MUCHOS JUGADORES DE ATARFE VIVIERON SU EXPERIENCIA FUTBOLÍSTICA EN EL GRANADA 74
IDEAL PUBLICA ESTE ARTICULO/ENTREVISTA QUE PUEDE SATISFACER A MUCHOS FUTBOLISTA ATARFEÑOS
Carlos Marsá · Presidente del CP Granada 74 Entrevista «Tener alzhéimer no detendrá mi nuevo proyecto, eso seguro»
A sus 77 años, con el diagnóstico médico, quiere recuperar su club original en el fútbol base, hacer campos en tres áreas de la capital y formar a sus ‘herederos’
Carlos Marsá tiene 77 años, tres más que el nombre del equipo de su vida, el Granada 74, un proyecto singular en su apuesta por la cantera que giró a otras aspiraciones en 2007 al trasladar y cambiar la denominación del Ciudad de Murcia, de Segunda división, cuando el Granada CF se encontraba en la precariedad económica pese al apoyo social. El derrumbe posterior del 74 SAD sepultó hasta al conjunto original. Tras años alejado del balón, Marsá, hombre peculiar pero entusiasta, ha decidido volver a los inicios y solucionar el asunto de la Ciudad Deportiva Granada 92, la instalación del club en la Zona Norte que vendió, pero por la que nunca percibió todo lo acordado. Con el tema encaminado, tras una huelga de hambre en la plaza del Carmen, que no fue la primera que emprende, hace unos días le diagnosticaron alzhéimer. Asegura que seguirá luchando por dejar un legado deportivo.
–¿Qué le motiva a retornar?
–He estado diez años sin ir a un campo de fútbol, sin ver ni partidos televisados. Llegué a reflexionar que hasta aquí había llegado. Empecé a escribir y a dibujar viñetas de humor. Pero entendí que todo esto no me daría más vida, sino que me iba a avejentar. Estoy acostumbrado a mucho volumen de trabajo. Por una serie de cosas, empezaron a verme amigos para que fuera a partidos. Se produjo una visita de Luis Rubiales, que fue jugador nuestro, siendo presidente de la Federación. Hablamos y le conté que se me había pasado por la cabeza retomar el Granada 74 original. Quedamos para vernos y le pedí ayuda. Le dije que podría encontrar financiación para recuperar la Ciudad Deportiva Granada 92 porque los que la compraron no habían pagado todo. Me dijo que me echaría un cable, aunque luego no lo hizo. Al día siguiente, me pidieron que fuera al campo del Arenas de Armilla porque le iban a hacer un pequeño homenaje a Luis. La reacción de la gente ante mí fue espectacular. Empezaron a darme abrazos, a decirme que había asentado el fútbol base en Granada. Me gustó oírlo, más estando tan despegado. Fui consciente de que había valorado mal lo que hicimos.
–¿Qué hizo después?
–Me puse a llamar a puertas, a meterme en sitios, a hablar. Obviamente, con muchas dificultades. El dinero es lo más difícil de conseguir, pero a mí no me asustaba porque lo he encontrado otras veces. El éxito del 74 está cifrado no solo en la parte deportiva, sino en que fuimos independientes. Teníamos instalaciones propias, no dependíamos de las instituciones. Por esto, empecé a buscar una solución para Granada 92. Hay que tener en cuenta que nosotros compramos esto en 100 millones de pesetas al Ayuntamiento, cuando esto se lo daban al Granada. Algunas personas pensaron que esta zona desfavorecida no merecía la pena. A veces me sonrío al ver dónde ha acabado el propio Granada. Gracias a comprar esto teníamos capacidad para recuperar el futuro. Ha sido una labor lenta, además muy en contra de mi forma de ser, porque no soy paciente para nada. Ha sido durísimo avanzar milímetro a milímetro.
–Entonces, el alzhéimer.
–En mi casa, en la que hemos sido ocho hermanos, de los que quedamos cinco, mi madre murió de alzhéimer. Fue dolorosísimo porque dejó de conocernos y se volvió violenta. Todos estábamos convencidos de que íbamos a acabar de esa manera. He tenido momentos en los que se me iba la memoria. Hubo una época en la que me sabía los nombres de todos los jugadores, y los he tenido por miles. tiempo atrás, comenzaron las lagunas. Me amparé en que había más gente que con mi edad o cercana también le pasaba, pero si tenía algún viso de realidad, quería corroborarlo. Y si tenía solución, buscarla. Soy un luchador. Me hice pruebas y hace pocos días la neuróloga me mostró los resultados y me confirmó que tenía principio de alzhéimer. Ya no es una suposición. Hay que seguir el tratamiento, pero tener alzhéimer no detendrá mi nuevo proyecto, seguro que no.
–Le habrá costado asimilarlo.
–El asunto es doloroso. Entre lo que hemos visto de Valencia y la noticia, he llorado un rato. Lo más duro que me pueden hacer en esta vida es volverme dependiente. Yo me he buscado la vida de todas las maneras, no he necesitado que me lleven, que me traigan, nada de nada. Pero de la noche a la mañana empiezas a ver lo que intuías. Yo ya tomé una decisión en su día. No quise tener compañía a cambio de que esa persona se quedara a mi lado cuando me estuviera muriendo, no me merecía la pena. Así lo hice, pero ahora vienen las consecuencias concretas.
–¿Cómo reaccionó?
–Primero le dije a la neuróloga que había visto en televisión que igual que con el cáncer se avanza, con el alzhéimer pasaba igual. Me dijo que no me lo creyera… pero sí me contó que lo que no se sabe es cuándo irá a más, hasta dónde llegará. Que a lo mejor venía pasado mañana, en ocho meses o en ocho años, pero quizás me alcance a los 100. Me he convencido de que no me voy a rendir, no voy a quedarme en casa viendo la tele. Haré lo que he planificado.
–Ha encontrado un motivo para tirar adelante.
–No quiero morirme muerto, quiero morirme vivo si es posible. Entonces, para morirme vivo tengo que estar activo. A mí me ha ayudado mucho el tema de las viñetas, de las cosas que hago, porque estoy con la cabeza funcionando. Lo que quiero hacer es que si a Granada le faltan diez campos o más, pues ahí están. Lograr que haya más futbolistas granadinos lo más arriba posible.
–Aquel CP Granada 74 marcó la infancia de mucha gente.
–Éramos pioneros, con equipos en todos los niveles. Implantamos las cuotas en fútbol. Los demás clubes lo aprendieron. Pero lo que copiaron, salvo alguna excepción, fue lo de la cantidad de equipos, para recaudar más, pero no la calidad. Veo ciertas categorías en la que tipos de 18 años le dan con el dedo gordo del pie para arriba y adelante. ¿Para qué les llevamos a una escuela de fútbol en la que se enseña a conducir y a golpear si luego les decimos que rompan la pelota?
–¿Cómo se organizará el nuevo 74, que es el de siempre?
–Queremos que gente que ha jugado bien al fútbol, que tiene entre 40 y 50 años, que además pueden ser buenos empresarios, se incorporen a la gestión del Granada 74 para lo que venga después porque no voy a durar toda la vida. Entonces lo que hay que hacer es enseñar al que enseña, tanto a los entrenadores como a los directivos. Vamos a arrancar, si las cosas ruedan con normalidad, con el efecto que producirá la recuperación del torneo de las plazas públicas. Ya nos hemos reunido con varios ayuntamientos y hay una gran ilusión con ello.
–El inicio clave será en la temporada 2025/26.
–Empezaremos con categorías hasta juveniles. El diseño es para que haya en total 60 equipos entre los tres ‘clubes’: Granada 74 – Chana, Granada 74 – Zaidín y Granada 74 – norte. El CP Granada 74 patrocina a los tres y contará con una sección elitista. En niñas haremos lo mismo.
–Todo, con la solución en Granada 92.
–Ya ha llegado la gente que está dispuesta a darle la transformación correspondiente. Hemos tenido que ceder para que ellos desarrollen su proyecto de acuerdo con el Ayuntamiento. Ya lo tienen. Si no, no habrían dado este paso.
–Una empresa explotará los terrenos.
–Son malagueños y granadinos, dedicados a la construcción. Creo que harán viviendas como parte del acuerdo con el Ayuntamiento. Era lo que quería la gente del barrio también, todo hay que decirlo. La idea de la alcaldesa Marifrán Carazo es que no podía ser que la gente deje la capital y se vaya al área metropolitana o más lejos porque Granada estaba perdiendo habitantes y que, por tanto, había que hacer vivienda.
–¿Aquí no habrá ya uso deportivo?
–Íbamos a empezar a poner los campos y darnos tiempo con el asunto de la licencia, mientras llegaba el cambio de uso, pero finalmente nos han dicho que lo mejor era que ya arranquemos en los nuevos suelos.
–¿Qué nuevos suelos?
–Bueno, la pretensión del club es hacer el proyecto que teníamos entre manos cuando compramos el Ciudad de Murcia. Estaba esto encima de la mesa pero fue todo tan rápido que no lo pusimos en marcha. Teníamos el Club Polideportivo Granada 74, aparte de la SAD en Segunda división, y luego el Granada 74 – Zaidín. Queríamos que el fútbol base no tuviera que atravesar la ciudad para venir a entrenar. La idea ahora es hacer una nueva instalación en la Zona Norte; otra en la zona sur, en el Zaidín; y una tercera en la zona oeste, en la Chana.
–¿Tienen dinero y suelo para ello?
–Lo tenemos muy avanzado. El de la Zona Norte no sería lejos de Granada 92. A pesar de que en la Chana es más complicado y en el Zaidín también, ya tenemos localizadas las parcelas. Una parte será una cesión del Ayuntamiento, de acuerdo a lo que permite ahora mismo la ley, a largo plazo. La otra, terrenos que podemos adquirir. Queremos que las instalaciones tengan un par de campos de fútbol cada una. Tanto el Ayuntamiento como la delegación granadina de la Federación aplauden esto porque el gran problema que tienen es que la capital ha perdido licencias por la falta de campos.
–¿Van a ayudarle estas instituciones?
–Sí, pero no estarán en el desarrollo. Lo haremos nosotros con el dinero que ahora tengo y con gente que colaborará. El primer campo de fútbol en cada instalación tiene que estar cuanto antes en los tres espacios. Tenía la esperanza de que si hubiéramos cerrado la operación antes, en enero habríamos puesto a nuestros equipos a funcionar, los pequeños al menos, pero no ha sido posible porque esto se cerró en verano. Por esto priorizamos el torneo de las plazas públicas. Jugar en la calle por localidades de la provincia, para final de esta tempoada.
–¿Cómo es su relación con el Granada?
–No hemos hablado hasta la fecha con sus dirigentes. Nosotros no somos enemigos del Granada. Puede haber gente en el 74 que lo dijera, pero yo no, ni lo seré. Cuando el Granada estuvo en una situación desastrosa, Gerardo Cuerva padre, que en paz descanse, buen amigo mío, decidió montar una sociedad anónima deportiva que no llegó a salir. Yo me puse de acuerdo con muchos socios de Granada. Pactamos la adquisición del 51%. Me sentí el presidente del Granada seis meses, pero todo se deshizo. Nos devolvieron el dinero que pusimos. Entonces, para arreglar el problema del fútbol en Granada había que arreglar el Granada CF, era básico. Ahora, tenemos que encontrar formas para entendernos. Estoy trabajando con gente que me llegó a insultar por la calle. Son circunstancias.
–¿De qué se arrepiente?
–(Duda) De ir muy rápido a veces en cosas que se tenían que hacer más despacio.
–¿De traer el Ciudad de Murcia?
–No. Era un tiempo en el que estaba con la preocupación de que no íbamos a poder arreglar el problema del fútbol en Granada y vimos la oportunidad de que jugadores de la tierra pudieran llegar a Primera. Hicimos debutar en Segunda a Urtain, que es del barrio. Hicimos cosas impresionantes, independientemente de lo que nos hicieron.
–¿Por qué fracasó aquello?
–Un motivo, porque se acabó el dinero, como consecuencia de que la gente que compró la Ciudad Deportiva Granada 92 no pagó lo establecido. El segundo, por esa alianza entre políticos granadinos y federativos de Madrid. Nosotros compramos el Ciudad de Murcia con la fórmula que nos indicó Javier Tebas, presidente de LaLiga, el cambio de domicilio con cambio de denominación. Nos aseguró que no podrían decirnos nada. Había un documento, como en baloncesto, que decía que en las transacciones de equipos la Federación se llevaba un 10%. Con el cambio de domicilio, no hubo pago. Hubo cosas que no nos gustaron en el campo y se nos mandó a Motril, lugar al que le estamos agradecidos por otra parte. En la primera vuelta íbamos muy bien y alguien debió decir que había que frenarnos. Estoy convencido de que hubo un pacto para descendernos, pero no puedo decir quiénes fueron. No grabé ciertas conversaciones. En el libro que escribí los cito con otros nombres.
–Desencadenó que se hundiera todo el proyecto.
–Existía la intención de enterrarnos. Hay que añadir que en aquella época recibía llamadas amenazantes de madrugada, y que en Joaquina Eguaras me pegaron una paliza. El remate fue cuando me intentaron atropellar. Sabía a lo que estaba expuesto. Marsá se apoya de una de las redes intactas, en el campo de albero. Pepe Marín
La llamada a Pina, el cruce con José Julián y el apoyo de Carazo
En la vida de Marsá se cruzan varios personajes relevantes. Estos son algunos de ellos.
–¿Ha vuelto a hablar con Quique Pina, quien le vendió el Ciudad de Murcia y luego fue presidente del Granada?
–Sí. A pesar de que tengo fama de drástico, de que soy una persona radical, es todo lo contrario. Hablo hasta con gente que no debería, pero he decidido actuar así. Le llamé y fue correcto en el trato. Las enemistades no son para toda la vida.
–¿Y con José Julián Romero?
–Me lo crucé en el paso de peatones de Puerta Real. Me va la marcha en el fondo, aunque no me gusta pelearme. Me miró de reojo, con mala sombra, y le dije: «Jose, buenas tardes, ¿cómo estás?». Se volvió y me soltó: «¿Por qué cojones me saludas?». En plan borde. Yo sigo saludando a la gente, incluso al exalcalde José Torres Hurtado. Yo sé quiénes plantearon que a nosotros nos fuera mal.
–¿Los políticos le han llegado a entender?
–Tengo buena relación con casi todos, incluso con los que más discutí. Yo le reproché cuando era alcalde a Paco Cuenca, que fue jugador del Granada 74 y es amigo, que no había hecho lo que debía con la Ciudad Deportiva Granada 92, que le tenía que interesar porque era bueno para la ciudad. Un día le solté que decía cosas que al final no cumplía, lo que no me gustaba. Por eso fui a la plaza del Carmen a hacer otra huelga de hambre, para que le diera vergüenza.
–¿Lo volverá a hacer?
–No creo. Marifrán (Carazo) apareció un día y me empujó a dejarlo porque me contó algo creíble. Me dijo que hiciera lo que viera conveniente, pero que se comprometía a buscar una solución al problema. Unos días después, nos vimos en el Zaidín y lo pusimos en marcha. No la conocía mucho, pero me gustó su compromiso. Desde ese momento, me ha respetado y buscado soluciones. Todo la tiene, salvo la muerte. Puedo hablar con los que se han considerado mis enemigos o mis contrarios o lo que fuera.Ç
FOTO: Carlos Marsá se apoya en la barra de una grada de lo que fue el campo de césped natural de la Ciudad Deportiva Granada 92, ahora cubierto por completo de matojos. Pepe Marín