21 noviembre 2024

El Niño da el relevo a La Niña: ¿cómo nos afectan estos fenómenos climáticos?

El Niño y La Niña son fenómenos intermitentes que afectan al clima de todo el planeta. Se gestan en las aguas del océano Pacífico, a la altura del ecuador.

Pocas veces suceden de forma simultánea, ya que son fenómenos opuestos, pero hay periodos en los que pueden estar muy próximos, como es probable que ocurra este año.

De hecho, hay un 80 % de posibilidades de que La Niña llegue antes de verano.

¿Qué es El Niño?

El Niño Oscilación del Sur (ENSO, o ENOS en inglés) surge en periodos de entre dos y siete años y es más frecuente que su antagonista, La Niña.

Ya en el siglo XVIII, los habitantes de la costa de Perú eran conscientes de que, en momentos puntuales, rondando las Navidades, las corrientes de agua eran más cálidas y los bancos de peces se ausentaban. Relacionaron este acontecimiento extraordinario con el nacimiento de Jesús, por lo que lo bautizaron como «El Niño».

Desde entonces, numerosos científicos empezaron a estudiar, en distintos enclaves del Pacífico, cambios similares, coincidentes en el tiempo, con el fenómeno de El Niño.

En 1969, el meteorólogo Jacob Bjerknes estudió estas anomalías, determinando que el océano tenía influencia directa en los eventos atmosféricos. En concreto, el calentamiento de las aguas del Pacífico Oriental modificaba el patrón habitual de los vientos alisios, encargados de trasladar las aguas cálidas hacia el oeste. Esto devenía en el calentamiento, por encima de lo normal, del agua en el Pacífico Este, afectando a la costa de América Central y América del Sur.

A partir del modelo de Bjerknes se han establecido relaciones entre fenómenos meteorológicos de todo el mundo vinculados con El Niño, responsable de olas de calor y sequías en Asia, Australia y África. En España, El Niño supone inviernos cálidos y secos, pero también lluvias torrenciales.

Estas alteraciones climáticas están vinculadas a:

  • Aumento de plagas: los cambios fomentan la aparición de vectores de transmisión en regiones donde no es lo habitual, provocando repuntes en la transmisión de dolencias como el paludismo, el dengue o la fiebre del valle del Rift.
  • Riesgo en las condiciones de seguridad alimentaria: las sequías e inundaciones dan al traste con cosechas. De hecho, algunas de las peores hambrunas de los últimos 50 años están asociadas a El Niño.
  • Contaminación atmosférica: las sequías van asociadas a incendios, que emiten humo, nocivo para la salud.
    Todas estas consecuencias han llevado al estudio del impacto social de El Niño, como por ejemplo el trabajo de Hsiang, Meng y Cane, que sostiene que El Niño duplica el riesgo de conflicto armado.

¿Qué es La Niña?

Se trata del evento climático opuesto. Generalmente sucede a El Niño, aunque no siempre. Su nombre indica oposición al concepto de El Niño y es conocido también como el «antiniño» o «el viejo». La duración de La Niña oscila entre uno y siete años.

La Niña implica una intensificación de los vientos alisios, lo que desploma la temperatura del agua y, por ende, condiciona los fenómenos climáticos. Por ejemplo, se produce un debilitamiento de la contracorriente ecuatorial, librando a la costa pacífica de América de las aguas cálidas que provienen de Asia.

Además, la corriente ecuatorial del sur recobra su protagonismo, arrastrando aguas frías hacia el trópico. Esta situación en el Pacífico provoca lluvias torrenciales en el Pacífico Sur, Caribe y Brasil, sequías en distintos puntos del continente americano y Oceanía, fuertes nevadas en América del Norte o huracanes en el Atlántico.

Si los pronósticos se cumplen y La Niña se establece, a la península ibérica le espera un otoño más seco de lo habitual, con temperaturas por encima de la media, como consecuencia del aumento de los vientos alisios, que intensifican el monzón del subcontinente indio. No obstante, los efectos de La Niña en España son mucho más suaves que los de su contrario.

El invierno de La Niña en España está condicionado por otro fenómeno, la Oscilación del Atlántico Norte positiva (NAO+), que tiene como consecuencia modificaciones en la corriente en chorro, que se fortalece y se mueve hacia el norte. Por este motivo, el invierno de La Niña se prevé seco y estable, con lluvias en el noroeste y el litoral mediterráneo, donde podrían producirse danas.

El resto del territorio experimentaría temperaturas por debajo de lo normal y un aumento de precipitaciones. La Niña genera primaveras calurosas y secas, a excepción de Baleares y Andalucía. Si hablamos del verano, se estima que será más seco y menos caluroso.

En este caso, los expertos vinculan a La Niña con la estabilización de los precios de las materias primas, en especial agrícolas, como contrapunto a El Niño.

¿Cómo afecta el calentamiento global a El Niño y La Niña y viceversa?

Ambos eventos se desarrollan en un entorno cada vez más cálido, como evidencian los científicos. El año 2023 fue el más cálido desde que se tienen registros.

Teniendo esto en cuenta, hay que aclarar que tanto El Niño como La Niña no siempre son iguales. Los meteorólogos han podido determinar variaciones, con impactos locales desiguales.

Indudablemente, si la consecuencia es una subida de las temperaturas en una región, el calentamiento global provoca que ese incremento sea mayor.

El Niño y La Niña también intensifican la virulencia y frecuencia de los eventos climáticos extremos, espoleados por el cambio climático.

Cierto es que en los periodos donde ha primado El Niño, el número de eventos climáticos extremos y sus consecuencias han sido mayores que en los periodos de La Niña. No obstante, los científicos siguen observando y sacando conclusiones según avanza el calentamiento global, entendiendo sus repercusiones y cómo interactúa con fenómenos como El Niño o La Niña.

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