22 noviembre 2024

«ANTOLOGÍA DE OLVIDOS» por Juan de Dios Villanueva Roa

Normal, si usted es presidente de un país como este lo normal es que deba acostumbrarse a insultos, mentiras, bulos, informaciones falsas y cualquier majadería, superchería o imbecilidad que se le ocurra al primero que aparezca.

Lo mismo le puede pasar si es líder de cualquier oposición, sanitario (ahí también le pueden dar bofetadas), cartero, camarero, albañil o docente (donde puede ser incluso víctima de guasap patriarcales). Todo está permitido.

No se trata ya de que hayan dejado de hablarle de usted por respeto, se trata de intentar salir indemne de la vida laboral como sea, por eso cuando pintan canas o calvas todos aconsejan jubilarse, que no se meta en nada, que deje la vida fluir. Un país que pierde el respeto a su ciudadanía tiene los días contados, en ese momento se justifica cualquier acción, las gentes callarán ante la falta de reconocimiento de errores propios o ajenos, se verá bien que lleguen quienes dicen poner las cosas en su sitio en nombre de Dios. Otra vez. Y la memoria, la histórica que parece deslegitimada por los intransigentes, y la otra se olvidan.

Y cuando se olvida la memoria nos convertimos en bebés de la naturaleza, en la que cualquier depredador puede fagocitarnos, robarnos, maltratarnos, encarcelarnos o echarnos a una fosa, aunque sea vivos. Y no pasa nada. Todo puede ocurrir, incluso que desde fuera aplaudan los descerebrados. Por eso es importante parar, reflexionar, gritar incluso si es necesario y poner de nuevo las bases del respeto y la civilidad. Y quien se ría, quien pretenda justificar todo o que es incongruente con el bien vivir, gobernar o trabajar, ese que vuelva a la escuela, a una escuela púbica, libre y respetuosa.

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