La Acequia Gorda del río Genil
La acequia Gorda, al-Saqiya al-Kubra, literalmente la Acequia Mayor, forma parte del sistema de regadíos del río Genil implantado por los ziries, en la ciudad de Granada, allá por el siglo XI. Por restos encontrados tanto en esta acequia, como en la de Aynadamar, es muy posible que tengan un origen romano y quizás anterior. Pero hagamos un poco de historia.
Granada está situada en la confluencia de Sierra Nevada, Sierra Harana y la depresión de la Vega. La nieve de Sierra Nevada al derretirse, en el verano, favorece la aparición de arroyos que llevan sus agua a los ríos Genil, Darro, Monachil y Beiro. Estos ríos junto con el afloramiento de Alfacar, la fuente de Aynadamar, fueron la base para el desarrollo urbano de ciudad, y también de la agricultura en las zonas periurbanas y en la Vega.
A comienzos del siglo XI, en al-Andalus, se produce una guerra civil (fitna), que terminó con el desarticulamiento del Califato de Córdoba. Estas luchas originaron que los territorios andalusíes, antes compactos, se fueran disgregando en un sinfin de pequeños reinos, al frente de los cuales estaban las poderosas familias de Córdoba y algunas tribus del ejército califal.
En el 1013, una rama de los ziríes (tribu bereber originaria de la zona de la Cabilia, en Argelia, que se trasladó a al-Andalus para luchar en el ejercito de Almanzor), encabezada por Zawi ben Ziri, funda la taifa de Granada trasladando la capital de Medina Elvira a Medina Granada. Los ziríes se asentaron en la alcazaba Qadima, en el Albaicín. Con el fin de abastecer a la ciudad y las zonas agrícolas de alrededor, se amplían las antiguas conducciones de la Acequia de Aynadamar.
A largo de los años, la población de Granada, aumentó de forma muy importante a causa de la afluencia de gentes procedentes de territorios que iban ocupando los castellanos. Para dotar de infraestructuras a los nuevos barrios que se iban conformando, el de la Loma y el de los Alfareros, se aprovecharon las aguas del río Genil a través de la Acequia Gorda. El asentamiento de población, en el barrio de los alfareros, desplazó los alfares a zonas más alejadas de la ciudad, siguiendo los consejos de ibn Abdun respecto a este tipo de talleres. “….las tejas y los ladrillos deberán ser fabricados fuera de las puertas de la ciudad y las alfarerías se instalarán en torno al foso que rodea a ésta….”
Según nos relata Ibn al-Jatib en la Ihata, parece que el alfaquí Abū Yafar Ibn al-Qula, visir de Abd Allāh, fue el impulsor del acondicionamiento y ampliación de la acequia Gorda con el fin de abastecer a la población que se extendió por la zona meridional de la ciudad.
La acequia nace en la presa Real, a la altura del pueblo de Cenes de la Vega. Antes de conectar con el Darro surgen los tres primeros ramales: La acequia de Arabuleila, que tras cruzar por el Puente Verde se dirige hacia Armilla, Churriana y Cúllar Vega, la acequia de la Ciudad que comenzaba en el partidor de los Infantes y discurría paralela a la calle Molinos, tras pasar la Puerta de la Loma, la acequia de Tarramonta, que discurría desde el Paseo de la Bomba hacia Armilla. Dejando atrás la desembocadura del Darro en el Genil, nos encontramos con la acequia del Jaque del Marqués de Modéjar, cuyas aguas se destinaban al riego de la alquería de Maracena, y la acequia de Santa Fe con la que se regaba sus tierras de labor.
Autora del artículo: Francisca Viedma