utilizar la fiesta como reafirmación de su monarquía, todavía inestable y a punto de desandar en la unidad conseguida por sus abuelos. La magna exhibición anual enviaba un mensaje tácito, una reconquista actualizada, para la numerosa comunidad musulmana que veía perder sus derechos pactados tres décadas atrás; también un mensaje que se enviaba a todo el Mediterráneo dominado por los turcos y a infinidad de tribus berberiscas que no paraban de acosar las costas españolas. Granada fue utilizada durante el siglo XVI como ciudad-símbolo del poder del imperio cristiano hispano.

1517: Copiar el ceremonial de Sevilla

La ciudad de Granada envió a Sevilla a un canónigo a que se informase de cómo lo hacían allí. Sevilla había sido conquistada el día 23 de noviembre de 1248 por Fernando III, el Santo. Su hijo, Alfonso X el Sabio, institucionalizó la celebración sevillana en el año 1254. Desde entonces se ha venido celebrando prácticamente de manera ininterrumpida; su ceremonial se ha ido adaptando al proceso de construcción de su catedral gótica y a los avatares políticos y sociales, aunque ha sido mínimamente. No se trata de una ceremonia festiva de masas, ya que se ha limitado a recorrer las naves de su catedral, a rezar ante la tumba de Fernando III o, a lo sumo, dar un rodeo por el exterior del templo.

El alcalde de Sevilla porta la espada de San Fernando asida con una seda por la hoja; sólo reyes y príncipes tienen el privilegio de tomarla por la empuñadura. E.PRESS.

La toma de Sevilla (conocida como Procesión de Tercias o Espada), además de poco conocida para la mayoría, jamás en sus casi ocho siglos ha levantado polémicas similares a las de Granada. Se trata de una ceremonia cívico-religiosa, como en origen pidió El Católico que lo hiciera Granada. Si la preside un rey y príncile, toma la espada Lobera por la empuñadura apuntando hacia arriba; si es su delegado, la cogerá hacia abajo. Asisten representantes del cabildo municipal (Ayuntamiento) y de la catedral. El alcalde de la ciudad es quien habitualmente hace de portador del estandarte real. Lo normal es que sean el alcalde y el concejal más joven quienes se encargan de portar los símbolos regios durante la misa a San Fernando y la consiguiente procesión por dentro de la catedral. La ceremonia tiene lugar cada 23 de noviembre, onomástica de San Clemente.

Exactamente ese ceremonial es el que pretendió Fernando el Católico para el futuro panteón real de Granada en el que reposarían para siempre su primera esposa y él

Exactamente ese ceremonial es el que pretendió Fernando el Católico para el futuro panteón real de Granada en el que reposarían para siempre su primera esposa y él.

1518: Mal empezamos, roban la espada

El primer guardián de la espada y del pendón reales fue el capellán mayor Pedro García de Atencia. En la reunión del cabildo de trece capellanes hubo desacuerdo en varios asuntos de la primera ceremonia que debía celebrarse en la Capilla Real, según había comunicado recientemente la viuda Germana de Foix. García de Atencia fue de los que entendieron que enero de 1518 estaba demasiado cerca, mejor sería posponer el inicio para el año siguiente. En vista de la oposición que encontró entre sus compañeros de cabildo, tomó la espada y el pendón y desapareció de Granada.

El cabildo de la Capilla recurrió a la justicia de la Real Chancillería para que le obligara a devolverlos. Pero pronto se supo que había huido con las insignias camino de la Corte, por entonces en Valladolid. El cabildo envió a la Corte al beneficiado Bartolomé de Castañeda, cura de San Juan de los Reyes, a denunciar el hecho y solicitar ayuda del Duque de Alba y el arzobispo de Granada, que precisamente ejercía de cortesano en vez de estar residiendo en su obispado.

Estoque de campaña de Fernando el Católico y pendón original (anverso y reverso) que ondeó en la Alhambra el 2 de enero de 1492. CAPILLA REAL

El enviado Castañeda consiguió regresar de Valladolid con la espada y el pendón, ya recuperados. Más una carta-privilegio firmada por el recién llegado Carlos V. Pero hacía ya dos meses que pasó el 2 de enero. Habría que dejar la primera conmemoración con la espada y el pendón para el año siguiente, 1519.

http://www.elindependientedegranada.es/ciudadania/quinientos-anos-toma-daca