24 noviembre 2024

Sevilla nos hace comulgar con ruedas de molino

Con la expresión “comulgar con ruedas de molino”, nos solemos referir a la imposibilidad de creer o aceptar cosas imposibles de creer o de aceptar, ya que conociendo el diámetro de la rueda o noria de un molino de agua y aunque es redonda como una hostia, se comprende lo difícil que sería de tragar.

Pues bien, “comulgar con ruedas de molino” es exactamente lo que la Junta de Andalucía, el PP y la alcaldesa de Granada, pretenden que hagamos los granadinos respecto al negrísimo futuro que se cierne sobre el futuro de la Escuela Andaluza de Salud Pública, fagocitada por el no nato Instituto de Salud de Andaluz, nuevo e innecesario organismo a mayor gloria de Sevilla y su insaciable ecosistema administrativo.

Después de varios años de juegos de esgrima, el PP ha puesto finalmente sus cartas boca arriba a través de una enmienda al proyecto de Ley de creación del Instituto de Salud de Andalucía en el Parlamento andaluz, en la que rechaza la petición unánime para que la sede del nuevo organismo se sitúe en Granada, decantándose como era previsible por Sevilla, desde donde no solo se dirigirá el Instituto, sino también la gestión y los órganos de gobierno, de la EASP, así como las competencias de conocimiento.

En Granada, a la que se llama “otra sede”, quieren dejar la Junta y el PP las competencias en formación, consultoría y colaboración con organismos e instituciones internacionales, siempre a las órdenes de lo que se decida en Sevilla.

Poco o nada ha pesado en esta decisión tan “bonillesca” que Granada cuente con la mejor Facultad de Medicina de Andalucía, con el único Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud, con una de las mejores ciudades sanitarias de España y con el hospital clínico más moderno de nuestra Comunidad, porque la sede del nuevo e innecesario Instituto de Salud de Andalucía, era para Sevilla desde el momento en que planteó su creación.

Con tan “ecuánime” decisión el PP, la alcaldesa de Granada y el Gobierno andaluz de Moreno, no solo vuelve a relegar a Granada, sino que profundiza en su expolio político y administrativo y en la “ultracentralización” a favor de la capital andaluza, como ya se ha materializado con el Parque de las Ciencias, CETURSA, o la Alhambra, además de reducir considerablemente las posibilidades de Granada para albergar la Agencia Estatal de Salud Pública.

Es muy curioso que la alcaldesa de Granada, tan rotunda y beligerante ella, cuando el Gobierno de Pedro Sánchez perpetró la chapuza de llevarse a la Coruña la sede de la Agencia Española de la Inteligencia Artificial, se muestre ahora “encantada” con esta decisión de su amigo y presidente Bonilla y “celebre” la «doble sede» en Sevilla y Granada, interpretando que garantiza con «absoluta rotundidad» la permanencia en Granada de la EASP, algo que cualquier observador imparcial no puede por menos que negar en redondo

En un alarde de partidismo a ultranza, la alcaldesa que aseguró en su toma posesión que los intereses de Granada estarían por encima de los de su partido, defiende que la enmienda del PP “clarifica absolutamente» el tema, lo que se compadece muy poco con la realidad y deja sin contestar dos preguntas: la primera por qué no se ha designado a Granada como sede del Instituto Andaluz de Salud y la segunda por qué se traslada la dirección y gestión de la exitosa EASP a la capital hispalense.

No me negarán que no llama poderosamente la atención, que la misma alcaldesa que ha reivindicado como una tigresa de Bengala al gobierno de la nación, que designe a Granada como sede de la Agencia Estatal de Salud Pública, se comporte ahora frente al gobierno de la Junta, como una gatita de Angora con la sede del Instituto de Salud de Andalucía.

Parece un hecho que la Junta de Andalucía va a dejar a Granada sin esta institución de prestigio internacional, transformándola en un simple departamento de formación de un Instituto con sede en Sevilla, arriesgando incluso, que la Organización Mundial de la Salud retire a la EASP la categoría de entidad colaboradora.

Es difícil asumir el expolio de que está siendo objeto Granada, pero más difícil aún es que nuestra alcaldesa, a la que se le supone como primera obligación defender los intereses de la ciudad que le ha elegido para gobernarla, nos considere tontos de babero y pretenda que comulguemos con la ruedas de molino en CETURSA, la Alhambra, el Parque de las Ciencias y ahora la Escuela Andaluza de Salud Pública.