Así son los refugios climáticos
España ya está liderando las muertes por calor en Europa. De cara a las altas temperaturas que se esperan este verano, los refugios climáticos son clave para soportar las horas más asfixiantes de calor.
De cara al verano, las olas de calor acechan. En 2022, 15.300 personas murieron prematuramente por el exceso de calor. Al año siguiente, aunque no fue tan alta, la cifra alcanzó casi los 12.000 decesos. Este año, se espera que las temperaturas del verano sean las más altas de la historia y España ya lidera las muertes por calor en Europa.
Los fallecimientos por esta causa han ido in crescendo desde 2003 (un año particularmente caluroso en el que este fenómeno ganó visibilidad, sobre todo en España, Francia e Italia), y las personas económicamente más vulnerables son las más afectadas. De acuerdo con el informe The Lancet Countdown Europe, del BSC (Barcelona Supercomputing Center), son las mujeres de escasos recursos las que tienen más riesgo de morir por este innegable efecto del calentamiento global. Pero también tienen mayor vulenerabilidad las personas con enfermedades crónicas, las personas en situación de calle, los niños y las mascotas.
Por eso, en ciudades como Barcelona y Madrid ya hay refugios climáticos. Y Sevilla y Zaragoza ya están siguiendo sus pasos.
A grandes rasgos, un refugio climático es un espacio público en el que cualquier persona puede guarecerse de las inclemencias del clima mientras el inmueble mantiene su uso habitual. Pueden ser bibliotecas o centros cívicos, o interiores de manzana, patios o parques. Todos ellos son gratuitos, excepto las piscinas municipales. Además, tienen sillas o bancos para sentarse, así como puntos de agua potable.
Museos, parques y bibliotecas son algunos de los lugares que servirán como refugios climáticos en España
En ellos, la temperatura interior no debe de pasar de los 26ºC ni bajar de los 21ºC. Algunos de ellos, como es el caso de las bibliotecas, ofrecen material de lectura para amenizar la estancia. Son espacios de uso público adaptados para que, durante las horas más duras del verano (o el invierno, según el caso), las personas puedan refugiarse sin poner en riesgo su salud. Todos ellos cuentan con un distintivo o señalización que los acredita como refugios climáticos.
En el caso de Barcelona, cada uno de los distritos de la ciudad cuenta con varios puntos donde pueden encontrarse refugios climáticos. Para el verano, la ciudad tiene 210 espacios y, para el invierno, 173. Algunos son el Museu Etnològic i de Cultures del Món, el Institut Català de la Salut y el Centre Esportiu Municipal Sagrada Familia, entre otros.
Por su lado, Sevilla es una de las ciudades españolas en las que la actividad humana necesita detenerse durante varias horas en los días más calurosos. Allí el calor es cosa seria. Para hacer frente al problema, un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla ha desarrollado un sistema de enfriamiento ambiental llamado Life Watercool. El objetivo es reducir la temperatura ambiente entre 3 y 5 grados, para que de esa manera, espacios como plazas, marquesinas o parques infantiles puedan seguir teniendo un uso rutinario.
Precisamente, el proyecto andaluz se ha puesto en marcha en espacios como estos. El primero, ha sido en una plaza en la que se ha creado un «oasis» de 100 metros cuadrados, con bancas, en el que la temperatura oscila alrededor de los 29ºC. El objetivo es que, así, pueda seguir siendo un espacio de encuentro de los vecinos en el verano, en especial para los mayores. El segundo es una especie de pérgola de 150 metros cuadrados que funciona como parque infantil para que los niños puedan jugar y hacer ejercicio durante los meses de julio y agosto. La idea, según lo explica el director del proyecto, es crear una burbuja térmica que proteja a los pequeños. Finalmente, el tercero es una marquesina. Imaginemos a una persona que necesita desplazarse forzosamente en transporte público durante horas de calor intenso. En el caso de Sevilla, hablamos de 43ºC o más. Eso, sin duda alguna, supone un riesgo importante para la salud y la vida de alguien vulnerable. Por eso, este equipo ha creado una marquesina con un techo que regula la temperatura y lo convierte en un espacio utilizable.
Y el calor también se combate con cultura. En mayo, Madrid lanzó una campaña de promoción de lugares culturales como refugios climáticos. Así lo anunció Marta Rivera de la Cruz, delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento, con el propósito de crear una simbiosis entre el turismo cultural en la capital y la prevención contra los efectos de las altas temperaturas. La idea es que tanto turistas como locales acudan a museos, salas de cine o exposiciones para guarecerse durante las horas de calor más fuertes.
Además de exposiciones o eventos en los principales museos de la ciudad, como el Reina Sofía, el Museo del Prado, o el Thyssen, muchas salas de cine tendrán ofertas. Por su parte, en el Centro de Bellas Artes, estará abierto como refugio climático el salón de baile, que estará regulado térmicamente y que, además, será público y gratuito