Robarle al río no trae cuenta.
La salvaje especulación inmobiliaria de nuestro suelo ha llevado a una situación crítica a muchas de nuestras cuencas fluviales. Nunca fue buena idea robar al río, pero al especulador jamás le importó; como él nunca muere…
Puede parecerle increíble, y lo es, pero hasta 2015, en España se podía construir en zonas que era inundables, es decir que, en los cauces de los ríos, en las ramblas y barrancos, era perfectamente factible construir siempre que el proyecto lo hiciese viable.
A raíz de la catástrofe valenciana, los españoles hemos comenzado a pensar en el entorno en el que vivimos y si nuestros hijos están seguros. La inmensa mayoría de la población desconoce las características del terreno sobre el que desarrolla su actividad diaria y desde luego en el que vive, una cuestión de vital importancia para todos, que en Europa o Estados Unidos es habitual conocer, pero que en España no tenemos por costumbre indagar, ni los promotores comentar.

Son más de 27.000 kilómetros de extensas áreas, en las que durante décadas se ha permitido la especulación inmobiliaria, verdadero trasfondo del problema, en las que se ha construido sin medida y casi sin control. No son pocos los kilómetros de esos 27.000 que pertenecen a localidades de la Comunidad Valenciana que ahora se han visto afectadas por las inundaciones de la DANA; municipios como Utiel o Letur, entre otros, en las que el desbordamiento de los ríos, con sus cauces obstruidos u ocupados, han arrasado con barrios enteros, dejando el triste balance de víctimas mortales que superan ya las doscientas.