Las asociaciones dan la voz de alarma ante el ‘bullying’: «Las redes sociales cada vez juegan un papel más importante»
El del menor granadino acosado por seis compañeros durante tres años es el último caso de un problema latente en la sociedad
En los bulliciosos pasillos y aulas repletas de luz y conocimiento, entre la aparente normalidad del día a día escolar, a menudo el bullying se esconde como una presencia sombría en el las clases o patio de recreo. Muchos niños sufren en un sitio donde se va a aprender y a forjarse como persona.
El conocido como acoso escolar es un proceso en el que una víctima es vejada y humillada de diferentes maneras, tanto física como psicológicamente, con agresiones verbales y corporales. Esta violencia se puede dar por diferentes motivos, desde el color de piel, orientación sexual o rendimiento académico, tanto positivo como negativo, hasta algún atributo físico, que sea motivo de burla para el acosador o acosadores o que estos no consideren como «normal».
El último ejemplo es el caso de los seis menores investigados en Granada por acosar a un compañero de clase. El infierno de la víctima se alargó durante tres años, desde que tenía 13 años hasta los 16. En este periodo recibió todo tipo de amenazas y agresiones, tanto psíquicas como físicas. Estos abusos abarcaron desde pedradas y patadas hasta la técnica de lucha conocida como mataleón, con la que estuvo a punto de desmayarse. También sufrió violencia verbal y a través de las redes sociales, con mensajes de voz intimidatorios y publicaciones en una plataforma social, con cuentas falsas creadas por sus abusadores con fotos suyas y textos vejatorios.
Su visibilidad ha aumentado gracias al auge de la conciencia social, la atención mediática y la importancia de la salud mental, pero es un problema que no siempre es fácil de identificar, pero que puede dejar cicatrices profundas en aquellos que lo sufren. Reconocer y confrontar un problema tan arraigado y perjudicial es la primera piedra para erradicarlo. El bullying es un problema grave que requiere atención urgente y medidas concretas para su prevención y mitigación, tales como «la información, la gestión emocional, cosas que desde los colegios y desde las familias no se abordan porque muchas veces no tienen esa información o esas pautas. Es muy importante el saber a quién acudir y buscar ayuda para que profesionales especialistas puedan guiar en este proceso», según suscriben desde la granadina Fundación Reinicias.
A todo esto, y a los elementos de acoso presentes desde siempre, se le añade un nuevo componente, las redes sociales, que están haciendo cada vez más daño a los jóvenes y supone un arma letal, ya que desde la atalaya del anonimato se pueden destruir autoestimas y arruinar vidas de un plumazo con unos pocos clics.
La difusión de las redes sociales han amplificado el alcance y la naturaleza del acoso escolar, permitiendo que el acoso continúe más allá de las paredes de la escuela sin dar tregua ninguna a las víctimas, ya que antes, los damnificados encontraban en su casa su remanso de paz y un descanso a su infierno, pero con la tecnología el acoso continúa a todas horas y de una manera más brutal y cruel, permitiendo a los agresores ocultarse detrás de perfiles falsos para seguir haciendo daño fuera del colegio.
«Al final las redes sociales están cogiendo cada vez más peso y se entran en dinámicas tóxicas, de comparación. Detrás de la pantalla mucha gente puede coger ese poder del anonimato para poder hacer daño, entonces tienen un carácter muy peligroso», aseveran desde Fundación Reinicias. Algo que se puede observar en el caso del chico granadino, que recibió publicaciones con fotos suyas y textos humillantes hacia él, a través de cuentas falsas.
Muchas víctimas sufren en silencio y no externalizan su padecimiento, llegando a puntos de dolor tremendamente intenso y llegando a tomar decisiones extremas, como autolesiones o el suicidio. Es muy difícil de entender que con tanto sufrimiento y con agresiones tan graves y postergadas en el tiempo no se consiga identificar y detectar estos casos. La portavoz de la Fundación Reinicias explica porque puede pasar esto, «ellos tienen mucho mundo interior y pueden no externalizar el sufrimiento, entonces muchas veces son desapercibidas diferentes conductas que los demás o los de alrededor no saben identificar. Entonces muchas veces vamos en modo automático que no sabemos muy bien qué puede estar pasando en la cabeza de otra persona y es difícil prevenir estas conductas, tenemos que poner mucho ojo en eso».
A veces es complicado detectar un caso de bullying pero desde Fundación Reinicias insisten en que hay muchas señales que alertan que un niño está sufriendo acoso escolar, «muchas cosas, desde el estado de ánimo, las notas y resultados académicos, cómo se relaciona con sus iguales, con las familias, cualquier pequeña cosa que veamos diferente o que nos llama un poco de atención hay ahí donde tenemos que indagar muchas veces».
Hay que prestar mucha atención, hasta los más mínimos detalles y extremar la precaución, porque con estos pequeños indicios se puede prevenir o evitar que un acoso vaya a más y cortar el sufrimiento del menor, «fijarse un poco en todas estas señales que muchas veces pasamos desapercibidas, estar un poquito más atento a ese tipo de cosas, hablar mucho con cómo está la persona, la adolescente o quién esté en esta situación y sobre todo pedir ayuda a profesionales cuando sea necesario», apostilla la portavoz de Fundación Reinicias. La prevención del bullying comienza con la atención a los detalles y la disposición a actuar en pro del bienestar del niño.
El bullying es algo muy preocupante ya que puede dañar seriamente el desarrollo, crecimiento y salud mental del menor. Por ello las instituciones políticas y educativas deben poner en marcha medidas para erradicar el acoso en las aulas, el efecto de estas medidas por ahora es algo limitado, no son inocuas, se ha notado que se ha avanzado y se ha reducido algo la incidencia de este fenómeno, dándole una importancia casi central en el mundo educativo, pero desde Fundación Reinicias piensan que son insuficientes y se tiene que poner el foco en la víctima con un tratamiento específico y especializado. «Siempre hay cosas por hacer. Entonces ahí es verdad que yo veo muy importante el poder contar en este equipo con gente especialista en estos casos, en esta área que puedan realizar intervenciones o formas de prevención más específicas y que al final muchas veces parece que fallan».
El bullying sigue siendo un gran problema y desafío en las escuelas, con consecuencias profundas y a menudo devastadoras para quienes lo experimentan. Se han implementado medidas y programas para abordar este problema, pero se necesita un enfoque más integral y especializado para prevenirlo y combatirlo de manera efectiva y eficaz. La colaboración entre autoridades educativas, políticas, expertos y especialistas en la materia y la sociedad en su conjunto es fundamental para crear entornos escolares seguros donde todos los niños y adolescentes puedan crecer y prosperar sin temor al acoso.