«PREGÓN DE LAS FIESTAS DE CAPARACENA 2025» por José Enrique Granados

Magnifico el pregón de San Antón 2025 declamado por Andrés García Jiménez. Una loa auténtica al mundo rural y a la infancia
<<La primera idea que me vino a la mente cuando mi amiga Carmen Flores y el mayordomo Alberto Rivera me ofrecieron ser pregonero de las fiestas de San Antón 2025, fue la letra de aquella canción de los años 80 que recordareis todos;
¿“Que hace un chica como tú, en un sitio como este? ¿Qué clase de historia has venido a contar? Adaptado a lo personal bien podría decir: Que hago un goreño como yo en un sitio como este.
El hecho de compartir Duque, entre los goreños y los caparaceneros, es una mera circunstancia que no explicaría la presencia del que hoy aquí les habla.
Corría el año 1994, 30 años son nada, como diría el tango de Gardel, cuando un grupo de amigos que compartimos nuestras vivencias en el instituto Iliberis de Atarfe, recalamos en Caparacena durante las fiestas de San Antón de la mano de los hermanos Carmen y Jose Luis Flores como anfitriones. A partir de esa fecha y de forma ininterrumpida, salvo la pandemia, Caparacena y San Antón se incorporaron de forma insoslayable a nuestros calendarios vitales.
La olla de San Antón se convirtió en un ritual de bienvenida al nuevo año siempre acogidos por la infinita hospitalidad de la Familia Flores. Nos hicimos caparaceneros adoptivos y fuimos siendo testigos de la evolución de las fiestas y del pueblo.
De aquellos primeros años de verbena en un corralón de la plaza, hasta la reciente reinauguración de la casa de la cultura. De la convivencia con los vecinos de la Caparacena de los años 90, hasta entablar una fluida relación con los nuevos caparaceneros que se incorporaban al pueblo.
Aquí establecimos una sólida relación, pasamos ratos inolvidables de nuestras vidas, nos enamoramos, aquí tuvimos nuestras diferencias y aquí las solucionamos y aquí transmitimos a nuestros hijos la pasión por San Antón y Caparacena .
Nuestra hija Elisa nació un viernes 18 de enero, recibimos el alta hospitalaria el domingo al mediodía y en el trayecto hacia la casa, algo nos dijo que debíamos desviarnos a Caparacena y presentársela a los amigos que estaban celebrando La Olla de San Antón. No se me olvidará la cara de mi padre, mi hermana lo había traído a conocer la fiesta, al vernos llegar con la recién nacida. !!CABALLEROS, A QUIEN SE LE OCURRE!, ESTAIS LOCOS!!
Los de la cucharita éramos los de la olla de habas en la cochera de Carmen Flores, los de los partidos de vóley en la puerta de la casa de la cultura para rebajar la olla, los que empezaban a hacer letras de carnaval los viernes de San Antón, los del partido de futbol Caparacena contra el resto del mundo. En fin, los jartibles que cerraban la verbena a altas horas de la noche, y disfrutaban la fiesta como propia.
Son innumerables las anécdotas vividas en estos 30 años en San Antón, pero me viene a la memoria aquel año en el que tras participar en la rifa y ser agraciados con un conjunto de fulares y pañuelos, los intercambiamos con otros premiados por embutidos que nos sirvieron de tapeo. Aquel día estaban presentes en la casa de la Cultura miembros de la Corporación municipal atarfeña de distinto signo político. Tuvimos a bien juntarlos a todos para que nos ayudasen a quitarle la uña a las habas con las que al día siguiente haríamos la olla de San Antón.
La olla de San Antón trajo el consenso y trabajo conjunto para un bien común que no siempre se consigue en la Casa Consistorial. Aplicado a los tiempos que corren bien podríamos decir que MÁS OLLA Y MENOS CRISPACIÓN. Sacar las uñas a las habas y no a los adversarios. Como diría mi amigo Manolo Moraga. NÁ ES PA TANTO.
La pregunta del millón a la que deberíamos buscar respuesta sería la siguiente; ¿Qué encontramos en Caparacena y en San Antón para auto declararnos caparaceneros adoptivos?
El refranero dice que de La Purísima a San Antón Pascuas son. Tras un mes de vorágine navideña, luces a mansalva y consumismo desbordado, San Antón viene a cerrar un ciclo festivo aportando un soplo de aire fresco, una vuelta a lo más esencial de las fiestas de pueblo. Una fiestas en las que priman las relaciones personales y familiares en torno a una tradición.
Así mismo, San Antón es el inicio del calendario festivo del año recién estrenado, una fiesta que hunde sus orígenes en las celebraciones de la Antigua Roma.
Superados los días más cortos del año tras el solsticio de invierno, el mes de enero suponía el inicio de un nuevo ciclo vital para los romanos. El inicio del nuevo ciclo conllevada destruir lo malo que quedó del anterior, ese es el origen de las hogueras de San Antón, y bendecir lo nuevo con rituales como saltar el fuego o bailar a su alrededor.
Sobre los rescoldos de estos ritos paganos el cristianismo edificó la actual fiesta religiosa, colocando a San Antonio Abad como patrón y protector de los animales. San Antonio fue un ermitaño Egipcio que allá por el año 300 D.C. vivió en el desierto rodeado de alimañas sin sufrir daño alguno. Ahora como patrón debía velar por la salud de los animales que nos proveerían en el nuevo ciclo vital de alimentos, fuerza de trabajos, movilidad, compañía, etc.
Un entorno natural privilegiado, a un paso de Granada y lejos del ruido, alberga una fiesta milenaria con el formato de auténtica fiesta de pueblo.
Un buen amigo de mi familia, Antonio Ruz, decía que no entendía como se puede vivir sin ser de pueblo. Un pueblo entendido como esa comunidad de personas que comparten un espacio físico, unas tradiciones y unos intereses comunes.
Sentirse participe del patrimonio cultural de un grupo social de dimensiones razonables. Poder acercarse al bar a echar una cerveza y un rato de conversación con quien te encuentres sin tener que quedar con alguien previamente por redes sociales.
Una teoría sobre la evolución humana defiende que nuestro cerebro está programado para tener un conocimiento profundo sobre unas 150 personas aproximadamente; su nombre, su historia, su carácter (su buen o su mal carácter). Por eso quizá, TODOS LLEVEMOS UN PUEBLO DENTRO.
PUES ESO ENCONTRAMOS AQUEL GRUPO:
. – Unos amigos que nos abrieron las puertas de su casa y de su pueblo
. -Una fiesta que rezuma autenticidad.
. – Un pueblo capaz de acoger e integrar al que llega.
Este pregonero también es de un pueblo, Gor, que como Caparacena pertenece a la Granada vaciada. Y siendo el vacío demográfico un hecho dramático, hay un vacío aún peor y es el vaciado cultural y el olvido de la tradiciones y de la memoria colectiva de los pueblos. Mientras en la mente y en el corazón de los caparaceneros de las nuevas generaciones se mantenga la idea de pertenecer a un pueblo, se viva dentro o se viva fuera, mientras se trabaje y se disfrute en mantener el patrimonio cultural colectivo, Caparacena seguirá viva. La cultura y memoria de los pueblos no solo es el legado que nos trasmitieron nuestros antepasados, es la herencia que habrá que dejar a las generaciones venideras.
Aprovecho este pregón para felicitaros de todo corazón por mantener vivo el espíritu de Caparacena, por mantener vuestras fiestas con una idiosincrasia propia, por hacerlas con implicación de los vecinos a través de los mayordomos, os animo a mantener esta fiesta de San Antón como la punta del iceberg de vuestro patrimonio histórico, social y cultural en este rincón privilegiado llamado Caparacena, que como dije antes está cerca de todo y lejos de nada.
A los más jóvenes especialmente quiero decirles que la única patria es la infancia, todos aquellos que tuvimos la suerte de ser niños en un pueblo sabemos lo afortunados que fuimos.
VIVA SAN ANTON,
VIVA CAPARACENA
Y QUE REVIVA.>>
En la imagen, imagen de las cartillas evaluatorias año 1895, en la que se delimita el término municipal de Caparacena y lo divide en áreas por grupos de cultivo identificadas alfabéticamente. Cursos de agua: ríos Cubillas y Colomera. Sitúa zonas de cultivo diferenciadas por colores y cortijos, vía realenga.
Aparecen los caminos del Pade Paula, de Los Llanos, a La Granja, de Los Esparteros, del Puente Cubillas, de Albolote, de la Vega Alta, Atarfe, Pinos Puente, las veredas de Trocha, Alta y Baja de la Rata, senda de Cuna Baja.
Limita con términos de Moclín, Colomera, Albolote, Atarfe, Pinos Puente. Aparece núcleo urbano. Toponimia: cortijos de la Maldición, de Portichuelos, de La Rata y otros.
Firma del Ingeniero Jefe de la Brigada, y del Director de los Trabajos, ésta ilegible, junto con sello de la Dirección de Trabajos Agronómicos, cartillas evaluatorias.
Gacetilla y curiosidades elvirenses.