5 diciembre 2024

Podemos percibir que aquí todo necesita más tiempo, más esfuerzo, más ‘quejío’ para llegar donde otras llegan apenas en un suspiro. Es ridículo.

Todos lo sabemos aunque miremos para otro lado, aunque nos queramos encabezonar en que las cosas ya son de otra forma. No diré mentira, mejor incierto. Así son, así fueron desde que las católicas majestades cruzaron Puente Verde. Da igual el apellido del gobernante, el nombre del mandatario, las ilusiones de los súbditos, los votos de los pagadores a hacienda, ese ente sin corazón succionador de las almas que lo mantienen. Da igual, esta esquina peninsular siempre irá mucho más atrás, más lenta, aunque los fenicios la encontraran antes, aunque los íberos la atravesaran primero. Igual da.

Aquí los avances necesitan varios pasos hacia atrás, justo los justos para que los demás se coloquen delante. Unos pasos o unos kilómetros más adelante.

Ahora se pondrá en marcha una central hidroeléctrica en Rules, lustros después de haber sido concluidas las obras y sin estructura de riegos; meses deberán aguardar los vecinos que quieran atravesar caminando bajo la circunvalación para ir al PTS o a Armilla; de la carretera de Lanjarón mejor no nombrarla, y no dude usted que el espigón de Motril no estará acabado para el verano próximo.

Los responsables encontrarán cualquier excusa, aunque sean medusas autóctonas de la Cagaílla, para que no se cumplan los plazos. Aquí la otra vida sí es eterna, como quienes nos gobiernan o las basuras en las calles de los barrios. O los tiempos precisos para que llegue la ayuda domiciliaria desde la Junta de Andalucía.

Si la Alhambra fuese un proyecto actual estaríamos debatiendo el proyecto, en manos de algún político.