22 noviembre 2024

Acaba de comenzar el curso escolar; empieza la escuela, espacio que genera caminos hacia el futuro, hacia la igualdad, hacia la libertad.

La escuela, ese lugar tan poco cuidado por la administración, tan ladeada en los crecimientos económicos. Tan miserablemente tratada por los gobernantes, los autonómicos, que tienen transferidas las competencias. Ya, ya sé que ahora saldrán con cifras, con esos números que lo único que señalan es la justificación de lo que no están haciendo. Una sociedad que no cuida su escuela es una sociedad dirigida hacia el fracaso, porque ahí, en la escuela es donde se genera el futuro de esa sociedad.

Ya, sabemos que se hace todo lo que dicen que se puede, pero eso es una cruel mentira, porque en el último lustro no se ha avanzado en la mejora, se han puesto parches, y a veces ni eso. El lunes faltaban miles de maestros en sus puestos de trabajo, para preparar las clases, para revisar los expedientes de los niños que habrían de recibir al día siguiente, para organizar sus tareas ante las diferentes realidades a las que comenzarían a enfrentarse a partir del día siguiente. Y cuando fueron llamados, debieron coger los transportes y salir corriendo hacia sus lugares de destino, en apenas unas horas.

Esa falta de respeto, no solo hacia esas maestras y maestros, también al resto de compañeros y, sobre todo, a las familias que llegarían a las puertas de los colegios a la par que los maestros de sus hijos, considerados como simples números. Hay mucho más, que en realidad es mucho menos, lo que no hay. No cabe.

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