La Emigración Española al Mundo en el Periodo de Migraciones Masivas (1880 a 1930)
15 julio 2024Aunque hoy en día se tenga una mirada diferente, España ha sido durante mucho tiempo un país con tradición de emigración.
Durante la época de las denominadas “migraciones masivas” que abarco el periodo de 1880 hasta la crisis del año 1930, España contribuyó de forma decisiva en los flujos de migrantes hacia el resto del mundo. El contingente migratorio durante esta época fue tan importante en su magnitud que superó al que se produjo durante los cuatro siglos del periodo colonial.
Posiblemente una de las principales razones que explican la emigración durante esta época sea el crecimiento demográfico en el campo y el débil desarrollo industrial del país, que no logró ofrecer las suficientes oportunidades de trabajo en los principales núcleos urbanos. Por otra parte el continente Americano funciono como un polo de atracción a una gran cantidad de emigrantes con deseos de hallar oportunidades de crecimiento económico y aventuras.
América en su conjunto absorbió más del 85% de los emigrantes españoles, el 15% restante tuvo como destinos África (Marruecos, Argelia y Guinea Ecuatorial) y Asia (fundamentalmente Filipinas y Australia). En la mayoría de los casos se observa una preferencia por aquellos países con estrechos vínculos históricos con la colonia española. No todos los países de América resultaron igualmente atractivos para los emigrantes españoles, algunos de los nuevos países fueron más receptivos a la inmigración española y ofrecieron mejores oportunidades en función de una mayor asimilación cultural.
Por ejemplo Estados Unidos fue el principal destino para emigrantes europeos durante la etapa de migraciones masivas, sin embargo no fue el principal destino para los emigrantes Españoles. En cambio, lo fueron Cuba y Argentina y en forma secundaria Brasil (zona cafetalera de San Pablo), Uruguay, México y Chile. Argentina fue el principal destino gracias a las mayores oportunidades de trabajo y salario real. Cuba y Brasil también fueron destinos importantes, donde se intento suplantar la mano de obra esclava por inmigrantes de baja cualificación, pero esta razón también explica las peores condiciones de trabajo. Los casos más característicos se observaron en San Pablo y en la construcción del ferrocarril Madeira Mamoré, donde las condiciones rozaron prácticas esclavistas y la poca adaptación al clima tropical genero considerables muertes.
Por otro parte las nuevas naciones que se habían independizado de las colonias Europeas comprendieron que su futuro dependía de atraer inmigrantes europeos, necesarios para poblar las extensas tierras casi inhabitadas en varios de los países y ofrecer mano de obra para el desarrollo económico. Para alcanzar este objetivo muchos países aprobaron leyes que fomentaron la inmigración, establecieron oficinas de promoción en países europeos e incluso algunos como Brasil y Australia, ofrecieron subvenciones para costear el pasaje en barco.
Sin embargo la inmigración no fue en todos los casos permanente, sino que tuvo carácter temporal como la llamada “inmigración golondrina” para cubrir trabajos de cosecha en los campos. De hecho durante esta etapa el 57% de la inmigración española retornó al país. Un caso característico fue el flujo de inmigrantes estacionales entre Canarias y Cuba para cubrir la mano de obra en la zafra azucarera.
El perfil del inmigrante fue el varón, joven y soltero. El número de hombres duplico al de las mujeres, esta elevada proporción se debe en parte a la relevancia de la inmigración temporal. Con el tiempo la proporción de inmigrantes mujeres fue en aumento a partir de que los hombres se asentaban y se producía la reunificación familiar en el país de destino.
Cuba presentó los niveles de masculinidad más elevados producto de la necesidad de mano de obra temporal en la zafra. Por el contrario, la emigración en Argentina se halló en gran parte formada por familias que emigraron con el objetivo de establecerse en forma definitiva, objetivo perseguido por el gobierno. Por otra parte la zona de Sao Paulo en Brasil busco atraer mujeres y hombres por igual para trabajar en cultivos cafeteros. Sin embargo, las mujeres también conformaron un grupo migratorio de relevancia a pesar de que su lugar en la historia se vio invisibilizado por el hecho de que en los registros no se contabilizaba su profesión. En su mayoría se trató de mujeres jóvenes, solteras, con bajo nivel educativa (el analfabetismo en mujeres era mayor que en los hombres) y de origen humilde.
Las razones para comprender las motivaciones de los inmigrantes a emprender el viaje fueron primordialmente las económicas, pero también se pueden enumerar otras causas. En el campo fue destacable la lógica de los sistemas de herencia, que favorecía exclusivamente a los primogénitos, dejando sin herencia y sin tierra al resto de los hijos, quienes se veían obligados a emigrar para tener un sustento. Además fue importante el deseo de evasión del servicio militar, que en el caso español duraba 3 años. Por otra parte, el poder de la información sirvió como amplificador de las oportunidades en otras tierras. También se produjo el “efecto llamado” por parte de quienes emigraban y luego enviaban cartas a familiares, amigos o vecinos invitando a seguir sus pasos. La red de apoyo sirvió para reducir el costo informativo y el riesgo que implicaba el traslado. Por último se desarrollo una “economía de la migración” que funciono conectando regiones en España con lugares de destino y creando “cadenas migratorias” entre ambos.
El flujo de emigrantes desde España fue muy desigual entre regiones. Durante dicha época existió una marcada prevalencia de Galicia como principal expulsor abarcando el 41,8% del total. Este hecho fue tan característico que en países como Argentina se atribuyo el término “gallego” para referirse al migrante hispano en su conjunto. En línea con lo anterior, Castilla-León explico el 12,4%, Andalucía el 9,7% y Asturias el 9,10%. Respecto a las regiones donde la inmigración tuvo mayor peso en la población local las más afectadas fueron Galicia, Asturía, como así también Canarias, y en menor medida Cataluña y Castilla-León.
Finalmente el periodo de migraciones masivas termina en el año 1930 por los efectos negativos producidos por la caída de la bolsa.
A partir de esta fecha los gobiernos latinoamericanos tornaron a una política migratoria más selectiva. En la Conferencia de los Estados Americanos miembros de la OIT, celebrada en 1936 en Santiago de Chile se puede percibir un cambio de dirección donde se aprobó continuar con las políticas de inmigración pero adoptando medidas tendientes a proteger el empleo de la población autóctona. El periodo de entreguerras disminuyo aun mas los flujos migratorios, aun así durante la etapa del franquismo se vuelve a observar una nueva ola de inmigración española hacia el mundo.
Fuentes:
- Sallé Alonso, Mª Ángeles (2009). La emigración española en américa: historias y lecciones para el futuro. Fundación directa.
- Devoto, Fernando (2007): La inmigración de ultramar. En: Torrado, Susana (comp.) Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo Centenario. EDHASA, Buenos Aires.
- Sanchez-Alonso, Blanca. (2007). La racionalidad de las políticas migratorias en la primera globalización: el caso argentino. Revista de Ideas, Instituciones y Mercados.
https://origenes.online/emigracion-espanola-periodo-migraciones-masivas-1880-1930/
FOTO: El Vasco de la Carretilla en Kilómetro 3, Chubut, Argentina, en septiembre de 1935. Imagen cortesia de Wikimedia Commons.