Boticaria García nos da las claves para comer menos sin tener la sensación de que te mueres de hambre
Buscar otras fuentes naturales de dopamina o placer resulta clave
Por supuesto, aquí hablamos de un hambre no real. Es decir, no nos referimos a la necesidad fisiológica de nuestro cuerpo de ingerir alimento para obtener energía sino más bien al hambre psicológico o al apetito y los deseos de comer que surgen por otras razones.
Las razones de nuestros deseos de comer
La comida resulta placentera y por lo tanto, cuando experimentamos una emoción positiva o bien una emoción negativa, podemos utilizar como premio o como una manera de compensar el mal momento vivido y consolarnos, la ingesta de alimentos.
También podemos comer ante el aburrimiento, ante el enojo, a causa de una celebración o simplemente porque estamos habituados a ello en un horario concreto o en situaciones particulares, como por ejemplo: al ir al cine.
Las claves para engañar al cerebro
El primer paso para reducir la ingesta de alimentos cuando no tenemos hambre real o la necesidad fisiológica de ingresar energía, es reconocer por qué estamos buscando comida. Es decir, si se trata de nuestras emociones que nos están empujando a comer o bien de aburrimiento, o de estímulos y factores externos que nos llevan a desear el consumo de determinados productos o preparaciones.
Una vez identificada la emoción siempre podemos acudir a diferentes recursos como los que Boticaria García nos brinda para distraer al cerebro y pasar o superar ese momento en que estamos buscando la dopamina que libera nuestro cerebro al ingerir alimentos y nos permite sentir placer o felicidad.
Para ello, Boticaria García nos recomienda buscar otras actividades que nos ayudan a liberar dopamina como por ejemplo:
- Conversar con una persona de confianza
- Escuchar música
- Tocar un instrumento
- Cantar
- Hacer ejercicio
- Leer un libro
- Meditar
Es decir, si estamos buscando alimentos por nuestras emociones, comer no nos hará sentir mejor sino que en muchas ocasiones nos sentiremos culpables y afectará negativamente nuestro estado de ánimo, posteriormente.
Por eso, si no deseamos comer cualquier cosa sino más bien algo concreto y que frecuentemente resulta más placentero pero al mismo tiempo menos sano como por ejemplo un chocolate; quizás debes buscar otras opciones para obtener esa dopamina o ese placer que se genera en nuestro cerebro al consumir determinados alimentos.
Afortunadamente, son muchas las actividades que como Boticaria García señala, son fuentes naturales de dopamina y pueden ayudarnos a distraer el cerebro para no experimentar hambre emocional o psicológico.
Gabriela Gottau
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