13 diciembre 2024

-FOTODELDIA- PAIPORTA (VALENCIA), 09/11/2024.- Dos voluntarias trabajan en una casa en Paiporta este sábado, que afronta el fin de semana con el reto de avanzar en la recuperación de la zona cero de la dana que asoló Valencia hace once días y de encontrar más personas desaparecidas, todo ello en medio de un 'ejército' de voluntarios, una ingente cantidad de ayuda solidaria y el eco incesante de la polémica política en torno a la gestión de aquel fatídico 29 de octubre.- EFE/ Jorge Zapata

Querido voluntario:

Lo primero que quiero decirte es que eres lo mejor que nos ha pasado y que te admiro y te envidio y que me hubiera gustado estar ahí a vuestro lado. Lo vuestro fue, es y será tan emocionante que recordaros juntos escoba y cubo en mano, reuniendo una multitud de más de 10.000 personas, caminando hacia el peligro y el dolor, codo con codo con quien fuera, votara a quien votara, creyera en quien creyera, reconcilia con la humanidad, da sentido a la esperanza en un futuro mejor para el ser humano. Verlo, además, mientras vuelve a ganar Trump; mientras, como tan bien describió Antoni Gutiérrez-Rubí, con él ha ganado lo peor de cada uno de nosotros, es todavía más oportuno. No todos somos Estados Unidos, no todos dejamos que nos gane nuestro lado oscuro. 

Dicho esto, también quiero decirte que algunos de vosotros se están creyendo con derechos, con facultades, con autoridades que no tienen, que no tenemos y que es lógico que no tengamos. 

Te lo voy a explicar con ejemplos reales porque creo que es como mejor puedo explicarlo. 

El jueves pasado apareció en Paiporta un convoy de tractores que entró en el pueblo diciendo en directo en TVE que la UME, la Unidad Militar de Emergencias, no servía para nada y que lo mejor sería que se quitasen de en medio y les dejasen trabajar. Parecía una broma, pero iba en serio. Claro que su llegada había provocado caos. Claro que tenían que esperar a que los que llevan allí días trabajando organizaran qué podían hacer, dónde y cómo. Su queja resultaba absurda. Su reivindicación de su derecho a ayudar por cojones no servía a Paiporta; sólo les servía a ellos. 

Reflexionemos un poco: ¿tiene algún sentido que todo el que se presente allí con ayuda decida cuáles son las prioridades y qué hay que hacer y cuándo y cómo?

Ese mismo día que los tractoristas querían sacar coches a cascoporro se puso en marcha un mecanismo para distinguir los coches que sirven de los que pueden ser retirados.

¿Qué hubiera pasado si se hubiera permitido a los tractoristas hacer lo que pretendían ninguneando a los expertos?

Otro ejemplo: varios reporteros que han estado trabajando en la zona cuentan que hay montañas de garrafas de agua y de comida que ya nadie necesita y que hay voluntarios que se empeñan en seguir llevando y repartiendo víveres hagan falta o no, ayuden o molesten a las víctimas.

Un profesor del instituto de mi hijo en la provincia de Madrid les contó a los alumnos que fue con un camión de comida el fin de semana pasado y que los militares no le dejaban entregarlo, que pretendían ser ellos quienes lo distribuyeran y que después de mucha discusión consiguieron que los profesionales cedieran y les dejaran hacerlo a ellos. 

Otro ejemplo más: las alcantarillas de los pueblos más afectados están obstruidas y hay ayudas que las están obstruyendo más sin saberlo. Es decir, se puede limpiar mal sin quererlo.

La mitad de las depuradoras de la provincia de Valencia, 107 para ser exactos, están inutilizadas. Es importante pensar bien dónde se va depositando el lodo retirado. 

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están trabajando para evitar que las aguas fecales que ahora se están vertiendo al Júcar y al Turia, por la inutilidad de estas infraestructuras, termine de arruinar la Albufera y provoque un serio problema de salud pública. Es decir, cuidado.

En definitiva, la solidaridad hay que organizarla. Hay solidaridad que hace daño. Y seguro que cada vez se irá organizando mejor.  Pero, por lo pronto, hay que tener en cuenta que hasta lo obvio puede no serlo tanto.

En la Cadena Ser, en Hora 25, Aimar Bretos entrevistó esta semana a una pareja que tiene lo que queda de una librería y de una editorial arrasada por el agua. Estaban recibiendo muchos pedidos online de gente que quiere ayudarlos. Ellos contaban que con estas compras no les estaban ayudando, que pedían a la gente que esperasen un poco a que se reorganicen y estudien qué les viene mejor. 

Es decir, que tenemos que ser humildes y adaptarnos a la hora de ayudar, preguntar a los que saben y a los ayudados con qué se ayuda y cómo, esperar a que nos orienten para no desayudar con la mejor intención. No sumar caos al caos es la más grande de las ayudas. Alimentar la paciencia, regalar acompañamiento y calor en la espera del auxilio, pararse a pensar todo el tiempo si se está solucionando un problema o si se está haciendo de un problema dos es fundamental y debería ser lo primero y más importante. 

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (central, autonómico y de los ayuntamientos), las Fuerzas del Estado, están priorizando la búsqueda de los desaparecidos y de los cuerpos, la recuperación de las instalaciones imprescindibles para mantener la salud pública, las infraestructuras que devuelven el transporte y las comunicaciones, los centros de salud, los abastecimientos básicos… Ellos saben qué va primero y cómo hacerlo mejor, ellos saben dónde hacen falta manos y dónde no.  

Seguro que hay policías malencarados, con ataque de galones y estúpidos. Pero a pesar de ellos la labor del conjunto es completamente imprescindible y permíteme que te diga que seguro que también hay voluntarios a los que podemos calificar con los mismos adjetivos. 

Además, la desinformación alimenta a algunos salvapatrias que se creen con derecho a salvar por encima de sus posibilidades, aupados por su capacidad de recaudar y/o por los lemas que niegan que este Estado funcione cuando está más que claro que funciona, a pesar de sus fallos.  

En Valencia la única epidemia de salud pública que están sufriendo es la de la desinformación que todos podemos ayudar a propagar o hacer de cortafuegos. 

En eso sí podemos ayudar todos: los que puedan ir y los que no. Pongámonos la mascarilla y los guantes distinguiendo bien la información de la opinión. Pongámoselos a los que tenemos al cargo, como cuando hay una emergencia en un avión. Se trata de una pandemia mundial que aquí tiene una cepa peligrosa que ya hemos detectado. Para vencerla tenemos que arremangarnos juntos y pelear sin descanso minuto a minuto, argumento a argumento, bulo a bulo.

Y ya sé que todo esto es mucho más fácil de decir desde lejos y que jode más cuando lo dice alguien que no está en el barro.  Y ya sé que es probable que me odiéis un poco por decirlo y lo entiendo. Lo digo porque me parece importante. Lo siento si molesto. Muchos cariños. Un abrazo.

Marta Nebot

FOTO: Dos voluntarias trabajan en una casa en Paiporta (València). / Jorge Zapata (EFE)

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