«LOS INFLUENCIADORES»por Juan de Dios Villanueva Roa
Ya sé que a la gente le va el morbo, la peleílla, el dime y los diretes… Le va mientras no esté en juego su pan, su trabajo, su salud, su educación, su casa.
Entonces las cosas deberían cambiar. La cuestión es que allá lejos, en los mundos de quienes se creen intocables, las cosas se ven de otra manera. Y aparecen los manejos, llevar las aguas a su terreno, la manipulación impúdica de hechos y la venta al público de sucesos que no lo son.
Aderezan con trocitos de verdades enormes mentiras, como digestivos, y se lo hacen tragar a la gente con el biberón de estas formas de comunicación, que no de conocimiento ni de información que han llegado fuera de los límites de la razón.
Cuando a un país se le echa abajo un resultado electoral por las manipulaciones de estos influenciadores, contratados a miles para divulgar falsedades por las redes hasta el punto de lograr cambiar las votaciones a una mayoría, mal vamos.
Es preciso fortalecer la educación en escuelas e institutos, conseguir una ciudadanía crítica, exigente, que sepa de lo que se habla y que cierre sus puertas a los vendedores de humo y falaciosos que por ahí caminan sin freno.
Y la justicia debe volver a ser tal. Los jueces han de responder a la sagrada misión que esta sociedad les ha otorgado, y actuar con la ley ante quien utilice los medios con fines contrarios a la sociedad y a la propia ley. Sea quien sea y represente a quien represente. La salud democrática en estos momentos ha de elevarse tanto como la salud de los individuos. Ambas caminan muy desmejoradas últimamente, y eso parece que produce grandes beneficios a quienes de ello quieren vivir.
FOTO: https://emprendedores.es/gestion/falsos-influencers/