«ELECCIONES EUROPEAS» por Juan Santaella
Transcienden el ámbito nacional, y establecerán qué Europa queremos
El 9 de junio estamos llamados a las urnas para elegir a nuestros diputados europeos. Estas elecciones no son un plebiscito a favor o en contra del Gobierno, sino que establecerán qué Europa queremos. Debido a la geoestrategia mundial, plagada de divisiones y de guerras, quizá estas sean las elecciones más importantes desde que en 1979 se realizaron las primeras.
La importancia para España y para Granada es mucha, dependiendo de a quién votemos. Como dice Sara Bárcena en su magnífico reportaje del pasado domingo, en IDEAL, aunque no lo sepamos, desde que salimos a la calle, estamos percibiendo las inversiones de Europa: farolas con tecnología led, ampliación de grados universitarios, hospitales o centros de salud, Palacio de Congresos, Palacio de Deportes, inversiones en la Alhambra, AVE, el proyecto Ifmif-Dones, canalizaciones de Rules, línea de alta velocidad y ampliación del metro, entre otros. En la última década, Granada ha recibido más de 3.000 millones de euros de Europa, y en la Política Agraria Común (PAC), con todas las críticas que suscita, 1,700 millones, de los cuales 384 en los dos últimos años; por no hablar de las enormes ayudas recibidas durante la pandemia (programa Nex Generation EU), que nos ha permitido salir airosos de esta tremenda crisis. Además, en estos momentos, hay más de 400 millones pendientes de ser aprobados por la UE para impulsar nuestro desarrollo: el más importante la Azucarera, que será centro de investigación y formación.
La Europa que salga de las urnas deberá hacer frente a la invasión de Putin a Ucrania; el conflicto entre Israel y Palestina, con más de 37.000 palestinos muertos, la mayoría niños, mujeres y ancianos, sin que la Unión haya mostrado una postura común (según la ONU, Rafah, bombardeada en estos momentos, es «el infierno en la tierra»); transformación energética y digital, pues es demasiado dependiente del gas y del petróleo extranjero, sobre todo de Rusia; desarrollo de la industria sanitaria para no depender de China; consolidar el federalismo; atajar al cambio climático…
La solución a estos y otros problemas dependerá de los resultados que salgan de las urnas. Si salen reforzados determinados partidos proeuropeos se podría avanzar en la creación de impuestos europeos a las grandes empresas, o la emisión de deuda para el desarrollo comunitario. Si por el contrario, crece la extrema derecha, como vaticinan las encuestas, su actitud euroescéptica nos conducirá a una UE menos unida, con menos poder, y con menos recursos, pues muchas competencias actuales se revertirían a los Estados nacionales.
Al principio de la Unión, se repartieron el poder democristianos y socialdemócratas; más tarde, populares, socialdemócratas y liberales, que es la coalición que hoy gobierna. El problema que existe ahora es la posible unión entre populares y ultras, como ya la propia Ursula von der Leyen apunta, al aceptar como compañera de viaje a Georgia Meloni y a otras fuerzas similares.
De nosotros depende la Europa futura: o bien, ahogada por ultranacionalismos, sin capacidad de decisión e insignificante ante las grandes potencias, proclive al insulto y a la descalificación del contrario, y criminalizando a inmigrantes, feministas o personas LGTBI; o bien, otra Europa fuerte, federal, y consecuente con su valores iniciales: respeto al ser humano y a la democracia; defensa de los derechos humanos; Estado del Bienestar; paz y diálogo.
Juan Santaella
https://www.ideal.es/opinion/juan-santaella-elecciones-europeas-20240530235412-nt.html