ESTE ARTÍCULO APARECIÓ EN EL MIRADOR DE ATARFE EN MAYO DE 2002. Y QUE REFLEJA LA HISTORIA EDUCATIVA DE ATARFE

Antonio Ramos es un malagueñ–o que aparece en Granada en los albores de los a–os sesenta, aquí’ termina, siendo ya Maestro, sus estudios de A.T.S. y forma su familia. Antes de hacer las oposiciones de Magisterio, en el añ–o 1.967, trabaja como Jefe de Ventas de una industria metalúœrgica.

Tras siete a–ños en la «Campañ–a de Alfabetizaci—ón de Adultos», llega destinado a Atarfe, el 1-9-74. En aquel tiempo el equipamiento escolar de Atarfe era escaso y muy deficiente, junto a un nœúcleo formado por dos edificios antiguos, y en no muy buen estado, una serie de aulas se diseminaban por Atarfe en locales comerciales, bajos no id—óneos y casas viejas amenazando ruinas. S—ólo un cartel—ón, carcomido por el tiempo, ofrecí’a a los atarfeños la promesa de la pronta construcci—ón de un nuevo Centro Escolar en llamado «campo de la rana».

Desde su llegada a Atarfe, Antonio Ramos pone de manifiesto su deseo de abrir la escuela a las familias, s—ólo el aire fresco de la convivencia pod’ía hacer que aquellos vetustos edificios respiraran,
tomaran vida, hicieran de la escuela una ilusió—n, la ilusió—n de todos. Es un proyecto apasionado, pero habí’a que unir voluntades, desterrar miedos en unos y recelos en otros, para ello apoyado en maestras como Palmira, Pilar Lizana, Conchi, Encarnita etc., Antonio Ramos conecta con padres/madres de muy distintos signos pol’íticos pero todos, interesados/as en la mejora de la educaci—ón en Atarfe.

La conexi—ón con el medio social es cada vez m‡ás intensa, Antonio Ramos nunca ha entendido la acci—ón educativa sin la participació—n de los padres, madres y así’ al ser nombrado Director, por primera vez, en junio de 1977, se propone la dif’ícil tarea de aunar los intereses de todos, tan dif’ícil en aquella Žpoca y hacerles ver la necesidad del asociacionismo como una v’ía que llevara a la consecuci—ón del interéŽs de todos. En reuniones con padres y madres consigue que se cree una Junta Gestora que lleve a la creació—n de la primera Asociaci—ón de Padres y Madres de la localidad.

En mayo de 1978, y con la colaboraci—ón de padres y madres, Antonio Ramos junto con otros maestros y maestras organiza la fiesta de el D’ía de la Cruz, el día del  Niño… Lo que se plantea en aquel momento como un mero medio de conseguir fondos para el viaje de fin de curso para lo alumnos/as del Centro, se convierte, en los siguientes añ–os en la mayor manifestaci—ón lœúdica que en Atarfe se haya conocido: malloretes, banda de múœsica, cabalgata, degustaci—ón de productos de la tierra y todo, una vez má‡s, por la sinton’ía conseguida entre padres/madres y un pu–ñado de maestros/as dispuestos a que la escuela sea un ente vivo, abierto a al sociedad y no circunscrito al estrecho marco de las aulas.

Antonio Ramos, rodeado de una serie de maestros /as j—óvenes: Manolo Codina, Miguel Rodrí’guez, Loli, , etc.  lideraron  el cambio.

Por fin el 23 de enero de 1979 se inaugura el primero de los bloques que constituyen el nuevo Colegio Púœblico «Dr. JimŽnez Rueda».

El alumnado ha conocido otro tipo de escuela que antes no conocí’an: una escuela abierta, solidaria y participativa, las familias viven esa apertura, «el Colegio» tambiéŽn es de ellos y ellas, la situaci—ón enriquece a todas/as.

En algo m‡ás de cuatro a–ños la transformació—n ha sido total, «las escuelas» son tenidas en cuenta y respetadas, su trabajo reconocido y profesorado estimado.

En septiembre y con todas las obras terminadas, el nuevo Centro es una realidad, todo se trunca, todo se detiene, la llegada de un Director de oposici—ón, totalmente ajeno a la din‡ámica del momento y desconocedor del pueblo hace que muchos proyectos se paralicen y otros ni se planteen. El trabajo activo y de participació—n se paraliza por un «ordeno y mando», un Claustro enorme, cincuenta maestros/as, pronto estᇠdividido, los padres/madres vuelven a ser desplazados de la vida del Centro, la A.P.A. queda relegada y el Consejo de Direcci—ón se convierte en el campo de enfrentamiento de dos posturas antagó—nicas: los defensores del corporativismo, encabezados por el nuevo Director y los partidarios de una escuela aperturista y de progreso, entre estos, c—omo no, Antonio Ramos.

Representantes de las familias, como Asunci—ón Ferná‡ndez, Luis Esteban, Rosa Franch, etc. y del profesorado, Rafael Cifuentes, Ángel Romero, Encarnaci—n Yebra y Antonio Ramos, entre otros, lideran la oposició—n a una situaci—ón insostenible; añ–os de trabajo se tambalean, el Colegio se cierra, se pierden oportunidades que habr’ían sido claves para el desarrollo de la Escuela Publica de Atarfe: ser Centro de Integraci—ón, Centro C.A.E., entre otros; era una lucha contra la pared, el bloque corporativista e inmovilista siempre puede con el progresista.

Durante estos añ–os, en que todas las iniciativas son bloqueadas por una direcci—ón monol’ítica, Antonio Ramos es elegido Presidente de la A.P.A. del Instituto Il’íberis, lográ‡ndose en poco tiempo resultados espectaculares en la apertura de Centro a las familias: el 90% de las familias son socios, lo que posibilita actuaciones de muy diversas clases.

En Septiembre de 1.986, Antonio Ramos es elegido, con los votos un‡ánimes de los padres/madres, de nuevo Director del C.P «Dr. JimŽnez Rueda». Los resultados pronto llegan: mejor  funcionamiento interno de los equipos docentes que trabajan coordinadamente, las relaciones internas se suavizan. Se consigue, magn’ífico trabajo de D. JoséŽ Luis, que el Comedor Escolar
tenga un equipo estable de cocineras pagadas por la Junta, se duplica la capacidad del mismo. Se impulsa la Biblioteca, con un magní’fico trabajo de Alberto Granados, hasta ser realmente importante, unos 4000 volúœmenes llenan sus estantes.

Tras la divisió—n del C.P «Dr. JimŽnez Rueda» aparece el C.P. «Atalaya» y es propuesto, por sus propios compañ–eros y compa–ñeras como Director del C.P. Atalaya. Empieza otra batalla, la administraci—ón se ha limitado a dividir a los maestros/as, ha dejado a los dos centros: «Dr. JimŽnez Rueda» y C.P «Atalaya» en una situació—n de precariedad.No obstante estas carencias, se cuenta con un gran activo, con lo principal para iniciar la andadura en el nuevo Centro: un grupo de maestros/as que vienen, junto
a Antonio Ramos, a trabajar por y para el Centro: Encarnaci—n Yebra, JosŽé Miguel Moreno, Pepe Ortiz, Rafael Cifuentes, Eloisa, Ana Santos, M» Luz, etc. Y un grupo de padres que pronto configurar‡n la A.M.P.A. «La Pizarra» dispuestos a colaborar en todo lo que se necesite aportando ideas, como trabajo bajo, la presidencia de una mujer din‡mica, emprendedora y capaz como es Loli Godino.

Pero el punto de referencia de la vida del Centro estᇠpor llegar: «Los premios Atalaya» de cuentos infantiles, Narrativa y Poesí’as, una idea de Antonio Lucena para ofrecer a la comunidad escolar, es estimada en su justo valor por Antonio Ramos, siendo llevada al Consejo Escolar, que acuerda ofrecerlo a la comunidad escolar de Atarfe, dando el valor que se le estima y porvenir que se le augura.
Presentado el proyecto a la Concejal’a de Educació—n, Asunci—ón Ferná‡ndez, Žésta lo acoge como suyo, logrando del alcalde el patrocinio del Ayuntamiento. Los Premios Atalaya son una realidad, se convierten en la referencia cultural de Atarfe sus entregas, el 23 de abril, D’ía del Libro, son una fiesta para toda la Comunidad.

La marcha, a los I.E.S., de compañ–eros que fueron determinantes en la vida del Centro, Antonio Lucena, JosŽé Miguel, Eloisa, etc. y el fallecimiento de un se–ñor, de un lujo como maestro y como persona: Rafael Cifuentes. Como maestro es para los niñ–os y ni–ñas un hombre grande, de aspecto recio, voz ronca y fuerte que ha causado siempre un gran respeto entre el alumno. Detr‡ás de aquel hombre de aspecto fuerte y voz ronca hay un ser que llega a ser entra–ñable, que quiere y se deja querer, que jamá‡s permite la menor vejaci—ón de su alumnado, a los que defiende por encima de cualquier otra consideració—n.

En el añ–o 1999 Antonio Ramos tuvo la oportunidad de marcharse a uno de los I.E.S de la localidad, pero prefiri—ó quedarse en la Escuela, en su casa de siempre, sintiŽéndose lo que es, Maestro, s’, Maestro con mayœscula, aceptando el reto de conducir a un grupo de chiquitos/as, que parec’ían ser d’íscolos, peleantes, mal educados y algunas otras cosas m‡ás, segœún dec’ían algunos/as que de esto saben poco.

Este a grandes rasgos es Antonio Ramos que deja su escuela. El hombre, la persona, el amigo de sus amigos/as, el ser entra–ñable que unos pocos/as hemos querido conocer y queremos recordar. Sirvan estas palabras de agradecimiento por su entrega y dedicaci—ón.

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