«EDIFICIOS EMBLEMÁTICOS DE ATARFE»por José Enrique Granados

Si apuntas a la Luna y fallas, al menos llegarás a las estrellas”. (Rose Leke)
En el especial de las fiestas de IDEAL de 2002, el arquitecto Eduardo Ortiz, recientemente fallecido, autor del Parque de la Higueruela y del Corredor Verde, escribió un artículo titulado “Paseo por Atarfe”. Hemos extractado algunos párrafos que vienen a colación ante la inminente demolición de otro edificio emblemático del Atarfe del siglo XX. Un nuevo edificio de pisos se levantará en el lugar que hasta ahora ocupa la casa de Eduardo Sánchez. En la imagen, detalles de los adornos de ventanas y balcones de esta construcción.
<<Viene José Enrique con un cúmulo de fotografías de edificios de su pueblo. Arquitecturas que han despertado su interés. Se refiere a ellas, únicamente, en su dimensión escénica urbana. Es una serie bastante homogénea de obras de arquitectura civil. Por lo común, presentan composición simétrica de fachada; vanos, de predominio vertical, recercados; rejerías muy elaboradas; cornisamientos potentes; y zócalos, jambas o cartelas, de piedra Sierra Elvira, como toque de presencia integradora y referencia local. Porque, por lo demás, de una primera apreciación y por las fotografías, no cabe identificar los edificios sino como pertenecientes a la larga serie de “modelos” que circularon por España a principios del siglo pasado – ¿nos acostumbramos a que el pasado es, ya, el XX? – sobre los que albañiles y maestros de obra, muy capacitados por cierto, levantaban ejemplares del “catálogo”, introduciendo variantes al repertorio de sus elementos “eclécticos” a demanda del cliente.
La demanda, muy variable en función de las condiciones económicas, culturales y demás, del lugar y del momento, generó un patrimonio edificado notable, en conjuntos de cierta contigüidad urbana –como en Atarfe- y también en “villas”, suburbanas o aisladas.
La moda –que no estilo (Loos, Simmel, …)- prendió en aquellas regiones sin especiales obsesiones “autoctonistas” -como Andalucía- o con ardientes ínfulas de “aggiormamento” –como Cataluña, donde se editó el grueso de los catálogos- y se hizo de aplicación obligada en edificios de ciertos usos: Casinos, Círculos o Balnearios, sin empacho para incorporar a ellos elementos folclorizados de la vena local, como arcos de herradura, polilobulados, festoneados, azulejería, celajes cerámicos, tondos metalizados y hasta cascabeles.
En nuestra tierra, se oponía esta arquitectura a un caserío tradicional –para otros vernáculo, popular, autoconstruido, típico o vaya usted a saber qué- de menor porte, magro de adornos, de materiales modestos que requieren permanente mantenimiento, con huecos pequeños e irregularmente dispuestos y demás características que la obligada sumisión al medio y a los avatares históricos había ido decantando. Y aquello entonces nuevo, cristalizado en los ejemplos que comentamos, perduró en medio de la renovación irrespetuosa que la última mitad del siglo aplico a la generalidad de la arquitectura “no” monumental … >>